jueves, noviembre 20, 2025

Tomás Martorana: “La preparación física se esconde detrás de una pelota”

Por Fernando Gerez

En el predio de Defensa y Justicia “Campeones Del Mundo” cada lunes, miércoles y viernes, se repite una práctica constante: gimnasios ordenados y limpios, arcos móviles para jugar un partido en los últimos minutos del entrenamiento, conos ubicados en distintas partes de la cancha y pelotas amontonadas listas para rodar. Los chicos del club que luego de una larga sesión dentro del gym, se preparan para lo que vinieron, la pelota. Hacen lo indicado por los profesores, juegan, se divierten y vuelven a los vestuarios.

En la cancha, juntando los conos y ordenando el gimnasio está Tomas Martorana. A sus 23 años, lleva ocho meses como preparador físico en Defensa y Justicia y ya se mueve con naturalidad en el día a día del club, aunque le sirvió mucho trabajar en otros lugares de su localidad donde creció toda su vida, Berazategui. Es profesor de la categoría 2013/14 y 2015 en Escuela River Berazategui, técnico de la primera en el Club Dive y personal trainer en el gimnasio All Fit. Su trabajo hoy en el club se enfoca en cuatro categorías, 2016, 2017, 2018 y 2019. Además se encargó de infantiles y juveniles, pero hoy su mayor desafío no es la exigencia, sino disfrazar la preparación física como diversión.

Martorana destacó que una de las mayores dificultades se presenta fuera de la cancha, la alimentación. “El 80% de los chicos que tenemos son de clase media-baja, y cuesta mucho ese lado”, señaló. Muchos entrenan al mediodía y llegan con malos desayunos o almuerzos incompletos, incluso a veces comen justo antes de la práctica y cargan con la comida en el estómago mientras corren. Pero para él no es un tema de esfuerzo o voluntad de las familias, sino de falta de recursos, una cuestión social: “La mayoría de los padres tratan de dar lo mejor pero no siempre se puede”, explicó. En lo cotidiano siempre intenta preguntarles qué comieron y aconsejarles que tomen conciencia del cuidado en la nutrición. 

“En estas edades no se habla de preparación física en sí; uno la esconde con juegos y con la pelota, que es lo que más les gusta”, dijo Tomás. Él no solo los entrena, sino que crea recuerdos y momentos del fútbol con cada gesto que produce, generando sonrisas en cada uno de los chicos. Más que ejercicios, transmite energía y pasión, cada jornada en el predio, es una forma de compartir una pequeña parte de su vida y sus emociones a través de una pelota, dejando una marca en cada joven que pasa por sus manos. Algunos días de la semana entrenan en el predio José Lemme y los domingos de jornada local disputan la fecha en La Capilla.

Aunque reparte su tiempo en distintas labores, Tomás tiene una meta profesional por cumplir. “Me gustaría trabajar como preparador físico o incluso como director técnico en categorías mayores o en la Reserva de algún club”. Hoy en día su lugar está en el predio de Defensa y Justicia, escondiendo el entrenamiento físico detrás del juego, porque para él la clave no está en obligarlos y exigirlos a formarse físicamente a tan temprana edad, sino a divertirse.

 

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