Por Malena Reggiani
Luego de tantos años de lucha, de feminismo, de mujeres que han comprometido su vida a la búsqueda de la igualdad de género y de conquistar muchos derechos con el pasar de las décadas, me encantaría poder decir que la sociedad avanzó, que el machismo quedó atrás y la igualdad de géneros es un hecho. Y sí, hubo un avance en la sociedad, por lo menos un cambio, pero en algunos ámbitos la figura de la mujer, para algunos, no termina de ser bienvenida.
Uno de esos lugares es una de mis más grandes pasiones: el deporte, más específicamente el fútbol. En un lapso de tres días escuché tres veces que “las mujeres no hablan de fútbol”. La primera fue en mi trabajo. Aunque no termina de sorprenderme, debo admitir que escucharlo de frente fue impactante.
La segunda fue en una conferencia de prensa, en donde Ramón Díaz declaró: “El fútbol es para hombres, no para mujeres. En eso tenemos que estar atentos”, haciendo referencia a que había una mujer conformando el cuerpo arbitral.
Y la tercera fue en un programa de stream, en el que una colega tuvo que atravesar esta situación.
Me genera, bronca, impotencia, rechazo y frustración. No porque algunos digan que el fútbol no es cosa de chicas, sino porque esas personas tienen cierta llegada e influencia en jóvenes que los miran.
Como periodista, como amante del fútbol, como comunicadora, pero sobre todo como mujer me cuesta entender este tipo de comentarios en la vida cotidiana, porque ninguna merece recibir ese comentario que, se siente como un insulto. Pero sobre todo que comunicadores con alto nivel de exposición puedan decirlo sin ningún tipo de consecuencia.
El hecho de decir que no se puede hablar de fútbol con una mujer, no solo ofende, sino que también califica al género como un condicionante que invalida la palabra, lo más sagrado que tenemos. Miro fútbol desde que tengo memoria, voy a la cancha, trabajo en un lugar de fútbol y estudio periodismo deportivo, con total certeza puedo afirmar que hay mujeres que entienden más de fútbol que muchos hombres, lo que no las hace ni mejor, ni peor persona que aquellas personas que, independientemente del género, no sepan de este deporte.
A quienes piensan que al estar “en el medio” tenemos que estar preparadas para recibir todo tipo de comentarios: nos preparamos y estudiamos, como cualquier comunicador, para que nuestra palabra sea válida por conocimiento, por tener herramientas y argumentos para defenderla. No por el género.
El hecho de ser mujer no es un condicionante, no es un impedimento para hablar del tema que sea, ni justificación para cualquier tipo de agresión. Ser mujer no es una invitación a la falta de respeto, ni al intento de humillación.
Admiro y agradezco a aquellas mujeres pioneras del periodismo deportivo, las que en un mundo del que los hombres se apropiaron, decidieron alzar la voz, involucrarse, demostrar que somos capaces de hablar de lo que queramos y que ni el fútbol, ni ningún deporte, es excluyente de mujeres.
Mi respeto y admiración a las que abrieron el camino y son inspiración para todas las generaciones sucesivas. Y para aquellas que, como Angela Lerena, trabajan día a día para lograr la igualdad de condiciones en todos los ámbitos que involucran al fútbol.



