viernes, noviembre 14, 2025

Faustino Oro, el niño prodigio del ajedrez: “Entreno todos los días para ser mejor y sueño con ser campeón mundial”

Por Tomás Plotinsky

Argentina tiene una gran cantidad de Grandes Maestros y Maestros Internacionales de ajedrez, tanto es así que en Sudamérica se ubica primero en el ranking, pero desde 2021, en el país donde jugaron Miguel Najdorf y Oscar Panno, se habla de un chico de 12 años: Faustino Oro.

Entre las marcas que superó están ser el ajedrecista más joven en superar los 2500 puntos de ELO, los 3200 de ELO Blitz, obtener su primera norma de Gran Maestro y conseguir el título de Maestro Internacional. Además, ya les ganó a los mejores jugadores del mundo, como a su ídolo Magnus Carlsen.

Hoy es el quinto jugador mejor clasificado en el país y acaba de disputar el Mundial de India, donde fue noticia por igualarle, no una, sino dos veces, al gran maestro indio Vidit Santosh Gujrathi, número 27 del mundo, quien, luego de derrotar al argentino en el tercer partido, le dedicó unas palabras a través de la red social X: “Faustino es, sin duda, muy talentoso y ya muestra una gran madurez para su edad. Tiene muchísimo potencial para convertirse en un jugador de primer nivel”.

—Empezaste de muy chico a jugar al ajedrez. ¿Cuándo te diste cuenta de que te gustaba?

—Al poco tiempo de aprender. Creo que cuando empecé a subir el rating de Chess.com, que fue a mis seis años.

—Ya jugaste contra muchos de los mejores jugadores del mundo y obtuviste buenos resultados. ¿Cuál fue el que más querías enfrentar?

—Magnus. Primero porque es mi ídolo y segundo porque ya había jugado varias veces con todos los jugadores de élite hasta que por fin me tocó él.

—Muchos te definen como un prodigio. ¿Cómo convivís con esa etiqueta?

—La verdad que a los comentarios no les presto atención, ni a los buenos ni a los malos. Entreno todos los días para ser mejor jugador y, si puedo convertirme en campeón mundial, genial; si no, intentaré llegar a lo más alto que pueda. Lo que alguien pueda decir es su opinión y no la realidad, y como jugador hay que convivir con eso.

—¿Cómo es tu rutina en un día de torneo? ¿Tenés alguna cábala?

—Me levanto y, mientras desayuno, preparo la partida con mi entrenador. Eso nos lleva unas dos horas. Después descanso y almuerzo. A la tarde, antes de jugar, repaso todas las líneas. Me gusta llegar temprano a la sala, al menos 10 o 15 minutos antes. Creo que la rutina en sí podría ser mi cábala, aunque no creo mucho en eso. Creo más en las buenas jugadas. Las cábalas pueden fallar; las buenas jugadas, no.

—Si tuvieras que elegir una partida que te haya marcado, por el resultado o por lo que aprendiste, ¿cuál sería y por qué?

—Creo que la que jugué con Rudik Makarian en el Mundial de Rápidas de Uzbekistán, porque sacrifiqué la dama e igualmente pude ganar la partida.

—¿Cómo manejás las malas rachas? ¿Te afectan?

—Es algo normal en el ajedrez. Hay que tratar de levantarse y ganar la siguiente partida. Trato de que no me afecten, pero a veces es inevitable.

—¿Qué es lo que más extrañás de Argentina?

—La familia y la comida.

—¿Qué te gusta hacer fuera del ajedrez?

—Me gusta jugar al fútbol y ver series.

—En varias notas dijiste que sos hincha de Vélez. ¿Sos de seguir los partidos?

—Por la diferencia horaria en los distintos países se me complica. Salvo cuando juega más temprano los fines de semana o cuando son partidos claves, esos sí los miro. Por ejemplo, este año vi las finales con Estudiantes y Central Córdoba y todos los partidos de la Copa Libertadores.

En el barrio de Almagro, a dos cuadras del Shopping Abasto, está el Círculo de Ajedrez Torre Blanca, el semillero de talentos más importante del ajedrez argentino y el lugar donde Faustino Oro comenzó a jugar. Allí, Franco López Maffia, ajedrecista de 17 años, revela: “Lo conocí un día que él estaba jugando con otras dos personas. De repente me meto a jugar y empiezan a descansarme entre los tres. Al final le gané y fue lindo, pero después lo enfrenté en la Copa AFA y me pegó un baile bárbaro”.

—¿Qué pensás de todo lo que está consiguiendo?

—Que es una locura. Es un orgullo que sea argentino. Ver a alguien tan genio que hable con vos o que sea uno más, tan cercano, está bueno. Uno suele imaginarse que estos jugadorazos son bastante cerrados o que solo hablan con cierto grupo de gente, pero no es el caso.

—¿Qué creés que diferencia a un buen jugador de uno excelente, como Faustino?

—El compromiso con el estudio. Él es un excelente jugador porque, además del talento, estudia nueve horas por día. El talento puede estar en todos, pero la perseverancia y la dedicación que uno le ponga, eso es lo que realmente define.

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