Camila Sandoval @13sando
Alberto Sueiro pensaba el mundo y ponía en palabras su visión de la vida mucho antes de que Las Pastillas del Abuelo decidieran ponerle música a sus letras. Es que Juan “Piti” Fernández, cantante de la banda, sólo contribuyó a que aquellas personas que aún no habían tenido la oportunidad de escuchar al escritor recitar sus poesías, sentados en el asiento trasero del taxi que maneja desde hace ya veinte años, tuvieran el placer de disfrutarlo cantando sus creaciones y sintiéndose identificados con ellas. De hecho, en un viaje en taxi hace más de diez años en el que quizás el destino tuvo algo que ver, Piti, un joven que comenzaba a soñar con llenar el Luna Park junto a su banda de rock, escuchó boquiabierto y con lágrimas en los ojos la letra que ahora es canción, se llama “Qué es Dios?” y forma parte del disco Crisis. Sueiro la escribió inspirándose no sólo en Diego Maradona, uno de sus máximos ídolos, sino también, en la que está considerada como la genialidad más maravillosa que pudo haber salido de sus pies algún día: el gol del siglo convertido a los ingleses, en los cuartos de final del Mundial de México 1986.
En un café del barrio de Caballito, Beto, hincha de River Plate que confiesa que por influencias barriales y de amigos de la adolescencia también aprendió a amar a Huracán, aseguró con total espontaneidad que escribe desde chico porque es la manera que siempre encontró de hablar consigo mismo y expresarse. “Creo que me la rebusco más escribiendo que hablando”, añadió.
El nacido en el barrio porteño de Pompeya sostuvo que el segundo gol de Diego a los ingleses “fue una obra de arte milagrosa e incomparable a cualquier otra”. “No salía de mi asombro. Fue tanta la emoción que esa jugada generó en mí que me quedó en la retina para siempre”, agregó con la pasión y la sensibilidad que lo caracterizan y que sabe reflejar en cada una de sus poesías.
-¿Dónde estabas en el momento que Maradona convirtió el gol del siglo?
-Lo vi en Floresta, en la casa de mi hermano Fernando, con el cual hoy convivo y nos llevamos muy bien. Cuando Diego comienza la jugada desde mitad de cancha gambeteándolos a todos me costaba creerlo y después que anotó el gol no podía salir de mi asombro. Lloré mucho cuando terminó el partido.
-¿Qué fue lo que te inspiró para escribir esa poesía?
-La escribí dos años después. En 1988 estaba en la casa de un amigo en Lanús y vimos la repetición del gol en la televisión. Lo primero que pensé fue que esos videos deberían pasarlos en los colegios para que los chicos a los que les gusta el deporte puedan apreciar lo que es el arte y la magia. Me gustaría despertarme todas las mañanas y que la primera imagen que vea sea la de Maradona gambeteando a todos los jugadores ingleses. Me generó un sentimiento tan difícil de explicar que lo único que pude hacer fue agarrar un papel y un lápiz e intentar plasmar a puño y letra esa magnífica obra de arte.
– Su letra hace referencia además a la Guerra de Malvinas y muchos la consideran como un homenaje a esa gesta.
– El recuerdo de Malvinas estaba muy fresco aún. Lloré tanto cuando terminó ese partido porque para mí fue una descarga emocional muy grande. Si bien no comparto para nada el hecho de que ese encuentro sea considerado como una revancha, opino que fue una manera de demostrar como el talento y la paz pudieron sobreponerse a la guerra. El baluarte para reivindicar de una manera artística la soberanía sobre nuestras islas, justamente, fue ese baile que Maradona les pegó. Es el reflejo de un sentimiento muy nacional del cuál ningún argentino está exento y que también tuve la necesidad de expresar.
– ¿Qué lugar ocupó y ocupa Diego en tu vida?
– No tengo el placer de conocerlo personalmente pero con haberlo visto jugar me alcanza. Es un personaje impresionante. Además de su parte futbolística, admiro su forma de ser pese a todas las críticas que siempre recibió: ser Diego Maradona, con todo lo que eso conlleva, no debe haber sido para nada fácil. En el deporte argentino, según mi opinión, fue, es y será el más grande. Lo tengo muy arriba.
– Entonces, ¿podría decirse que Maradona es un poeta del fútbol?
– Claro que sí. Representa el amor por la pelota más que nadie y a la camiseta argentina por sobre todas las cosas. Es inexplicable, hizo cosas mágicas. Para mi está más allá de su vida personal, de sus declaraciones, de sus aciertos y errores. Mi admiración hacia él va a ser eterna y eso intenté plasmar en la letra de la poesía que ahora es canción. A veces tengo la sensación de que me quedé corto. Habría que escribir un libro de ese gol que, sin dudas, es enciclopedia pura.
– Según algunas de las poesías incluídas en “Facultad del empedrado”, tu primer libro, consideras como máximos ídolos, además de Diego Maradona, a Roberto “Pappo”Napolitano y Oscar “Ringo” Bonavena. ¿Tienen algo en común?
– Sí, los tres tienen una forma de ser muy parecida y son el claro ejemplo de la estirpe barrial que refleja el libro. Ninguno de ellos fue a una universidad jamás, todo lo aprendieron de la calle que es una facultad constante en la que todos los días se aprenden cosas buenas y malas. Es la vida misma la que les enseñó todo. Nadie puede negar que sus dichos y hechos fueron trascendentes, en mayor o menor medida, para cada uno de nosotros y no sólo desde el aspecto deportivo o artístico. Son filósofos barriales que nos dio la vida.