Por Joaquín Álvarez
El equipo de Sergio Hernández se destacó en está Copa del Mundo por el compromiso y la actitud, tanto en ataque como en defensa. Ante Francia, Argentina logró su mejor partido defensivo, su rival tenía un gran poderío ofensivo con 89 puntos de promedio, terminó convirtiéndole 66 unidades, 23 menos de lo que venían anotando. La clave fue atacar al rival con una marca muy intensa e organizada.
Contra Serbia, Argentina también defendió bien ante un equipo mucho más alto, que en principio lo complicó en los tableros, pero con la rotación de internos se logró que no tengan mucha influencia en el juego y Serbia no hizo pesar mucho su altura en el marcador, sus torres no tuvieron un buen partido. Se jugaba al ritmo que quería Argentina.
El nivel defensivo fue bueno de todos los que ingresaron, jueguen pocos o muchos minutos, como Agustín Cáffaro contra Serbia, Máximo Fjellerup ante Francia o el mismo Tayavek Gallizi en los nueve minutos que disputó ante los franceses. Los jugadores de mayor rotación, tuvieron sus buenos partidos defensivos, Luis Scola contra Nigeria, Marcos Delía frente a Francia, Facundo Campazzo ante Serbia, Patricio Garino contra los galos. Todos estaban muy concentrados en la marca. Un equipo que dejó absolutamente todo en la cancha y venció caso cualquier tipo de pronóstico previo.