viernes, diciembre 12, 2025

El submundo del futsal argentino

Por Franco Villagra

-No sabés cómo la pisa este pibe…
-El 14 es la máquina, y todavía es un pendejo.

Un hilarante viento irrumpe por las puertas del lugar. Es el sábado 26 de julio de 2025. El viento recorre las paredes, repletas de camisetas encuadradas. En el fondo, la cancha de cinco. Piso rígido de color azul con líneas blancas y escalones al costado, donde la hinchada se exhibe. Esa misma ráfaga parece que desplaza la pelota de entre 400 y 500 gramos durante los partidos que disputa el Club Atlético Stentor. Claudio Capello, de 48 años, es el presidente. Mantiene el orden desde la “mesa de reuniones”, de madera barnizada y rodeada por cuadros con fotos históricas del club y trofeos conseguidos por las diferentes disciplinas. No obstante, no todo fue tan simple.

—Para uno meterse a trabajar en un equipo de barrio, tiene que gustarle mucho todo lo que conlleva, porque si se piensa en conseguir un rédito, se equivoca. Lo que se tiene que dejar en un club son horas. Horas de vida.

Capello comenzó su recorrido en la comisión directiva de Stentor en 2014, como vocal y, a su vez, delegado de disciplinas como el futsal, el baby fútbol e incluso el senior, que también lo practicaba. Con el tiempo le dieron más protagonismo. A finales de 2019, obtuvo más importancia en la toma de decisiones. Su cargo pasó a ser el de secretario. Cada vez se valoraba más su presencia. Pasó de consultar a ser consultado. De acatar órdenes a exigirlas.

—¿Qué función quiere cumplir?
—Me gustaría manejar el fútbol en su totalidad.

El futsal es popular en Argentina. Cuenta con 85 clubes divididos en cuatro categorías regidas por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y, a su vez, con 60 repartidos en dos subdivisiones, Argenliga A y B. Desde equipos con protagonismo en otras actividades, como Boca, Independiente y Huracán, hasta otros cuya actividad más prestigiosa es el futsal, como Pinocho, 17 de Agosto, Villa La Ñata y Estrella Federal. Otro caso es Stentor, fundado en 1935 como un equipo de básquet pero que con el tiempo fue mutando hasta lo que es ahora: un club de barrio. Con 90 años de historia, el conjunto de Villa Luro supo lo que es pelear la permanencia y el ascenso en el futsal, temporada tras temporada. Desde jugar ligas amateurs hasta disputar reducidos, todo para llegar a su objetivo: crecer futbolísticamente. Gracias a la dedicación completa de Capello en el futsal, Stentor consiguió alcanzar la Primera D en 2024 y disputar torneos de la AFA por primera vez en su historia.

 

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Hubo cambios en numerosos aspectos. No solo de técnicos en Primera o de los profes de divisiones inferiores, sino que también en la organización de las dos “tiras” en el futsal. Se unificaron para que los chicos pudieran jugar juntos, sin importar la categoría ni el nivel futbolístico. Así fue como Stentor progresó. Unidos y para adelante. Con esa devoción característica por la pelota, con esa vehemencia de querer ganar cada partido. Y, sobre todo, con esa atención por el futuro del club: los chicos de las inferiores.

La figura del director técnico no solo es crucial en lo deportivo, sino también en el crecimiento de los juveniles. Al comienzo, Federico Fava estaba con miedo, sin saber qué hacer. Que lo llamen “profe” era algo nuevo y raro para él, pero con el tiempo se convirtió en algo lindo. Encontró en la enseñanza deportiva la forma de reconocer el trabajo que hacía. Está en Stentor hace dos años. Todavía jugador de tercera división pero, a su vez, tenía otra labor: entrenar.

—Mi técnico notó algo en mí, vio que me gustaba dar indicaciones a mis compañeros, se dio cuenta de que tenía conocimientos. Él me propuso dirigir.

Más guiado por el futsal que por la pedagogía, Fava intenta que cada entrenamiento que dirige sea especial para los juveniles. Juegos que promueven el trabajo en equipo. Actividades que resaltan las capacidades de liderazgo. Tácticas que aumentan la química entre ellos. En cada cono, en cada aro, en cada pelota, en cada zigzag, en cada puntería, en cada disparo al arco, encontraba la felicidad como técnico de inferiores. Dirige siete categorías en baby. Desde la 2012 hasta la 2018. Entrenamientos dos veces por semana, partidos los sábados a la tarde. En 2025 aceptó dirigir también en futsal a la Séptima (2013) y a la Octava (2014). El paso de baby a futsal es significativo.

—Es un nuevo mundo para los infantiles. La planificación de la semana era ir viendo cómo se manejaban en los entrenamientos y en los partidos, trabajar cosas puntuales que leíamos que estaban haciendo mal y así también llevarlos a un mejor nivel. Al fin y al cabo, están en un equipo de máximo nivel.

Toda la vida, Stentor jugó en la Asociación Metropolitana de Futsal, una liga amateur en la que llegaron a disputar finales. Pero a partir del 2023, de la mano de Capello en la dirigencia, el club empezó a competir en el torneo de Argenliga A para ascender dentro de la AFA.

—Hasta la primera mitad del año veníamos primeros, pero después se nos fueron dos o tres jugadores y caímos. No llegamos a jugar los playoffs.

No obstante, Capello y su club estaban firmes. La ilusión seguía intacta. El hecho de mantenerse en Argenliga A un año más simbolizaba esperanza en el club. Una decisión drástica lo cambió todo. Tras cinco años, Damián Otero fue relegado en agosto de 2024 como director técnico de la Primera y fue sustituido por Brian Celi, quien, desde que arrancó, el equipo ganó nueve partidos consecutivos.

“Contratamos a Brian y ascendimos a torneos AFA directamente. Estábamos a 16 puntos de la segunda plaza de ascenso, pero los punteros empezaron a perder y nosotros a ganar, y se nos dio”, afirma Capello.

No solo contentos con el hito de promover a la división D de la AFA por primera vez en la historia a Stentor, el cuerpo técnico y los jugadores dieron de qué hablar en la Copa Argentina 2025. Alcanzaron los 16avos en su primera participación. Sin embargo, 17 de Agosto apareció en su camino hacia la final. Milita en la Primera A del futsal argentino. Celi y sus jugadores fueron vapuleados 4-1 y quedaron eliminados de la Copa Argentina. Aun así, estaban más que conformes con el rendimiento demostrado.

En la Primera D, no todo es victorias y aplausos. El descenso está a la vuelta de la esquina porque de 16 equipos que integran la Zona 2, seis pierden la categoría, cinco se mantienen, cuatro pelean el segundo ascenso por playoff y solamente el primero promociona. Un partido te puede dejar afuera. Un empate te puede bajar de los primeros puestos a la zona de descenso. Una victoria puede no significar mucho. Stentor ocupa los primeros puestos, mientras que General Lamadrid los últimos.

Lamadrid descendería a Argenliga, se desafiliaría de torneos de la AFA. Una institución con mucho sentido de permanencia, reconocida por sus hinchas que siempre acompañan en las buenas y, sobre todo, en las malas. Sus colores azul y blanco no solo pintan los alrededores del club sino todo el barrio. Saturado por murales de jugadores históricos y cánticos referidos a la hinchada. En las paredes quiere figurar él: Jeremías Bon Trovatti, actual jugador de 21 años.

Bajito. Un metro sesenta y siete de altura. Rápido pero con pausa. Ágil, siempre pensando en desbordar. Juega de ala en Lamadrid, pero en categorías inferiores deslumbró como pívot. Pide todas las pelotas, estando cómodo o no. Sin embargo, las lesiones destacaron en su carrera. Desde una pubalgia que lo atormenta a menudo hasta una dolencia en el tobillo derecho que arrastra desde chico. Lo trataron diferentes médicos, desde kinesiólogos hasta especialistas. El problema persistía. A pesar de todo, Bon Trovatti nunca dejó de pelear.

—Es un clima tenso. Cuando se está en zona de permanencia y de descenso, las cosas no suelen salir de la mejor manera. La mala suerte corre de tu lado, los nervios corren de tu lado, y se complica ganar o al menos rescatar unos puntos.

Derrota 1-0 ante Excursionistas. 6 a 2 contra Estrella Federal. Ante Villa Heredia, perdieron 6 a 4. Eliminados en primera fase de la Copa Argentina ante Excursionistas. Con todo lo que este contexto implica, la hinchada sigue sólida: “¡Y dalee Carcele ro ro ro…!”.

Lautaro Gurecki, más conocido en Devoto como Chure, siempre está en la tribuna o arriba en el balcón atento a su equipo. El sentido de pertenencia lo exalta. Ir todos los fines de semana a alentar a las distintas categorías lo apasiona porque para él no es solo ir a bancar. Hay un plan que incluye amigos. Un cometido que involucra a Lama. Hay un ritual que significa compartir un vaso de 40% Fernet Vittone y 60% Coca Cola, un sánguche de milanesa con jamón y queso o, incluso, dependiendo del resultado, un asado en las parrillas del complejo con quienes lo acompañan.

—Y debemos ser 10 o 12. Los mismos vagos de siempre. Intentamos no fallar ningún finde, ni de local ni de visitante. En Devoto, con la hinchada, nos hacemos fuertes.

Al fin y al cabo, casi la mitad de los equipos de la Primera D de futsal se desafilian de la AFA al descender cuando termina el año. Esa es la verdadera preocupación. Ver quiénes se van y quiénes se quedan. Quiénes permanecen y quiénes se bajan. Quiénes sobreviven al submundo y quiénes se hunden todavía más profundo.

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