Daniela Simón
En el caluroso noviembre de 1977, en el Buenos Aires Lawn Tennis, Ivanna Madruga cayó ante la primera tenista transexual, Renee Richards, por la final del Abierto del Río de la Plata. La argentina, después del partido, declaró: “Sentí que jugaba contra un hombre”.
Cuarenta años más tarde, algunas competencias empiezan lentamente a librarse de los prejuicios sexistas y aceptan que hombres y mujeres trans participen con atletas de su mismo género.
Mia Fedra es tenista y Alexa Pettone practica patín carrera, ambas son mujeres transgénero y compiten en pruebas femeninas de deportes individuales, en donde el resultado que se obtiene depende de ellas y no del rendimiento de un equipo. En estos casos, ellas no forman parte, ni son el porcentaje de un grupo, sino que son la totalidad de la fuerza, técnica o velocidad a la que las demás atletas deben vencer.
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De pelo renegrido y siempre lista para las fotos, Mia Fedra es la primera raqueta trans argentina. En su niñez empezó haciendo taekwondo y atletismo, pero a los 9 entendió que le gustaba el tenis. Veía los partidos de Gabriela Sabatini por televisión y espiaba detrás del alambrado los que se jugaban en el club cerca de su casa. Pero, a los 17 el sueño de convertirse en profesional y seguir compitiendo se desmoronó por completo: Mia jugaba en torneos masculinos vestida de mujer. “Cuando empecé la facultad dejé de jugar, por el estudio y por mi transición de cambio de género –recuerda-. Existía una diferencia entre los rivales y yo. Siempre fui más delicada, mis movimientos y mi estética eran femeninos y tenía menor contextura física que ellos”.
Lejos del court de polvo de ladrillo, estudió diseño de indumentaria y de comunicación visual en la UBA y conoció un nuevo mundo: el modelaje. Después de ocho años, decidió volver a eso que la apasionó tanto de chica. “Empecé el profesorado de tenis, era una forma de poder dejar la noche y asentar cabeza, pero se notaba que yo quería jugar, no enseñar”, dice.
En 2012, con su DNI de mujer en mano, la Asociación Argentina de Tenis la abaló para poder competir en los torneos nacionales femeninos. “Jamás tuve un problema y con las rivales me llevo muy bien. Reconozco que pensé que les iba a ganar fácilmente, pero no. Con la hormonización y los tratamientos perdí masa muscular, no tengo la potencia que tenía antes, bajé mi rendimiento”, confiesa. La fuerza de su derecha cayó, pero se dedicó a trabajar otros aspectos, como la estrategia y la técnica.
Hoy Mia tiene 36 años, es extrovertida y segura de sí misma. Logra organizar su cronograma entre el modelaje, las presentaciones en boliches y el tenis. Compite en el circuito femenino senior y está entre las primeras 15 del ranking. “Quiero desestigmatizar esto de ‘la chica trans’, no me preocupa que lo digan, pero quiero ser ‘la trans que juega bien al tenis o que da buena clases’”, comenta.
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Alexa Pettone vuela, lo siente cuando se calza los patines. Es libre inmersa en el amor que encuentra en su deporte. En su infancia jugó unos meses al fútbol y a los 8, cuando ya había dejado los botines, su mamá la llevó al Club Paraná de San Pedro para que practicara patín. En su primera experiencia, Alexa estaba empeñada en que no le gustaba, con el tiempo se fue enamorando.
“Hasta mi pre adolescencia, siempre competí con varones. Cuando empezó mi cambio y al no sentirme cómoda con la categoría, abandoné”, dice. La historia de Alexa es el reflejo de la experiencia de Mia.
Sus ganas de volver a la pista siempre estuvieron latentes, pero fueron reprimidas por el miedo al rechazo. Cuando consumó su cambio de género, se animó. Y fue aceptada para correr en las pruebas femeninas de “Rápido y Furioso”, un torneo no oficial. “Después de eso, le comuniqué mi deseo de competir al presidente de la Confederación Argentina de Patín, Esteban González, dejamos pasar unos meses y cuando volvimos a hablar, me dijo: ‘Buscate un club a quién representar así arrancás’”, comenta.
Así, llegó al club Cermun de José C. Paz, en donde es entrenada por la multicampeona Andrea González. En mayo de este año, se convirtió en la primera mujer trans en competir en un torneo nacional. Compañeras y rivales la recibieron con júbilo y admiración por su lucha.
Alexa nunca encontró inconvenientes para participar con atletas que, a fin de cuentas, son de su mismo género. “No creo que exista una competencia desleal porque todos los seres humanos somos diferentes orgánicamente independientemente de su género o inclinación sexual –dice-. No aceptar a una mujer trans es quitarle la posibilidad de desarrollar su rol como deportista y como ser humano. Ser transgénero no es una elección, por eso es importante que se nos incluya en lo cotidiano de la vida”.
Alexa se destaca en velocidad, ganó su primera carrera, que fue un Metropolitano, y en el Nacional de Neuquén quedó primera en la prueba de 300 y 500 metros, y fue sexta y octava en pruebas de fondo.
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Mia Fedra y Alexa Pettone son ejemplos de que los resultados no se condicionan por la identidad biológica, aun cuando el resultado de la competencia está en sus manos y no en un equipo. La cuestión parece ir por otro lado.
Por eso, Alexa aclara: “Si una persona no se entrena, siempre va a tener desventaja indistintamente del sexo y género que sea”.