jueves, noviembre 21, 2024

El ascenso y la amenaza económica, en boca de los jugadores

Por Matías Cavallero y Tomás Lucero

El pago de los salarios de los futbolistas de las categorías más humildes no está garantizado por algunos clubes en medio de la pandemia, y la presencia de Futbolistas Argentinos Agremiados es casi nula. Teléfono para los dirigentes: si los jugadores no cobran, no comen.

El lunes 16 de marzo la pelota dejó de rodar en la Argentina. La Copa de la Superliga quedó postergada hasta nuevo aviso y hoy, más de un mes después de aquel último cotejo, la incertidumbre es total. A la par, creció la deuda de los clubes, apremiados por la abrupta baja de ingresos: gran parte de los socios no pagan su cuota mensual y la falta de partidos hace que los que poseen los derechos televisivos no puedan afrontar la repartición a las instituciones. Los principales damnificados son los protagonistas.

La frase de Carlos Tévez –“los jugadores podemos vivir un tiempo sin cobrar”- resonó en el mundo del fútbol. A partir de ese disparador, seis futbolistas, representantes de las cinco categorías más trascendentes del deporte rey en nuestro país, se hacen eco de los principales reclamos y dejan claros los contrastes entre la realidad del ascenso y de la Primera División.

Enzo Caroccia, capitán de Cambaceres, de la Primera D, también es profesor en una escuela. En épocas de cuarentena, la rutina dispuesta por el preparador físico del club se sigue a rajatabla: “Me armé unas pesas con cemento y latas. Para la parte de fuerza hago lo posible”. Los contactos con los compañeros, que eran diarios, son más complejos, pero continúan: “Usamos la aplicación Zoom para hacer una videollamada general, más que nada cuando quiere hablar el director técnico para todos”.

Hasta ahora, el club que desfila en la división más humilde pudo hacerle frente a los sueldos de marzo. Sin embargo, la preocupación se acrecienta a partir de la posibilidad de una eventual rebaja de salarios: “Vivo con mis padres, cobré mis dos sueldos y no gasto tanto, pero la situación está dura. Es muy poco lo que cobramos en la división. Cuando habló Tévez, yo interpreté que se refería a los jugadores de Primera, porque al ascenso lo matás. Sería una locura”. A su vez, comentó que Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), el gremio que los nuclea, hizo oídos sordos a la situación: “No recibimos ni una llamada. Un par de futbolistas de Deportivo Paraguayo iban a armar un comunicado para (Sergio) Marchi, porque nunca supimos nada de ellos”.

Damián Leyes es un trotamundos; pasó por gran parte de las categorías. De larga trayectoria en Tigre y Quilmes, hoy es la voz de mando de Excursionistas, de la Primera C. El mediocampista coincide con la observación de Caroccia: “La gran mayoría de los futbolistas no puede vivir sin cobrar, incluidos algunos de Primera y del Nacional. La reducción sería un golpe durísimo a la economía de jugadores que viven al día. Nosotros firmábamos un contrato en junio y ya perdíamos plata por la monstruosa devaluación que teníamos, peor ahora”.

Sin embargo, los caudillos de la cuarta división del fútbol argentino sí han tenido comunicación con FAA: “Estamos en permanente contacto con el gremio. Tuvimos una reunión  por videoconferencia el viernes para que todos expresen sus opiniones. El tema central es que aún no se sabe cómo va a seguir todo esto, no es una cuestión de predisposición de los dirigentes”. Excursio, por lo pronto, garantizó los pagos: “Desde que llegué al club hace dos años nos tienen siempre al día, está muy bien administrado y se cumple con lo que se promete”.

Christian Soria, goleador de Deportivo Armenio, de la Primera B Metropolitana, aprovecha la época de cuarentena para pasar más tiempo con sus seres queridos: “Tengo un hijo y ahora paso mucho tiempo jugando con él”. El Tricolor es uno de los clubes que no le ha abonado a sus jugadores la totalidad de los sueldos, y el parate puede traerle aún más complicaciones: “Los dirigentes están haciendo un gran esfuerzo para abonar lo que falta. Estoy tratando de no gastar tanto y esperar a que se solucione”.

La entidad que comanda Sergio Marchi, hasta el momento, no ha tenido contacto con el club con sede en Ingeniero Maschwitz: “No han hablado con nosotros, había escuchado ciertos rumores de una rebaja del 20% del salario, pero mucha importancia no le dimos al tema. Sabemos de la situación de otros equipos que llevan dos o tres meses sin cobrar y es muy fea. En sí, nosotros, por suerte, no estamos complicados”.

Por otro lado, para Milton Giménez, máximo artillero de Comunicaciones y de la B Metropolitana, la preparación física en su casa es complicada debido al tamaño de la misma: “Entrenamos cuatro veces por semana. Yo vivo en un departamento de dos ambientes y los preparadores arman las rutinas de acuerdo a nuestros espacios”. El Cartero se encuentra en una situación semejante a la de Armenio, ya que está un mes atrasado en cuanto a los pagos a sus jugadores.

El delantero sostiene la misma postura que sus colegas en cuanto a una posible baja salarial: “En la B Metropolitana no lo podríamos aguantar, es imposible. Si nos cortan el sueldo a nosotros, nos dejan muy poco, sería muy difícil vivir. Si cobrara al día, ya sabría con la plata que cuento, pero no es así, y si encima nos quieren recortar sería muy complicado”.

Federico Crivelli, arquero y capitán de Temperley, está aprovechando la cuarentena para ayudar a su suegro con su trabajo de distribución de productos de limpieza, y así generar un ingreso extra frente a la complicada situación del Gasolero: “El club, mal o bien, nos depositó 30.000 pesos, que a algunos les sirve más y a otros menos; no es lo ideal, pero es algo. Yo empecé con el otro empleo para no quedarme quieto, hacer cosas y generar la plata del día a día que alcance para llegar a casa, estar bien con la familia y que no falte nada”.

La deuda en la institución que radica en la Primera Nacional es grande, debido a que el último ingreso que recibieron los futbolistas fue “un porcentaje de febrero”, según afirma Crivelli. Además, el guardameta planteó una posible solución a la falta de pagos: “Acá hay jugadores que cobran salarios equivalentes al de cualquier empleado que trabaja en un banco o una fábrica, entonces es muy difícil recortar el presupuesto cuando ya es bajo de por sí, y muchos llegan con lo justo a fin de mes. Yo opiné que había que unirnos, y que cada uno que pueda ayudar, aporte a un fondo solidario para los que más lo necesitan”.

Gabriel Diaz, jugador de Ferro a préstamo en Patronato, no para de contar las horas para volver al ruedo, pero reconoce la importancia de la cuarentena: “Tengo muchas ganas de jugar al fútbol y que esto se resuelva rápido, pero me parece prioridad cuidarnos. Yo confío plenamente en los que saben para que ellos dispongan el momento adecuado, cuando crean que sea necesaria la vuelta”.

En cuanto a la máxima categoría del fútbol argentino, el contacto con FAA es permanente y el gremio, hasta el momento, brindó la calma necesaria tras comunicarle a los jugadores que van a cobrar el sueldo correctamente: “Los capitanes de todos los clubes tienen reuniones por conferencia con el gremio, así que, de ahora en adelante, tendremos más novedades. Nos hablan dado la tranquilidad de que vamos a cobrar marzo porque había entrado la plata de la televisión. Nosotros estamos al día, y no se habló en Patronato de reducción de salarios por el momento. El estar de acuerdo o no ya es algo personal, que va a diferir en las distintas realidades que tenga cada uno”.

Los dirigentes más optimistas esperan la vuelta de las competiciones en la segunda mitad del año, pero ya saben que los partidos se disputarán, en principio, sin público en las tribunas. Las puertas para que juveniles empiecen a jugar en el primer equipo se abrirán de par en par y por un tiempo, los grandes refuerzos en los clubes más populosos tendrán que esperar. Mientras tanto, los futbolistas, trabajadores, tienen que darle de comer a sus familias. El desconcierto ya toca las puertas de los altos mandos de las instituciones.

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