domingo, noviembre 9, 2025

¿Qué fue de la vida de Pedro Iarley?

Por Julián Pires

Llegó a Boca en 2003, proveniente de un equipo chico de Brasil, después de hacerle un gol en La Bombonera. Ganó dos títulos con el Xeneize y anotó en un Superclásico para ganar en el Monumental.

Solo 20 jugadores brasileños jugaron en Boca en 120 años de existencia. En el siglo XX los más destacados fueron Paulo Valentim y Orlando Pecanha de Carvalho. En el nuevo siglo, de los cuatro que vistieron la azul y oro, el único que se destacó fue un volante oriundo de Quixeramobim, una pequeña ciudad del nordeste brasileño a 212 kilómetros de Fortaleza, capital del Estado de Ceará: Pedro Iarley Lima Dantas.

Iarley había debutado en 1994 en Ferroviario de Fortaleza Brasil, y tras una breve experiencia en España, donde jugó en el Real Madrid B en 1996 y varios equipos del ascenso español, pegó la vuelta a su país. En 2003 tuvo su primera gran aparición internacional. Fue nada menos que frente al Boca de Carlos Bianchi por los Octavos de Final de la Copa Libertadores de aquel año.

En el partido de ida, jugado el 24 de abril en La Bombonera, anotó el único gol a los 67´ para darle una histórica victoria al modesto Paysandú, equipo del norte de Brasil. Una semana después se jugó la vuelta en el Estadio Mangueirao de Belem ante 55.000 espectadores. Con una victoria por 4 a 2, Boca selló la clasificación a la siguiente fase y se encaminó para ganar su quinta Libertadores. Esa histórica serie, de la que fueron protagonistas Paysandú y Iarley, marcó un hito en la historia del club brasileño. En 2020 sacaron un documental sobre ese duelo y en 2023 lanzaron una equipación de camisetas con los colores de Boca, en conmemoración de los veinte años de la victoria en La Bombonera.

Después de romperla ante el equipo de la ribera un empresario argentino que tenía jugadores en Brasil lo acercó a Boca. También había hecho el intento para que jugara en River. “Después del partido que le ganamos, mi nombre empezó a sonar por los medios para muchos equipos. Fue una gran vitrina. Estaba la chance de negociar con Boca y River Plate. Cuando jugué aquel partido con Paysandú, me había sorprendido la gente, la presión que había, me encantó el ambiente, quería jugar ahí en la Bombonera”, le reveló Iarley a TyC Sports en 2020. 

Cuando llegó al club de Brandsen 805, Carlos Bianchi le dió la 10. Utilizó el mismo número que Diego Maradona y Juan Román Riquelme. Pedrito Iarley totalizó 36 partidos, 6 goles y 2 títulos en el Club Atlético Boca Juniors: el Apertura 2003 y la Copa Intercontinental 2003.

Precisamente, en esa Intercontinental Iarley fue partícipe clave para una nueva conquista de Boca en tierras niponas, esta vez frente al Milan en la final. El conjunto rossonero se había puesto adelante en el marcador a los 23 minutos del primer tiempo, pero el equipo de Bianchi empató rápidamente. En el gol participó el volante brasileño con un toque suave de pelota que fue manoteado por el arquero del Milán y que le permitió a Matías Donnet, beneficiado por el rebote, empatar el encuentro. Finalmente el marcador no se modificó y el campeón se definió por penales. 

Del puñado de goles con la azul y oro hubo uno que lo inmortalizó en la historia del Superclásico y le permitió ganarse un lugar en los corazones de los bosteros. El 9 de noviembre de 2003 se jugaba en el Monumental una nueva edición del River-Boca por la fecha 14 del Apertura. El brasileño fue una de las figuras de aquella tarde. El superclásico se abrió con un gol, de cabeza, de Sebastián Battaglia. Los dirigidos por El Virrey se fueron al descanso 1 a 0. En la segunda etapa, a los 7’ del segundo tiempo, tras robarle una pelota a Ricardo Rojas, central de River, Iarley encaró hacia el área, dejó desairados a los defensores millonarios con una bicicleta y una gambeta, y liquidó el partido con un zurdazo al primer palo de Franco Costanzo. “Venía buscando hace varios partidos el gol”, dijo después del encuentro. El resultado final fue 2 a 0 y la hinchada de Boca coreó en las tribunas: “Y ya lo vé, y ya lo vé, es el hermano de Pelé”. Olé tituló en su tapa al día siguiente “Lo desplumó”, con una foto del brasileño festejando. Boca se perfilaba para ganar el torneo y Iarley se consagraba.

Para el 2004, el ex Paysandú perdió protagonismo en el equipo y se despidió con la camiseta de Boca con un doblete en Bahía Blanca en una victoria ante Olimpo por el Clausura. Se marchó a Dorados de Sinaloa y regresó a Brasil un año después para jugar en Inter de Porto Alegre. En el equipo gaúcho tuvo una exitosa etapa y se convirtió en ídolo. Allí ganó, en 2006, la Copa Libertadores y el Mundial de Clubes y en 2007 la Recopa Sudamericana. En la final del Mundial de Clubes frente al Barcelona de Frank Rijkaard, Pedro Iarley vistió la 10 y portó la cinta de capitán. El conjunto culé tenía a Ronaldinho, Puyol e Iniesta, entre otros, en el equipo. Sobre el final del partido, el oriundo de la pequeña ciudad de Quixeramobim le dio una asistencia de gol a su compañero Adriano Gabirú para obtener el título. Pedro Iarley volvía a dar la vuelta en Japón. Por su destacada actuación, la FIFA le otorgó el Balón de Plata. A la hora de la celebración, Pedrito recordó sus orígenes y llevó puesta una bandera de su ciudad natal para la foto con el trofeo de campeón y el de segundo mejor jugador de la final.

Luego de su estadía por el Colorado pasó por varios equipos de la Primera División de Brasil. Retornó en 2013 a Paysandú y al año siguiente colgó los botines en Ferroviario, club donde comenzó su carrera.

A los 43 años jugó en Alvorada, un equipo de futsal de su país. Durante muchos años fue coordinador de las inferiores del Inter de Porto Alegre y también tuvo experiencias como entrenador de equipos del ascenso brasileño: Moto Club, Santa Cruz y Sao Luiz. En la actualidad, a los 51 años, además de integrar una agencia de marketing deportivo, se dedica a analizar partidos para Canal 24 de Porto Alegre. En últimas apariciones mediáticas comentó que sigue las campañas de Boca y lamentó mucho la derrota contra River en la Final de La Copa Libertadores 2018 en Madrid.

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