miércoles, noviembre 19, 2025

Amor sin botines: de Bonavena a Goyeneche, los cuatro ídolos que se ganaron la tribuna por fuera del campo de juego

Por Bautista Marson

1º de junio de 2025. El Estadio Madre de Ciudades, ubicado en Santiago del Estero, recibe la final del Torneo Apertura 2025 entre Huracán y Platense. Unas cinco horas antes del partido, un trío de hinchas mayores charlan en el Café Martinez de la avenida Belgrano Sur, donde el olor a café se junta con los nervios, el color y las canciones de una ciudad que se alista para consagrar un nuevo campeón del fútbol argentino.

-Si no salimos campeones ahora, no salimos más -comenta un hincha del “Globo”, mientras le da un sorbo al café.

-Huracán, siempre que llega a definir, algo le pasa. Pasó en 2009 con (Ángel) Cappa cuando nos afanaron contra Vélez, y en el 94 con (Héctor) Cúper -afirma otro de los integrantes del trío Quemero que busca matar el tiempo hasta la hora de partir hacia al estadio.

Entre anécdotas y glorias viejas – René Houseman, Miguel Brindisi, Jorge Carrascosa, Osvaldo Ardiles- se escucha un nombre que no se esperaría escuchar en una charla de fútbol.

-Me acuerdo que cuando era pibe, los días de partido, Bonavena siempre le dejaba un lugar a mi viejo para guardar el auto ahí en Parque Patricios -recuerda quien aparenta ser el de más edad, minutos antes de pagar el café y partir hacia la cancha.

Ya dentro del “Madre de Ciudades”, en la popular norte, y entre los distintos “trapos” de “La Banda de la Quema”, aparece la cara y el nombre del boxeador asesinado en 1976, Oscar Natalio “Ringo” Bonavena. Ya sea en las banderas, en las remeras que unen la leyenda “Parque Patricios” con su rostro, o cuando la hinchada canta: “¡Somos del barrio, del barrio de La Quema, somos del barrio de Ringo Bonavena!”.

Enfrente, Sergio Rudi, hincha de toda la vida de Platense, y Pablo Ivica, Luis Cositorti y Claudio Pangela, quienes lo acompañan a todos los partidos. Se ubican en la popular sur, designada para los hinchas del Calamar. El marrón y el blanco se hacen notar. Los trapos y banderas se van colgando sobre la baranda de la bandeja superior y el ventanal que separa la bandeja inferior del campo de juego. Entre los dos “trapos” de “La Banda del Calamar” se lucen algunas banderas con la imagen de Roberto “El Polaco” Goyeneche, cantante de tango fallecido en 1994, junto con el nombre del barrio de “Saavedra”.

En Buenos Aires, yendo por la avenida Ricardo Balbin, antes de llegar a la rotonda que la une con la Ruiz Huidobro y Gavilán, se encuentra un cartel que difícilmente pasa inadvertido: el Polaco les dice a las personas que entran a Saavedra “Bienvenidos a mi barrio”. Yendo por la avenida Parque Roberto Goyeneche se llega a la esquina de Melián y Tamborini, donde años atrás Goyeneche frecuentaba el bar San Quintín, donde entre copas alguna vez se escuchó su voz. En la esquina, su imagen está inmortalizada junto al escudo de Platense. “La Esquina del Polaco”.

Tres meses después de aquella consagración de Platense en Santiago del Estero, parado sobre esa esquina, un lugar histórico para Goyeneche, para Saavedra y para todo el pueblo del “Marrón”, Sergio Rudi, junto a quienes lo acompañaron en aquella final, explicó: “El Polaco es la mayor bandera que pudo tener Platense por el mundo, un embajador, el orgullo máximo de un amor genuino por el club… Platense es Saavedra… Y el Polaco es Saavedra y Platense juntos. No se puede disociar, no podrías pensar en el Polaco sin saber que es Saavedra”.

-El Polaco es Platense y representa a Platense, al barrio, a Saavedra. Platense se hizo conocido en el mundo gracias a él, en una época que no había conexión o tecnología -señala Pablo Ivica, socio desde hace más de 50 años, gracias a que su padrino logró convencer a su padre-. ¿Por qué creo que el Polaco sigue estando presente en la gente Calamar? Esa pregunta se responde sola…

Claudio Pangela, también hincha de toda la vida porque en su sangre corre tinta de calamar, dice: “¿Qué quién es el Polaco? Es la voz de un barrio… Es la viva voz de aquellos calamares que ya no están. Del viejo de Luigi, del viejo de Pablito, de mi abuelo y de todos sus hermanos los tanos-calamares, venidos del Piamonte. El Polaco es la voz de todos esos hinchas de otros tiempos que le dieron vida e identidad a estos colores.

Pangela, presente en aquella consagración de Platense del Apertura 2025, comparte lo siguiente: “Dicen que Goyeneche de tanto hablarle al oído al “barba” de su querido Calamar, lo convenció de ir a Santiago. Dicen también que el mismo barba fue quien levantó ese pie zurdo de Guido Mainero y clavó tan hermosa volea en el ángulo quemero. Dicen que éramos 13 o 14 mil… Los que allí estuvimos, sabemos que éramos muchos más. Los de hoy y los de ayer nos encontramos en un abrazo infinito e inolvidable. El Polaco volvió a cantar.

Luego de tres combinaciones de colectivos, el 101 se detiene en la calle Deán Funes, entre Cátulo Castillo y Rondeau. Corazón de Parque Patricios. Allí se encuentra Patio Funes, una casona vieja, que luego de remodelaciones se convirtió en un restaurante. Pero ni la casa que aparenta de los años 20, ni las recetas de Doña Dominga, son lo llamativo del lugar, si no los diversos objetos con la imagen de Ringo Bonavena, el hijo de la Doña, que adornan el bodegón. Desde una chapa con su cara y la frase “La experiencia es un peine que te regalan cuando te quedás pelado”, hasta un mini busto de Ringo. Sí, Bonavena, el que se encuentra presente en las banderas de todos los partidos de Huracán. Desde la final en Santiago ante Platense hasta cada partido en el Estadio Tomás Adolfo Ducó. El mismo Bonavena que con su estatua en la Tribuna Houseman, a la derecha de la popular que lleva su nombre, acompaña a los hinchas quemeros en todos los partidos. Como si los recuerdos no fueran pocos, el ídolo se hace presente cuando el rostro de Natalio Oscar Bonavena, hijo de Ringo y nieto de Doña Dominga, empieza a circular por las mesas.

-Huracán para él era todo. Es verdad que en una nota él dijo: “Yo antes que salir campeón del mundo, quiero que salga campeón Huracán”. Mi viejo es la representación del barrio, de Parque Patricios -opina Ringuito, tratando de explicar el cariño, el sentido de pertenencia y el status de “ídolo barrial” que logró no solo en la gente del “Globo” y Parque Patricios.

Pero este amor incondicional no solo se extiende por fuera del campo de juego, sino que también por fuera de la ciudad de Buenos Aires. En la ciudad donde las diagonales no son solo cosa de los delanteros, el 17 de agosto de 2024, Gimnasia y Esgrima La Plata recibe a River en el Estadio Juan Carmelo Zerillo por la fecha 11 de la Liga Profesional. En la platea que lleva su nombre, René Favaloro acompaña a los hinchas triperos. Sentado en su escritorio, su estatua observa el encuentro y cómo la tribuna lo recuerda con banderas que lo homenajean. El cariño no se desprende sólo de los partidos. En las calles platenses la imagen de Favaloro se hace notar. Quizás, recordado por los hinchas de Estudiantes, vestido de bata blanca. Pero quienes lo llevan más cerca del corazón, lo recuerdan con la camiseta blanquiazul. Desde los estudiantes que siguen honrando al doctor, como sucedió en el acto realizado por el alumnado de la Escuela Primaria Dr. René Favaloro, en el predio formativo del Lobo, “El Bosquecito”. Desde la inauguración del mural-mosaico en la calle 58 y 123 de Berisso, en julio de 2023. Y volviendo a la cancha, el Tripero se encarga de mantener la memoria, como cuando el 16 de julio de 2023, saltó a enfrentar a Boca bajo el lema “Nuestro héroe es de verdad”, con su cara estampada en el pecho de la camiseta, cerca del mismo lugar donde Favaloro lo guardaba. “Gimnasia está en el único lugar posible dentro de mí: el corazón”, dijo alguna vez.

Al igual que en La Plata y en Parque Patricios, en Córdoba, los hinchas también disfrutan de una compañía especial. La de “El Potro” Rodrigo Bueno. Siempre sentado en la Tribuna Cuéllar del Estadio Julio César Villagra. El cantante de cuarteto que, a pesar de su muerte en un accidente automovilístico el 24 de junio del 2000, dejó una huella en todo el suelo argentino. Pero metiéndose por la eternidad en el barrio de Alberdi, donde Rodrigo aprendió a ser celeste como el cielo, donde está su pirata cordobés. Pero lo mejor del amor que se siente por el Potro es que no sólo se demuestra en las banderas y calles piratas, sino que que también en la “piel”. En 2023 se conmemoraron los 50 años de su natalicio con la leyenda “Nunca te olvidamos” en el costado izquierdo de la camiseta titular. Y de una manera mucho más profunda y sentida en 2001, a unos meses de su fallecimiento, cuando su rostro, junto al lema “No me olviden”, fue llevado en el pecho por el plantel desde 2001 hasta 2002/2003 con un rediseño de por medio, siendo la primera en salir la más significativa y recordada, no solo por su diseño, sino porque fue portada por un familiar del mismísimo cantante. “El hincha de Belgrano no se olvida porque es el hincha que levantó la bandera del club por el mundo. No tenía miedo de decir que era hincha de Belgrano, y esa autenticidad el hincha siempre se la reconoció”, comenta el histórico arquero de “La B” y primo de Rodrigo, Juan Carlos Olave.

Para quienes siguen dudando si se necesitan pantalones cortos y camisetas bordadas para ser recordado en el fútbol argentino, acá hay ídolos que no hicieron goles, ni dieron vueltas olímpicas, pero sí caminaron las mismas calles que cualquier hincha. Se pusieron la camiseta y la portaron con orgullo y sentido a lo largo de toda su vida. La defendieron como si de una guardia ortodoxa se tratara. Usaron su voz para darle identidad a un barrio. A un pueblo. Demostrando que el corazón no solo late por quienes juegan, sino por quienes logran representar a la gente, desde la señora barriendo en la vereda hasta el pibe que pelotea por las calles del barrio. Porque el fútbol no son solo 90 minutos, sino también lo que se hereda en las canciones, en las esquinas, en las anécdotas.

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