Por Joaquín Viloria
52 años pasaron para Polonia desde su último y único Mundial de Básquet disputado, lo cual, agranda más la hazaña de los polacos de haber clasificado a China 2019. La Selección polaca llega a esta competencia llena de ilusiones, con el objetivo de mejorar aquel quinto puesto que obtuvieron en 1967 en Uruguay.
El Campeonato Europeo de Baloncesto en 2017 fue el empujón inicial para este equipo, ya que fue la primera competición para su actual entrenador, Mike Taylor. A pesar de haber quedado eliminado en fase de grupos, se pudieron ver destellos del equipo que se había formado un año más tarde.
Ese espíritu competitivo y ganador se pudo ver en su mayor esplendor en la segunda parte de la clasificación europea para el Mundial. En la primera etapa no arrancaron de la mejor manera, ya que perdieron cuatro partidos y ganaron tres, complicando la clasificación. Ante este desfavorable panorama, el conjunto polaco sacó a relucir su mejor versión, ganando cinco partidos de manera consecutiva y clasificando a la cita mundial.
El partido clave fue el primero de la última ventana de clasificación, cuando se enfrentaron a Croacia, que tenía a casi la mitad de su plantel jugando en la NBA. Ese día será inolvidable para el básquet polaco, que nuevamente con todas las expectativas desfavorables, lograron revertir un parcial de 14-0 en contra durante el primer tiempo, liderados por su jugador estrella, Mateusz Ponitka, que anotó 20 puntos y ocho rebotes.
Recién en el último encuentro pudieron jugar relajados, ya clasificados, sabiendo que eran el segundo plantel en la historia que jugaría el Mundial de Básquet. Pero ese día los doce jugadores polacos estuvieron bajo el mismo techo que tres integrantes de la selección de 1967: Andrzej Chmarzynski, Mieczysław Lopatka y Wlodzimierz Trams, que fueron homenajeados durante el descanso en el partido frente a Holanda.
Ellos tres formaron parte del conjunto que, tras cuatro mundiales sin participar, disputaron el torneo intercontinental en Uruguay. Y no sólo participaron de este, sino que pasaron la primera fase, gracias a sus victorias frente a Puerto Rico y a Paraguay. En la fase final, donde los dos mejores de cada grupo se enfrentaban todos contra todos, cayó frente a Brasil y las tres potencias del deporte: la Unión Soviética, Yugoslavia y Estados Unidos. En los otros dos partidos salió victorioso, venciendo a Argentina y a Uruguay, el local, por lo que finalizaron la competencia en el quinto lugar.
En aquel torneo se dio una peculiaridad en torno a Polonia: la copa que le entregaron por el quinto puesto no pudo viajar con el plantel porque pesaba demasiado. Según cuenta Mieczysław Łopatka, la figura de aquel equipo, no pudieron levantarla cuando se la entregaron y tuvo que viajar en bote hacia Europa, custodiada por agentes de la embajada polaca.
Este año, 12 mundiales más tarde, Polonia viajará en busca de otro trofeo del otro lado del mundo. La mayor esperanza de lograr un buen campeonato radica en su principal figura, Mateusz Ponitka, que a sus 25 años es el jugador más valioso del plantel. El alero que fue rechazado en el draft de la NBA fue el principal pilar en los partidos de clasificación, promediando 13,4 puntos (61,5% campo), 4,7 rebotes, 1,8 asistencias y 1,7 robos por partido. Los otros dos jugadores clave de este equipo son Adam Waczyński y Maciej Lampe. Este último jugó en equipos como el Real Madrid y el Barcelona, además de estar dos años en la NBA.
Polonia se encuentra en el grupo A, en el que se enfrentará a Venezuela, Costa de Marfil y China, el anfitrión. Con el puesto 25 en el ranking FIBA, buscará hacer historia y superar el quinto puesto de la selección de 1967. Su sueño arrancará el 31 de agosto, cuando la pelota se eleve en el Gimnasio Olímpico de Pekín, en el primer partido de la fase de grupos frente a Venezuela.