jueves, noviembre 21, 2024

Los Reggae Boyz, el sueño cumplido de Jamaica

Por Lucas Pacheco

Ocho ediciones le tomó al seleccionado jamaiquino de fútbol clasificarse a un Mundial tras haberse afiliado a FIFA en 1962, año en que el país caribeño se independizó para dejar de ser parte de las Indias Occidentales. Y es que, debido a la extensión de 24 a 32 participantes para el certamen de 1998, CONCACAF tuvo tres plazas para la máxima competición internacional por primera vez, lo que significó que países menos poderosos futbolísticamente pudieran aspirar a meterse en el certamen más prestigioso a nivel naciones.

No obstante, el camino de los auriverdes hasta Francia no fue fácil. Tras superar sin sorpresas a Surinam, Barbados, San Vicente y Las Granadinas y Honduras en las primeras rondas, Jamaica debió de afrontar un difícil hexagonal final que incluyó a México, Estados Unidos, Costa Rica, Canadá y El Salvador; para definir los tres seleccionados que viajarían al Mundial. Para el final de la primera vuelta de partidos, los únicos representantes del Caribe se encontraban en último lugar y con derrotas duras como el 6-0 que les propició México; pero con tres victorias en fila y dos empates, los jamaiquinos consiguieron reponerse, clasificar con los puntos justos y hacer historia.

Su actuación en el máximo certamen internacional tal vez no fue la mejor, al haber sido goleada por las potentes Croacia y Argentina por 3-1 y 5-0, respectivamente, y quedar eliminada a falta de un partido. En el último juego de la fase de grupos Jamaica pudo darse el gusto al vencer por 2-1 a la también debutante selección japonesa con dos goles de Theodore Whitmore, hoy entrenador del seleccionado y considerado uno de los jugadores más importantes de la vida futbolística del país.

Así como afectó el incremento de cupos para la confederación, mucho tuvo que ver también el director técnico René Simoes y el proyecto que confeccionó con grandes esfuerzos desde 1994, al haber salido a convencer a descendientes jamaiquinos de ligas del exterior (la gran mayoría en Inglaterra) de que se integren a su plantel, que hasta entonces tenía casi todos jugadores semiprofesionales. De esa camada de futbolistas surgieron cuatro de los cinco máximos goleadores del país, y ocho de los diez jugadores con más partidos jugados para el seleccionado. 

Figuras como Ian Goodison, Onandi Lowe, Frank Sinclair y Theodore Whitmore son algunos de los ejemplos de aquel equipo que causó tal admiración con su juego dinámico y veloz -gracias a sus herencias del fútbol inglés-, que la popularidad del plantel dentro del país incrementó en grandes cantidades e incluso recibió un apodo muy particular: Los Reggae Boyz.

Además de brindarle a su país la primera (y por ahora única) clasificación a un campeonato mundial; aquella camada obtuvo la segunda Copa del Caribe de la historia jamaiquina en 1998, y dejó un saldo de extrema tradición futbolera en el país que luego se trasladó a los éxitos de las generaciones futuras que en la última década obtuvieron dos subcampeonatos de la Copa de Oro CONCACAF, entre otros logros tal vez impensados antes de la llegada de René Simoes.

Esta nueva generación desde 2007 es dirigida por Theodore Whitmore (en cuatro diferentes etapas). El ex mediocampista ofensivo, quien como jugador marcó sus dos goles en el Mundial de Francia y está en tercera posición tanto en la tabla de máximos goleadores como en la tabla de quienes más partidos jugaron con la camiseta amarilla, negra y verde; como entrenador ya consiguió tres Copas del Caribe. Los Reggae Boyz no estarán, pero la historia del fútbol jamaiquino tiene aún mucho por ser escrito.

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