miércoles, octubre 16, 2024

Segurola y Habana: otro símbolo de Diego

Por Pedro Fernández Perotti y Marcos Giglio

Mañana se cumplen 29 años del partido en el que Diego Armando Maradona volvió al fútbol argentino, más específicamente a Boca Juniors, en el encuentro que paradójicamente pasaría a la historia por el cruce que protagonizó con Julio César Toresani. El Xeneize recibía en la Bombonera a Colón de Santa Fe por la fecha 9 del Torneo Apertura de 1995. Diego encabezaba el dream team de Silvio Marzolini a través del túnel, se persignó con la mano derecha y con una pelota bajo el brazo izquierdo. Fue recibido con humo de color azul y oro y una lluvia de papelitos en toda la cancha que estremecía. La fiesta no estaba completa sin sus hijas, pero Dalma y Giannina llegaron sorpresivamente en una caja de regalos, con dos carteles en los que se leía “Gracias papá”.

El local se impuso 1 a 0 con un gol de Darío Scotto a los 89 minutos. A los 38´ del primer tiempo, luego de un tumulto entre los jugadores y una fuerte discusión entre los protagonistas, el árbitro del encuentro, Francisco Lamolina, amonestó a ambos pero el capitán del conjunto santafecino fue expulsado por doble amarilla.

Esta situación desató el escándalo en el post partido, y “El Huevo” Toresani culpó al 10 de Boca por su expulsión: “A mí me echó Maradona. Lo que diga después que escuche esto, me importa un carajo. Lo que sí, me gustaría tenerlo enfrente a ver si me dice las cosas que me dice en la cancha, que después del partido me iba a agarrar. Yo me la banco. Lo iría a buscar hasta la casa”.

Diego no se quedó atrás y se defendió con los tapones de punta: “A ver si este tiene cara. Este Toresani, que no existe. Que le pregunten a Lamolina si yo le dije que lo echara. Lo juro por mis hijas. Entonces, le vuelvo a repetir a Toresani: Segurola y Habana 4310, séptimo piso. Y vamos a ver si me dura 30 segundos”.

Así fue como este ida y vuelta dejó inmortalizado no sólo el domicilio del ídolo argentino, sino también la frase. Casi 30 años después, es común escucharla entre los fanáticos del fútbol y aún se siguen viendo flores y otros reconocimientos para el astro argentino en los carteles que identifican esta famosa esquina en la Ciudad de Buenos Aires.

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