sábado, diciembre 14, 2024

El placer de estar cerca

Juan González

“Me estaba limpiando una chomba, que yo me había manchado, con una rejilla y la tenía de frente. Nos miramos y nos dimos un beso. Pero justo limpiándome una chomba sucedió.” No fue el modo más romántico pero así resultó la primera salida de Fernando Telechea con Carina, su esposa con la que tuvo a sus dos hijas: Felicitas y Julieta. A las tres las tiene presente en alma y, también, en cuerpo ya que tiene los nombres de ellas tatuadas: La de sus hijas en el brazo izquierdo y el de su mujer en la pierna derecha debajo de una flor. Siempre que marca un gol besa sus nombres en el festejo porque si no se le “enojan” en casa.

Juntar papas hasta los 20 años no parece el inicio de la vida de un futbolista, y menos si se arranca en un equipo del Federal B, torneo ya inexistente, a los 26 y se debuta con su primer club profesional a los 28. Pero así es la vida de un delantero que siempre estuvo apegado a su familia. El goleador de Aldosivi, que arrancó en el pequeño club de Balcarce, siempre los tiene presentes en cada decisión que toma en torno a su carrera deportiva.

Cuando tuvo que salir de su ciudad natal y abandonar el trabajo y la familia para dedicarse a su carrera deportiva, Telechea confesó que ese movimiento fue un salto en lo emocional al ser la primera vez que se alejaba de ellos. Ese dolor de separarse de su familia desapareció con la llegada de su mujer e hijas.

Es por eso que cada vez que llegaba un club que lo quería, decía que lo hacía por el bien de ellas. Así fue también como salió de su anterior equipo, Patronato de Paraná, del que confesó que sinceramente se tenía que ir porque había otros temas primordiales, como en este caso su familia. No estaba en sus planes pero por adentro suyo sabía que a pesar del buen rendimiento que tenía en el equipo, su vida fuera de la cancha era lo más importante. La lejanía de separarse de ellos, como sucedió con sus padres en Balcarce, era un factor que no iba a soportar otra vez.

Actualmente vive en Mar del Plata, a 64 kilómetros de su ciudad natal, Balcarce, y ya en el final de su carrera, los sentimientos siguen siendo los mismos que al principio: el placer de tener cerca a sus seres queridos.

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