Joaquín Arias
Néstor Pitana no estará solo en el Estadio Luzhniki de Moscú. Por el contrario, estará rodeado de amigos que le facilitaron lucirse. Su primer asistente será Hernán Maidana, en cuyo curriculum mundialista ya resaltaban las participaciones en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. Luego de Brasil, precisamente, fue reconocido en General Pinto, aquella ciudad del noroeste de Buenos Aires que lo vio nacer hace 46 años. Contador Público, Licenciado en Administración y Graduado en Organización y Técnica Bancaria, “Coly” estará ante el desafío más importante de su carrera, al cual su mujer María Noemí y sus hijos Valentín y Melina seguirán con los ojos muy abiertos.
En diagonal a él estará Juan Pablo Belatti, que con el mismo vigor con el que va y vuelve detrás de la línea de cal, encabeza la campaña “Por una vida libre de violencia”. Nació en la tierra del Vasco Olarticoechea, Saladillo, pero su corazón es platense porque al año y siete meses de vida se instaló en el barrio Tolosa de la capital bonaerense, debido a que su papá Luis había conseguido un trabajo en el Ferrocarril como maquinista. A este Profesor de Educación Física de 39 años su familia lo elogia. Su hermana Nuria –la menor de los cuatro Belatti- lo veía con ojos de reverencia durante la adolescencia y, a su vez, su mamá Cristina contó que “a nivel profesional, todo lo que logró fue gracias a su esfuerzo, constancia y el querer superarse día a día”.
Mauro Vigliano, por su parte, será asistente del VAR. A cuatro de los nueve árbitros le sellaron el pasaporte en Ezeiza. Para la terna Pitana-Maidana-Belatti, Francia-Croacia marcará el broche de oro de un ciclo que desde hace más de cinco temporadas acumula méritos ininterrumpidos: final de la Copa Libertadores 2013, Mundial Brasil 2014, Recopa Sudamericana y Copa América en 2015, Juegos Olímpicos 2016 y Copa Confederaciones 2017.
Pudo haber sido Sandro Ricci, con todo el peso de la Confederación Brasileña. También el iraní Alireza Faghani, con el apoyo de un continente entero. Pero serán un misionero, un saladillense y un pintense quienes saltarán el césped en representación de un país en el que, nuevamente, la pericia individual predominó por encima de desajustes estructurales.