Por Santiago Soler
Santiago Elías se sienta en el buffet del Club Pinocho, renovado por el capitán de su equipo, Fernando Wilhelm. Con su conjunto de entrenador, buzo y pantalón largo, bebe un café, frunciendo las cejas por su temperatura. Ya almorzó. Es la tarde del jueves 7 de agosto de 2025. Elías fue el arquero de la generación dorada del club de Villa Urquiza. El multicampeón con Pinocho entiende por qué el Pincho no grita campeón desde 2015: “Hay muchos clubes de fútbol once con poderío económico, y en nuestra época no era normal”. La sonrisa forzada le delata la bronca. Cuadros como Boca y San Lorenzo dieron un paso adelante en el futsal, con la posibilidad de “tomar prestado dinero de otro deporte”, marca el exarquero de la Selección Argentina, que obtuvo una medalla de plata en el Sudamericano de Río de Janeiro en 2007.
En 2015, Pinocho alzó su último campeonato local, el Torneo Clausura. Se trata del cuadro más ganador de la disciplina en Argentina: en sus vitrinas figuran 15 trofeos, y nueve de ellos fueron de manera consecutiva, de 2006 a 2011. Sin embargo, de 2016 en adelante no volvió a consagrarse. Entonces, el deporte del 40×20 pasaría a tener nuevos actores. Villa La Ñata, fundado en 2011, fue uno de ellos. Su creador es el político Daniel Scioli. El actual secretario de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación fue durante muchos años jugador del club que presidió. Con un estadio con capacidad para 1.000 personas e inaugurado en 2013, La Ñata formó un plantel de jugadores de potrero. Scioli les dio la oportunidad de formar parte de un proyecto. Un exutilero de La Ñata que no quiso revelar su identidad confiesa haber visto a un ex capitán del plantel tomar “un fajo de dinero en el vestuario después de los partidos y, dependiendo del rendimiento de los jugadores, lo repartía”.
Mayor seriedad se impregnó en el Xeneize y el Ciclón. “Aprovecharon su capacidad y crecieron en equipo de trabajo. Antes era normal ver a dos o tres personas diligenciando a los clubes, pero ellos montaron un esquema antes que el resto, y se notó en el juego”, remarca Elías. Tanto es así que, entre Boca y San Lorenzo, se repartieron siete de los últimos nueve campeonatos locales.
Argentina fue campeona del mundo en 2016 en el Mundial de Colombia. A lo largo de los años, el seleccionado albiceleste no había sido un animador de los Mundiales. Sin embargo, se formó una buena camada, de la mano de Diego Giustozzi como entrenador. Argentina no era candidata. Ni siquiera un competidor. Sin embargo, avanzó hasta la final, en la que derrotó a Rusia 5 a 4. El título mundial causó en Argentina que muchos miraran al futsal. Los jóvenes que no tuvieron suerte en el fútbol de once le dieron una oportunidad. Otros, los que nunca practicaron, hallaron un espacio para entrenar. De repente, las pruebas de inferiores tenían 40 o 50 juveniles por categoría para probar suerte.
Un vínculo clave
Toma mate y se ríe. Le gusta apoyarse de brazos cruzados sobre su escritorio en el predio Lionel Andrés Messi. Su lenguaje corporal indica negación. En su rostro, todo lo contrario. Jonathan Sanzi es el presidente del futsal en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Ocho años atrás intentaba colarse en el mundo de la representación de futbolistas. Le acercó a Claudio Tapia, actual presidente de la AFA, un jugador de la Primera B Metropolitana, división en la que militaba Barracas Central, club que presidía.
Era 2017. Meses después, el 38 a 38 en la votación de presidente de la AFA. Sanzi surgió de River. En aquel entonces, Tapia llevaba ocho semanas presidiendo la AFA. Llamaron a Chiqui para notificarle que se le “desarmaría el futsal” en El Guapo. Enfrente suyo, para conversar de un tópico muy alejado al caso, aguardaba Sanzi.
El crecimiento es inclusión
Nicolás Noriega es el actual entrenador de la selección femenina de futsal. Durante su cargo desde 2017 a hoy, la rama masculina fue finalista del mundo en 2021 y 2024, y campeón y subcampeón de la Copa América en 2022 y 2024. A Noriega se le escapa una mueca. Su boca, hacia la derecha, y, mientras, levanta las cejas y asiente con la cabeza. Noriega debía poner cimientos en la rama femenina, que no tuvo repercusión ni apoyo por parte de la AFA. La primera medida que se impulsó: todos los clubes de futsal masculino están obligados a tener una categoría femenina. De lo contrario, a partir del año siguiente, su plaza será destituida.
Además, se promulgó la culturización del futsal. Para Noriega, era una pérdida de dinero tener un equipo femenino a mediano plazo para los clubes, a sabiendas de que no recaudarían los fondos necesarios para convertirla en autosustentable. Por eso, desde 2023, los clubes de la A, la B y la C del futsal femenino deben presentar una tercera, cuarta, quinta y sexta división. Las mujeres entre los 14 y 21 años se federaron. Y así, a largo plazo, un mejor producto dentro del 40×20, lo que hizo crecer la economía de la rama femenina.
La llamada que cambió al futsal en Argentina
En 2017, Tapia colgaría el teléfono, confundido y con una clara señal de estrés en su rostro. Recibiría la noticia de que el plantel de futsal de Barracas Central se desintegraba. Su entrenador, Leonardo Barrios, lo sacaría campeón meses antes de la Supercopa Argentina con grandes futsalistas. Una oferta del club 17 de Agosto cambió el paradigma de Barrios. Se mudó a Villa Pueyrredón para dirigir al Ratón. Y el entrenador se llevó a muchos de sus dirigidos en El Guapo. Todo pasó en segundos. El sonido del teléfono, la conversación y la resignación en la mirada de Tapia. También, la búsqueda de la solución. Enfrente del presidente de la AFA y de Barracas Central esperaba Sanzi, para continuar el diálogo acerca del pase de un futbolista de la B Metropolitana. Eso tuvo fin.
Chiqui Tapia le consultó a Sanzi: “Vos sabés de futsal, ¿no?”. Quizá, ser exjugador de River, Caballito y All Boys responda la pregunta. Sanzi se ofreció a darle una mano, incluso sin intención de ser remunerado. Barracas se sostuvo y se fortaleció con un nuevo rumbo, a pesar de la pérdida de gran parte de su plantel. Podría decirse que hay similitudes en las carreras dirigenciales de Tapia y Sanzi. Tapia presidió Barracas y preside la AFA. Sanzi, en cambio, coordinó la reconstrucción de El Guapo en el futsal, y luego fue designado para presidir a la AFA en el fútbol de salón.
Sanzi remarca que, con los años, la selección pasó a formarse por jugadores que se desarrollaron en la liga local. De los campeones del mundo, Damián Stazzone era jugador de San Lorenzo. Los hermanos de Tierra del Fuego, Alamiro y Constantino Vaporaki, estaban en Boca, al igual que el arquero suplente Guido Mosenson. Santiago Basile, en Kimberley. Matías Quevedo, el tercer arquero, era el titular de Barracas. Además, la mayoría de los demás jugaban en Europa, mayormente en Italia y España, pero habían surgido aquí. Nicolás Sarmiento salió de River. Pablo Taborda jugó clásicos en 17 de Agosto contra los pinochistas Fernando Wilhelm y Maximiliano Rescia. Rescia jugó dos años en la primera de Pinocho y emigró al Viejo Continente sin haber perdido un solo partido. Gerardo Battistoni es el único rosarino del plantel campeón del mundo 2016, y salió de Rosario Central. Leandro Cuzzolino, de Ferro. Cristian Borruto, de Independiente. El único integrante que no surgió de las inferiores argentinas es Alan Brandi. El jugador del Jaén Paraíso Interior nació en Las Palmas de Gran Canaria y representó a la albiceleste por herencia de su madre, que nació en Argentina.
Un loco exitoso, un aprendiz y un juicio inconcluso
El entrenador de la camada campeona mundial fue Giustozzi, quien también había sido jugador. Según Sanzi, el exfutsalista de River fue el artífice principal del título en Colombia. Lo ratifica explicando su mentalidad. “En esa época no había ganado nada la selección. En Conmebol estábamos siempre detrás de Brasil, pero había una diferencia abismal –asiente en búsqueda de complicidad– entre nosotros y ellos. Era utópico pensar que podíamos ganar el Mundial. Pero lo escuchabas a Diego y el panorama era completamente diferente. El tipo se sentía codo a codo con las potencias. Dicen que la diferencia entre un loco y un exitoso es que le vaya bien. Bueno, Diego es un exitoso. Convenció al plantel de que tenían con qué para ser campeones. Partido a partido, con muchísimo esfuerzo. Al final, los entrenados por Giustozzi sacaron ventaja en el torneo local argentino tras haber sido entrenados por él”.
Cristiano Ronaldo dejó al mundo exultante después de despedirse del Real Madrid tras lograr su tercera Champions League consecutiva en 2018. Cuando Giustozzi renunció tras ser campeón del mundo en 2016 pasó algo similar. A menor escala, claro está. Según Sanzi, el presidente de futsal en la AFA, fue inesperado, pero analizándolo tras tanto tiempo, dice que fue lógico que el entrenador se sintiera agotado después del logro más difícil e importante de la historia del futsal argentino.
Sin embargo, el hoy director técnico de la selección de Vietnam tenía un plan para Argentina una vez que dejase su cargo. Llamó a Sanzi porque quería sumar a su cuerpo técnico a Matías Lucuix, quien hoy dirige a la albiceleste. Lucuix surgió de River. Era una promesa que había emigrado con 21 años a España, fichado en 2011 por el Inter Movistar, uno de los clubes más importantes del mundo. En el Mundial de Tailandia 2012, Lucuix sufriría una triple fractura de peroné. Tras varios intentos truncos de regresar al 40×20, optó por retirarse con 32 años.
Inter Movistar y la AFA llevaban años en juicio por la lesión del “Mago Matías”. Esto lo alejaba de la dirección técnica de la selección. Sanzi logró, tras dos semanas de negociaciones, resolver el conflicto. En cuanto renunció en 2016, Giustozzi le aseguró a Lucuix que él debía tomar las riendas.
Caso de éxito
Un campeonato del mundo. Tres finales consecutivas: Colombia 2016, Lituania 2021 y Uzbekistán 2024. Dos Copas América alzadas, 2015 y 2022. Cinco finales sucesivas, de 2011 a 2024. Un título por ser puntero de las Eliminatorias. Y un oro en la vitrina de los Juegos Sudamericanos de Paraguay 2022. Un palmarés que, una década atrás, estaba vacío.
Los éxitos de la selección impactaron en el futsal local. Se abrió la rama femenina. Se crearon la Copa Argentina y la Liga Nacional de Fútbol Sala, donde se enfrentan los mejores de cada región del país. San Lorenzo fue el primer y único club en levantar una Copa Libertadores, en 2021. Y Pinocho, con Elías como entrenador, volvió a gritar campeón en 2025, tras diez años sin cosechar un título, mostrando que aún se puede competir con menos cartera en el futsal argentino.



