viernes, abril 19, 2024

¿Qué hay después de la Generación Dorada?

Por Matías Buzzatto, Azul Casella, Jeremías de Bueno, Lautaro Ruiz Elvira, Juan Pablo Santillán y Cynthia Zabotinsky

Introducción

Desde Berlín 1936, la primera vez que se incluyó el básquet en los Juegos Olímpicos, hasta 2004, Estados Unidos consiguió 12 medallas doradas de 15 posibles. Las otras las ganaron Yugoslavia y la Unión Soviética, dos países que ya no existen. ¿Quién rompió con esta supremacía? La Argentina con su Generación Dorada, que marcó un antes y un después, que nunca pudo igualarse y que aún se busca imitar. Esto, por ahora, parece imposible porque la estructura del básquet nacional actual no permite tener una nueva camada de jugadores capaces de conseguir los mismos éxitos que aquel grupo que inició Julio Lamas, potenció Rubén Magnano y continuó Sergio Hernández.

Sin embargo, durante los primeros años del nuevo siglo, los logros del seleccionado favorecieron a la organización de la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB). Esto permitió la aparición de nuevos jugadores, algunos, como Pablo Prigioni y Facundo Campazzo, aptos para acompañar y seguir con el proyecto de la Generación Dorada.

La CABB desarrolló un método para aplicarlo a nivel nacional y así poder generar una misma forma de juego en todo el territorio argentino. El principal problema que se planteó es que la presión por el resultado altera el proceso de formación.  “El método es un manual, no solamente para categorías formativas sino también para el mini básquet, que funciona como una sugerencia para los entrenadores de formación para poder poner el acento en ésta y luego en la competencia y no tomar atajos para ir en búsqueda del resultado”, le explica a este grupo de investigadores Silvio Santander, Director Nacional del Programa Formativo CABB.

¿Qué hacían antes que no hacen ahora? ¿Cómo es la estructura actual? ¿Cómo era antes? ¿Mejoró o empeoró? ¿Qué cambió en la Confederación Argentina de Básquetbol? ¿Qué ayuda brinda el Estado? En cuanto a los jugadores, ¿hay cambios físicos?

 

Comienzo y desarrollo de la Generación Dorada

“Tratar de hacer grande al básquetbol argentino y ponerlo en los primeros puestos del mundo”, fue el juramento que se hicieron los jugadores de la Selección argentina en el Mundial Sub 22 de Australia 1997, el torneo génesis de la Generación Dorada, con Emanuel Ginóbili a la cabeza. Las victorias continuaron y uno de los máximos hitos llegó en el Mundial de Indianápolis 2002, donde le ganaron a Estados Unidos, con un plantel conformado por jugadores de la NBA. Terminaron subcampeones tras perder en tiempo extra ante Yugoslavia.

El logro más importante llegó dos años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde le volvieron a ganar a los norteamericanos en semifinales, nuevamente con jugadores de la NBA. En la final vencieron a Italia y consiguieron la medalla de oro.

En esa temporada Ginóbili ya jugaba en San Antonio Spurs, donde se mantuvo durante 16 años y se convirtió en el argentino que más temporadas disputó aquella liga. Juan Ignacio “Pepe” Sánchez en Etosa Alicante (España), Alejandro Montecchia y Fabricio Oberto en Pamesa Valencia (España),  Walter Herrmann en Unicaja Málaga (España), Gabriel Fernández en Lleida Básquet (España), Hugo Sconochini en Pallacanestro Virtus Roma (Italia), Leonardo Gutiérrez en Ben Hur (Argentina), Luis Scola en Saski Bakonia (España), Carlos Delfino en Detroit Pistons (NBA), Andrés Nocioni en Chicago Bulls (NBA) y Rubén Wolkowyski en Khimki BC (Rusia), completaron el plantel.

Sólo uno jugaba en Argentina, el resto estaba en Europa o en Estados Unidos. Esta podría verse como una de las causas de su éxito, ya que todos pertenecían a ligas con más prestigio e historia, lo que les daba un mayor sostén para sus grandes talentos.

 

El método CABB

Es difícil tener una estructura sólida y un objetivo en común si los clubes no colaboran con las sugerencias que da la CABB.  “Lo bueno sería que de acá a 10 años estemos todos jugando a lo mismo, porque hoy recorrés el país y todos juegan distinto. No como hacen los rusos, que los forman desde los 15 años para que jueguen todos igual. Ahí es donde después te jerarquizás y terminás en el medallero olímpico”, le comenta a este grupo de investigadores Sebastián Intonio, coordinador de las categorías formativas de Racing.

Una de las principales diferencias con las generaciones que vinieron después de la Dorada es la cantidad de jugadores que participaron de la NBA. De los doce campeones en Atenas 2004 (Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, Rubén Wolkowyski, Emanuel Ginóbili, Carlos Delfino, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Walter Herrmann y Luis Scola), en algún momento formaron parte de la mejor liga de básquet del mundo, antes o después de la obtención del oro olímpico. Hoy ninguno de los jugadores seleccionados participa de este torneo.

“Pretender que Argentina vuelva a tener una “Generación Dorada” es pensar que Dios es argentino. El país no es una potencia mundial basquetbolística, lo son Serbia, Lituania, Estados Unidos. Ni siquiera tenemos el presupuesto o la estructura de países como España, Grecia o Francia”, aseguraba Sergio Hernández, director técnico de la Selección argentina de básquet, en abril de este año.

A pesar de esto, la CABB con su método, que se aplica hace ya dos años, intenta unificar la forma de jugar en todas las federaciones del país, teniendo siempre como espejo aquella Generación Dorada. Esta forma de trabajar surge a partir del debate de un grupo de entrenadores y profesores que empezaron a realizar foros por diferentes puntos del país. Se generó un staff interdisciplinario donde hay nutricionistas, psicólogos, kinesiólogos, profesores, entrenadores y dirigentes que se unieron para formar esta idea, no como una verdad sino como una intención de dar una ayuda a todo el básquet en formación.

Este método no sólo sugiere cómo manejarse en la formación sino también en la forma de juego: jugar con el 5 abierto y defender los 1 contra 1, entre otras, lo que le dará una identidad a la futura Selección Nacional, si todos la respetan y continúan esta forma de trabajo.

En algunos clubes, como Racing y Obras, se adaptan a estas indicaciones de la CABB porque consideran que este proyecto, a futuro, les dará una buena base para trabajar con las categorías formativas dentro de cada institución.

 

Métodos de entrenamientos

El método CABB implicó nuevas formas de entrenamiento dentro de los clubes. También se dieron cambios porque se buscan objetivos distintos a los de años anteriores o porque la formación e información que poseen los coordinadores y entrenadores es diferente.

En Racing, por ejemplo, aseguran que los entrenamientos se modifican año tras año y que, hoy en día, se le da una mayor importancia a la parte técnica antes que a la táctica. Como explica Sebastián Intonio, además, se ve claramente una evolución en la parte física y afirma: “Hoy si no estás bien, no podés competir”.

La altura es un problema a la hora de competir con jugadores europeos que miden 1.95 o 2 metros; pero al tomar como ejemplo a Facundo Campazzo, que mide 1,81 metros, se concluye que, con una buena preparación física en los entrenamientos, es posible competir contra y junto a los mejores y más altos deportistas.

Por otro lado, Ignacio Narvaja, coordinador de Obras Basket, también le asegura a este grupo que se produjeron cambios en la organización de los entrenamientos dentro del club. Explica que antes se entrenaba a doble turno, a la mañana y a la tarde, y ahora es un “entrenamiento integrado”. Este dura cuatro horas a la mañana e incluye fuerza, técnica y también en conjunto, lo que les permite a los jóvenes tener toda la tarde libre en lugar de ir a sus casas y tener que volver algunas horas después.

Además, se hace cada vez más hincapié en el cuidado físico y los chicos saben que para ser profesionales tienen que adaptarse. Los entrenadores les cuentan constantemente historias de sus ídolos (casi todos de la Generación Dorada) para que los tomen como modelos a seguir. Utilizan, por ejemplo, el caso de Campazzo, en el que cuentan que al llegar a la Selección lo agarraron Ginóbili y Scola y le dijeron: “Sos el único gordito del torneo”. Esto, entre otras cosas, marca la importancia de mantener una dieta correcta. Cabe destacar que, por un lado, hay talento innato del juvenil, y por el otro, una formación con el correr de los años.

 

Liga Nacional de Básquet

El recorrido ideal que se plantean en los clubes es que los jugadores ganen cada vez más minutos en la Primera División del club y que luego pasen a equipos que participan de la Liga Nacional (si es que no lo hacen). A partir de ahí, ya afianzados en ésta, el objetivo es que puedan pasar a la Primera División de una liga europea porque, en la actualidad, el gran salto es jugar en las mejores ligas de ese continente, que es lo mejor a nivel FIBA.

Pero, ¿es fácil afianzarse en la Primera División de los clubes argentinos? Hace tres años, en la Liga Nacional se liberó el cupo para que cada equipo tenga la posibilidad de contar con ocho mayores libres de nacionalidad, llegado el caso de que los clubes decidan explotar al máximo esta posibilidad, sólo cuatro jugadores podrían pertenecer a las categorías formativas.

En los últimos años la Liga Nacional logró un nivel de organización y de competitividad alto con respecto a las demás ligas de Latinoamérica. Esto llevó a que muchos jugadores extranjeros se vieran atraídos hacia el país, lo que genera, a nivel local, una mayor competencia entre argentinos y extranjeros, que puede beneficiar a algunos, pero perjudicar a otros.

En un estudio realizado a fines de 2017 y publicado en Clarín, se observó que, en seis de los 20 equipos de la Liga Nacional, los extranjeros habían sumado más minutos que los argentinos y que en 11 clubes, el jugador con más minutos no era argentino.

Un ejemplo claro de la llegada de los extranjeros a la Liga Nacional y de cómo puede llegar a desplazar a los jugadores argentinos es el del tricampeón del básquet argentino, San Lorenzo: cinco de los doce jugadores del plantel actual no nacieron en Argentina, el equipo tiene un hombre por puesto no nacido en Argentina.

 

Aportes del Estado

Para poder llevar adelante su trabajo de crecimiento en el básquet argentino, la Confederación recibió en 2018 por parte del Estado, según su sitio oficial, $13.977.500, lo que sumado a los $67.263.078 de los ingresos para fines generales, les da un total de $81.240.578. Pero esto no genera grandes ganancias porque los gastos son de $79.775.553, aunque es mayor al del año anterior cuando el saldo daba $1.071.124, mientras que es ampliamente superado por el del 2016, con un negativo de $5.630.267, lo que equivalió a una caída del 15,27 por ciento.

En comparación con el fútbol, el deporte más popular de Argentina y el que más dinero recibe, el aporte del Estado en 2018 (año en el que el ex futbolista Carlos Mac Allister renunció como Ministro de Deporte) es más bajo para el básquet, lógicamente, y puede generar inconvenientes en la gestión de la CABB como por ejemplo para ayudar a los equipos de la liga local a llevar a cabo el mejoramiento de sus infraestructuras, lo que conlleva un alejamiento con respecto a los equipos de Europa y, sobre todo, los de la NBA.

 

El rendimiento de los jugadores argentinos en los últimos años en la NBA y en Europa

Como se explicó anteriormente, de los doce jugadores del plantel campeón en Atenas 2004, ocho formaron parte, en algún momento, de la NBA. Después de estos, pocos argentinos fueron capaces de llegar a esa liga, sin lograr adaptarse y mucho menos consolidarse.

Pablo Prigioni fue uno de los que más años pudo sostenerse en Estados Unidos luego de la aparición de esta camada: jugó entre 2012 y 2016 en New York Knicks, Houston Rockets y Los Angeles Clippers. Nicolás Laprovittola formó parte de los Spurs de San Antonio en 2016, pero sólo estuvo allí una temporada, al igual que Patricio Garino, que también llegó por una sola temporada a Orlando Magic.

Por otro lado, Nicolás Brussino jugó en Dallas Mavericks y en Atlanta Hawks entre 2016 y 2018, y se convirtió, junto a Wolkowyski, en los únicos en llegar a la NBA directamente impulsados de la Liga Nacional (Peñarol de Mar del Plata) sin escalas.

Llegar a la NBA parece ser cada vez más difícil, no sólo por el alto nivel que se requiere, sino también porque la forma de jugar no es la misma y a los jugadores les cuesta mucho adaptarse. Por esto en la actualidad el objetivo que los basquetbolistas argentinos se plantean en sus carreras es llegar a una liga poderosa de Europa, como la Liga ACB de España.

Laprovittola es el ejemplo perfecto de las diferencias entre Europa y la NBA: no pudo afianzarse en el torneo norteamericano y, sin embargo, el jugador de Joventut de Badalona fue elegido como el mejor de la liga española de la temporada 2019-2020.

Se continúa el trabajo con la siguiente cuestión: ¿la Generación Dorada fue una casualidad?

Según el coordinador de las inferiores de básquet de Racing, el surgimiento de la generación dorada fue algo atípico a todo; eran un grupo de amigos y no existían conflictos de egos, todos eran solidarios con todos en el juego. Para Sebastián Intonio puede surgir una nueva camada de jugadores iguales o mejor a la generación dorada; va a costar, pero se puede lograr si se sigue una bajada de línea estricta del método CABB.

Así como apareció una Luciana Aymar, que generó un boom en el hockey argentino acercando a más jóvenes a este deporte, con Manu Ginóbili y compañía ocurrió algo similar; el fútbol dejó de ser la única opción y el aro se transformó en una posibilidad practicable en los colegios primarios y secundarios, que lo impulsaron como práctica dentro del programa del plan de estudio en la materia Educación Física.

Mantener un mismo método de trabajo en todos los clubes argentinos, como el que lleva adelante hoy la CABB, puede volver a generar, en un futuro, que se den resultados positivos como los que logró la Generación Dorada en su momento. Si bien esos jugadores y ese contexto de una buena confianza y un ambiente ameno es muy difícil de repetir, porque conlleva compañerismo, años de conocerse, llevar una amistad, convivir y tener, sobre todo, mucha química, no se da de manera tan rápida. Son momentos, son camadas, son circunstancias que ocurren.

Sólo con confianza y compañerismo no se ganan campeonatos, pero si todos los factores que rodean al básquet llámese Gobierno, el cual debería brindarle más importancia no sólo al básquet, sino al deporte en general, como, por ejemplo, tener un ministerio de deportes, mayores proyectos, entre otros; sumado a un mejor desempeño de la CABB, que se mejore lo que viene haciendo así los resultados del básquet podrían tener un crecimiento significativo.

Los proyectos no conllevan dos o tres años, son a largo plazo. La Generación Dorada es un gran ejemplo de paciencia y perseverancia, porque luego de perder la final del mundial 2002 contra Yugoslavia, el cuerpo técnico y los jugadores se mantuvieron en su mayoría para afrontar los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde lograron el éxito más importante de la historia del básquet argentino. No fue casualidad la medalla lograda porque hubo un proyecto sostenido durante años y es hora de volver a ponerlo en marcha.

 

Mundial de China 2019

“Me animaría a decir que, con todo el respeto por los demás, es el mejor equipo que dirigí en mi vida”, declaró Sergio Hernández luego de que Argentina le ganara a Francia en la semifinal del Mundial de China por 80 a 66.

Con el oro obtenido en los Juegos Panamericanos de Lima en agosto de este año (como antesala al Mundial), la posibilidad de conseguir la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 no parecía una locura. Más que nada porque había sensaciones de haberse formado algo especial en Perú: un equipo.

Sin jugadores en la NBA, pero con algunos desempeñándose en Europa, Hernández delineó un plantel que hoy da que hablar por su similitud, salvando las distancias, con la Generación Dorada. En la Liga ACB de España se encuentra la mayoría: Nicolás Brussino, en Tenerife; Luca Vildoza y Patricio Garino en Saski Baskonia; Lucio Redivo en CB Breogan; y Facundo Campazzo, Gabriel Deck y Nicolás Laprovittola en el último campeón, el Real Madrid. Cabe destacar que la final la jugarán Argentina y España.

Completan la lista de los que triunfan en el exterior: Marcos Delía en Fuerza Regia de México y Luis Scola, con un pasado de diez años en la mejor liga del mundo, en Shangai Sharks de China. Mientras que de la Liga local figuran Agustín Caffaro y Máximo Fjellerup de San Lorenzo, y Tayavek Gallizzi de Regatas.

“Antes de llegar a China ya sabíamos que podíamos ganarle a cualquiera, lo estamos concretando y es una alegría muy grande. Somos un equipo con mucho compromiso y estamos muy unidos”, dijo Laprovittola luego del triunfo ante Serbia en cuartos de final (97-87).

Como dice el base: son un equipo unido. Y esa unión es la que trae al recuerdo latente la esencia de aquella camada que brilló en el mismo torneo, pero hace 17 años atrás. “Desde la actuación de Manu (Ginóbili) contra Estados Unidos en el Mundial de Indianápolis 2002 que no se veía una tarea como la que tuvo Campazzo contra Serbia”, elogió Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, parte de aquel plantel y quien hace un paralelismo, si se quiere, entre ambas selecciones.

Con el “Oveja” Hernández dando indicaciones, Ginóbili alentando desde la tribuna y Andrés Nocioni defendiendo al básquet nacional de los ataques de ciertos periodistas que no valoran a este deporte como si lo hacen con el fútbol, esta Selección está bien respaldada por aquellos que han marcado un antes y un después en la historia del deporte argentino. Las bases están bien sólidas y, sobre todo, unidas. Para culminar con esta investigación, Luis Scola, el capitán, dice luego de la clasificación a la final: “Este equipo tiene cosas de la Generación Dorada”.

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