Por Leticia Villagra
“Al jugador lo quieren frívolo y estúpido”, aseguró el entrenador que trabajó con el cuerpo y la mente de Diego Armando Maradona. Crítico de la utilización política del fútbol, lucha por difundir un mensaje para cambiar la sociedad.
Fernando Signorini rechazó siempre ser llamado preparador físico, y en la entrevista que tuvo frente a estudiantes de Deportea lo afirmó una vez más al presentarse: “Aborrezco esa definición”. Su experiencia conociendo el interior de Maradona, como lo cuenta en su libro Diego desde adentro, lo ayudó a ver la otra cara del deporte y a enfocarse no solo en el estado físico, sino también en la salud mental de un jugador.
-¿Qué sentís que podes darle en sentido filosófico a quién entrenás?
-Trato de transmitirle que no se deje confundir, que desprecie la vulgaridad. Yo sé que no voy a poder evitar nada de lo que me va a pasar. Haber reflexionado mucho me hace vivirlo. Al jugador le hablo de todo eso, de la vida; sobre todo, le hablo mano a mano. Trato de ayudar, abriéndole los ojos acerca del mundo que los rodea; sobre todo a los que tienen muchas condiciones. ¿El éxito es ganar? Hay partidos en el fútbol que te van mal. Alguna vez se lo dije a Martín Palermo: fuiste capaz de errar tres penales en un mismo partido, y después metiste un gol de mitad de cancha de cabeza. El resultado es una cosa, el éxito es otra, es dar lo mejor de uno mismo
Hoy, “El Profe” tiene 72 años, pero el tiempo no se le nota: llegó con una gorra puesta y un par de zapatillas relucientes; casi tanto como su memoria, dado que recordaba constantemente distintos fragmentos de su hobbie principal: la poesía. Cada pregunta que se le hacía era una nueva oportunidad para desplegar alguno de todos los versos que se leyó, y que recordaba a la perfección.
“Yo soy lo que soy, y soy aquello que quise ser. Que ser sin haber querido, no tiene razón de ser. Algunos son, y no saben las razones ni el porqué de haber sido como son sin haber querido ser. Entonces no son ni han sido, y ya nunca podrán ser. Soy lo que quise ser”.
-¿Sos lo que querías ser?
-Si. Si hay algo de lo que estoy convencido, es que no conozco a una persona con más suerte que yo; todo se me dió por casualidad. En la última página de Clarín sale una nota a mí, en la que yo decía que prefería que Diego se muriera tomando droga antes de que lo despersonalizaran. Diego vivió como quiso y murió como quiso, estaba dispuesto a vivir la vida a su manera. Mi viejo me hizo el favor de morir cuando tenía 19 años, y de casualidad entré a la carrera de entrenador físico.
-¿Por qué te “hizo el favor”?
-Sino, yo hubiera sido empleado de su presa. Hubiera estado encerrado entre cuatro paredes. Los hijos son como los pájaros: vos le tenes que enseñar a volar, pero no seguir el vuelo.
Fernando dio sus primeros pasos como entrenador en Lincoln, su ciudad natal ubicada en la Provincia de Buenos Aires, en 1973. Fue recién diez años después que hizo un viaje a España, porque Menotti lo sedujo acerca de que el fútbol “tiene que ser una maravillosa excusa para ser feliz”, y su destino lo llevó al momento exacto en el que Diego Maradona llevaba adelante una lesión para acompañarlo. “Hay que ganar, para eso se compite. Pero mucho más importante son los medios que se utilizan para lograr los fines”, aseguró Signorini.
El seguimiento del 10 en primera persona y su preparación para los mundiales del 86, 90 y 94 lo hizo ver el ambiente oscuro del fútbol y su manipulación en la sociedad: “Detectaron un poderoso alimento para hacer pedazos a la sociedad; para trivalizarla, frivolizarla, y para hacer creer que el fútbol es el árbol que tapa todos los problemas, cuando hay 400 millones de chicos que mueren de hambre”. En este sentido, el ex entrenador de Maradona criticó duramente a los medios de comunicación más importantes, considerándolos “ovejas de un rebaño” y les dejó un consejo a todos los estudiantes de periodismo que escuchaban: “Si quieren ser frívolos, hay un montón de posibilidades. Desarrollen la sensibilidad, vayan a villas, no den por sentado absolutamente nada”.
El linqueño visitó comunidades toxicodependientes para ayudar a Diego: “Un día le dije ´se acabó, ya no sos jugador de fútbol, sos un chico que tiene una adicción y necesitas gente que te ayude´”. Se interesó en involucrarse en el bienestar de cada jugador frente a todas las presiones externas, y mantuvo un vínculo profundo con cada uno, al punto de contestar llamadas a las 5 de la mañana de un deportista que aseguraba “no poder más con su vida”. “Según el sistema, lo que importa es tener, no ser. El que tiene es un exitoso, el que no puede es un fracasado”, dijo Signorini, emocionado tras haber recordado ese momento. “A mi me encanta el fútbol, sobre todo cuando es capaz de emocionarte. Uno recuerda lo que le emociona. Si Argentina me emociona, que gane Argentina; y si es Francia, que gane Francia”, apuntó.
-¿Te seguiste involucrando?
-Si, con todo. Hace poco pasó con Cirigliano. La única manera de que el sistema reaccione es que uno los visibilice. Yo salí a hablar en contra del Secretario del Gremio de Jugadores, cayó también el presidente de River. El futuro del fútbol argentino se parece al futuro de la sociedad argentina.
Aseguró que le interesa hacer política en el deporte, pero desde afuera: “Si estás adentro, te chupan y no podés hacer nada”. Fernando visualiza el fútbol formativo como una herramienta capaz de cambiar la sociedad para mejor, y va a las escuelitas de fútbol de las villas más pobres. Desde 2018 aporta su granito de arena en Villas Unidas, un club de barrio que agrupa los sectores más vulnerados y que se nutre de las ganancias de los intercambios internacionales de jugadores profesionales surgidos de esos sectores. No se olvida de su pasado, y recuerda aún en el presente la persona que le cambió el rumbo de su vida: “Gracias a un negrito villero, viví una vida que jamás imagine en el mundo”.