Por Joaquín Cirigliano
Con el final de The Last Dance, la serie documental sobre Michael Jordan y los Chicago Bulls de los 90, vimos en un compacto de 10 episodios todo lo que fue esta dinastía, los mejores y peores momentos. Quedó demostrada la grandeza de este equipo y de Jordan en particular por encima de todo, pero todo tiene un final, y este es uno de los mejores: The Last Shot.
Casi 20.000 personas fueron testigos del sexto y último partido de la serie entre Chicago Bulls y Utah Jazz por las finales de la NBA de 1998. La llave iba 3-2 a favor de los de Michael Jordan, el encuentro, 86-83 para el Jazz, comandado por John Stockton y Karl Malone. Si los visitantes ganaban eran campeones de la NBA por sexta vez en ocho años y por tercera consecutiva. El Delta Center estaba encendido porque los locales se iban por cinco a falta de 50 segundos, pero Su Majestad tenía otros planes.
Bandeja de El 23 y quedaban 0.37 en el reloj con el marcador 86-85 para los de Salt Lake City. El base de Utah, Stockton, toma la ofensiva y sube la pelota orientándose hacia el lado izquierdo de la cancha. En el poste bajo, del mismo lado que John, esperaba el pivot Karl Malone, peleando la posición con Dennis Rodman, estrella defensiva del momento. Mailman estaba tan enfocado en el Gusano, con quien había pasado todo el partido peleando, que olvidó quien estaba del otro lado de la pintura.
Cuando Stock puso la pelota en el poste para que Malone lo juegue con 15 segundos restantes en la posesión, Jordan estaba esperando en el lado débil, porque él ya sabía qué jugada iban a hacer. Cuando recibió el pivot, totalmente concentrado en Rodman, olvidó por completo que había cuatro defensores más en la cancha, apenas tomó la pelota, Mike desde atrás metió un manotazo decidido a convertirse en el robo crucial del partido y consiguió sorprender, una vez más, a todos, pero principalmente a Malone.
Cuando Jordan controló la pelota, con pocos segundos de partido, todo los de Chicago sabían qué iba a ser de esa última ofensiva, la que culminaría tantos años de trabajo e intentaría cerrar de la mejor manera, con el segundo tricampeonato, lo que ya se venía previendo: The Last Dance, es decir, la última vez que los todopoderosos Bulls iban a intimidar a cualquier equipo que se les parase en frente, al menos con ese plantel.
Steve Kerr, Toni Kukoc, Scottie Pippen y Dennis Rodman acompañaban en la ofensiva a Michael, aunque no iban a ser muy trascendentes en la acción, y ya lo sabían, porque, The Last Shot, era de Mike.
Su Majestad tomó el ataque por completo y se colocó en los 45 grados del perímetro, en la izquierda, con un pique de balón decidido y tan relajado que asustaba, tenía solo una idea fija: anotar como fuera. En frente suyo, Bryon Russell, quien se plantó frente a Jordan como un gran defensor, con una seguridad respetable para tratar con quien estaba tratando y en el momento en que lo hacía.
Russell se paró ante él, se arremangó el short como diciendo “te voy a defender de verdad”, estiró los brazos para, como se enseña en las categorías formativas, parecer más largo y rápidamente puso su antebrazo derecho firme en la icónica camiseta 23 roja de Jordan.
The G.O.A.T en en ese momento, cubrió la pelota con el cuerpo como si tuviera que proteger a su familia, bajó el centro de gravedad y aceleró el ritmo. El 3 de los Utah Jazz lo acompaña correctamente, eso alcanzaría con cualquier jugador, pero Michel empezó a atacar hacia el aro, Russell a toda marcha intentó no perderlo, pero Jordan lo dejó sin posibilidades con un freno repentino cambiando de mano a mitad de camino de la linea de triple y la de tiros libres.
Bryon, por pura inercia, siguió de largo hasta desplomarse en el suelo, y sin oposición alguna, Mike apoyó sus Air Jordan 14 en el parqué, levantó la pelota por encima de su cabeza, saltó y lanzó, la pelota viajó y se despidió por última vez de las manos de Jordan como Bull de la mejor manera, la naranja concluyó una parábola perfecta en cuanto a tiros de básquet se refiere y entró sin dar vueltas al aro, peinó la red y a 5 segundos del final, los Chicago Bulls se ponían 87-86 frente al local.
La fanaticada del Jazz pasó del grito típico de “defense” a un silencio lapidario en milésimas, solo se podían percibir algunos brazos arriba y cuerpos eufóricos que eran de hinchas de los visitantes que acompañaron al equipo y recorrieron más de 2300 kilómetros para ser testigos visuales de la victoria de los dirigidos por Phil Jackson, ya que efectivamente los locales no pudieron anotar en sus últimos segundos y terminaron de coronar por sexta y última vez a Jordan y compañía.
De esta forma culminó un proyecto de más de 10 años, pasando de ser la histórica franquicia fracaso a entrar a Playoffs con la llegada de Jordan, peleando títulos cuando el General Mánager de la franquicia, Jerry Krause, sumó a Phil Jackson y Scottie Pippen, y terminando de coronarse con la llegada de Dennis Rodman. Pasaron de balances de temporada con menos de 30 partidos ganados hasta llegar a un récord de 72 victorias y apenas 10 derrotas, segundo mejor en la historia de la liga, y durante la temporada 97-98 ya sabían que ese era su último año como conjunto, y lo cerraron de la mejor manera, con el último baile, el último tiro y el último anillo.