miércoles, diciembre 17, 2025

Francisco Taliercio: El capitán que lidera en silencio y predica con el ejemplo 

Por Tomas González

Francisco Taliercio habla con la serenidad de quien entendió que el liderazgo no se impone, se construye. A sus 30 años, el capitán del equipo de futsal de Boca Juniors encarna un rol que trasciende la cinta que lleva en el brazo. Su figura se volvió esencial en un plantel que vive una etapa de renovación, con nuevos jugadores y un cuerpo técnico que lo eligió por experiencia, madurez y compromiso. “Fue más que nada hablado con el cuerpo técnico. Este fue un proceso nuevo que arrancó este año con una renovación del plantel, así que un poco por la trayectoria, por la edad y por ya venir del año pasado al club, me parece que fueron factores importantes para la designación”, explica.

Ser capitán de Boca no es un título más para Taliercio: es una mezcla de sueño cumplido y responsabilidad constante. “Además de ser un sueño porque soy hincha del club, es una gran responsabilidad. Llevar esta cinta me hace estar pendiente de cosas que van más allá de lo que pasa dentro de la cancha”, confiesa. Esa vocación de guía es lo que más destaca de su rol: impulsar, acompañar y conducir a un grupo que se renueva sin perder el espíritu competitivo que caracteriza al club.

El futsal xeneize entrena temprano, de ocho a diez y media de la mañana, en jornadas que incluyen sesiones de video, trabajo con psicóloga y nutricionista. En ese ambiente de profesionalismo, Taliercio se vuelve una referencia silenciosa, alguien que predica con el ejemplo. “Trato de ser muy respetuoso con los horarios, la vestimenta y las consignas. También ayudó al utilero, son cosas pequeñas que uno no hace para llamar la atención, sino para ayudar a un compañero en su tarea. Creo que todos podemos aportar desde nuestro lugar”, dice, dejando ver la esencia de su liderazgo.

No se considera un capitán rígido ni distante. Prefiere un estilo equilibrado, basado en la cercanía y el respeto. “Busco que haya buena dinámica en el grupo, que los chicos se sientan cómodos, pero cuando hay que apretar un poquito, también hacerlo”, afirma. Ese balance entre firmeza y empatía es lo que lo define: la autoridad que no se impone con gritos, sino con coherencia y compromiso.

Para Taliercio lo más lindo de ser capitán es poder acompañar y hacer crecer al grupo. “Poder relacionarte con personas, estar pendiente de lo que haga falta, brindarte al servicio del grupo y del cuerpo técnico, empujar cuando la situación se pone difícil”, resume. Pero también reconoce el peso que implica la cinta: “Lo no tan bueno quizás es esa responsabilidad que uno la tiene las 24 horas y tiene que estar pendiente de todo. Pero no reniego, para mí es un orgullo, un desafío muy lindo y estoy feliz de ser capitán de Boca”.

El liderazgo también se mide en los momentos difíciles. Cuando las derrotas llegan, el capitán marca el rumbo emocional del equipo. “Antes me frustraba mucho una derrota, me costaba salir rápido. Hoy trato de asimilar mejor, de cambiar el chip y mostrar otra energía desde el primer entrenamiento después del partido. Si yo llego malhumorado, se contagia. Si llego con buena energía, el grupo también reacciona”, cuenta.

La madurez de Taliercio no solo se nota en su trato con los compañeros, sino en cómo entiende el rol más allá del juego. Para él, ser capitán no se reduce a ir al sorteo con el árbitro: “Es estar pendiente de lo que transita el grupo, ser la primera voz de lo que pide el técnico, trasladar las ideas al plantel y convencer. También hay que ser ejemplo desde la seriedad, el respeto y la predisposición”.

Taliercio es, ante todo, un hombre comprometido con su entorno. Además de entrenar, estudia y realiza doble turno en el gimnasio varias veces por semana. No se trata solo de mantener la forma física, sino de sostener una mentalidad profesional que contagia. “Siempre intento dar el ejemplo, no solo dentro de la cancha. Hay que estar bien predispuesto para escuchar, para aprender y para ayudar. Ese es el tipo de líder que quiero ser”, concluye.

Para Francisco Taliercio ser capitán de Boca es más que portar una cinta. Es representar una forma de vivir el deporte, de entender el compromiso y de mantener vivo el espíritu de un club que exige, pero también inspira. Su liderazgo silencioso, basado en el respeto y la constancia, demuestra que en Boca no todos los capitanes gritan: algunos simplemente muestran el camino.

 

Compromiso que trasciende la cancha

Fuera de la cancha, Francisco Taliercio también se exige. Además de entrenar con el plantel profesional de futsal, cursa materias para terminar su carrera universitaria y realiza doble turno en el gimnasio varias veces por semana. “Depende de cómo me sienta, pero trato de hacerlo dos o tres veces por semana”, cuenta. Su disciplina diaria refleja el mismo compromiso que muestra en el equipo: la búsqueda constante de superarse. Su disciplina refleja el mismo compromiso que muestra dentro del equipo.

 

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