Por Lautaro Gourovich
Leo Rodríguez fue un enganche talentoso campeón con la selección argentina de la Copa América 1991 y 1993, la Copa Confederaciones y la Artemio Franchi, es ídolo en la U de Chile, club donde ganó tres ligas y una Copa, y fue parte del plantel ganador de la Copa Mercosur con San Lorenzo en 2001, pero, pese a todos estos títulos, un hecho fue el que marcó su carrera: fue el encargado de reemplazar a Diego Maradona post dopaje en el Mundial de Estados Unidos 1994.
“Estar en la historia como el que reemplazó a Diego es algo que voy a llevar siempre conmigo. A mí nunca me pesó la camiseta de la selección, pero cuando el Coco Basile me avisó 24 horas antes que tenía que jugar contra Bulgaria fue duro, no me lo esperaba. Pensábamos que le iban a levantar la sanción”, recuerda Rodríguez, quien también adjudica la derrota al calor infernal que hacía en Dallas y la mala suerte por el desgarro de Claudio Caniggia, a los pocos minutos del primer tiempo.
Leo, que no conoció a Diego hasta después de la derrota escandalosa 5 a 0 contra Colombia en las eliminatorias para el Mundial 1994, compartió la habitación cuando Basile convocó al Diez para los partidos de repechaje contra Australia, algo que para él “fue una locura difícil de contar”. Desde ahí, generaron una relación cercana y fue invitado a la gran despedida en La Bombonera.
Ese fin de semana, San Lorenzo, club en el que jugaba, enfrentaba a Lanús. Ante la invitación de Guillermo Coppola, Leo le pidió permiso a Manuel Pellegrini, el DT, para poder estar. Para él significó una “alegría inmensa estar presente en uno de los momentos más memorables de la carrera de Diego”.
“A partir de su muerte, los momentos vividos con él se potencian un montón. Fue el futbolista más grande de la historia argentina. Soy un afortunado por haber jugado con él, por haber compartido habitación y haber ganado cosas juntos, Diego es inolvidable”.



