domingo, noviembre 9, 2025

Jorge Higuaín: “Me siento mucho más representado por River”

Por Lautaro Gourovich

Boca y River, River y Boca. 120 años de historia sostienen una de las rivalidades más intensas del fútbol mundial. Sin embargo, muchos jugadores defendieron ambas camisetas. Uno de ellos es Jorge “el Pipa” Higuaín, que no solo estuvo de los dos lados, sino que además fue capitán en los clubes más importantes del país, algo que pocos pueden contar y que lo convierte en un caso único dentro del Superclásico.

Su historia arrancó en Nueva Chicago, club que define como “mi primera novia”. De ahí a La Plata, para defender los colores de Gimnasia durante dos años, donde también fue capitán. Después del Lobo, llegaría su primer gran desafío: San Lorenzo.

Pero su vida dio un giro inesperado en diciembre de 1985. “González Araujo, el tesorero, me mintió. Nos debían seis meses, yo era el capitán y tenía que dar la cara por mis compañeros. No tenía plata para llevar a mi casa y alimentar a mi familia. Son los mismos problemas que tiene San Lorenzo hoy en día, nada cambió. Yo quiero siempre que me vengan de frente, con la verdad. Por eso me peleé con él y tuvimos un fuerte altercado. No tuvieron la mejor idea que echarme, un 24 de diciembre”, recuerda con crudeza.

Ese episodio abrió la puerta de Boca. Carlos Heller, entonces vice del Xeneize, lo llamó para acordar su llegada. “Yo estaba recontra contento. No era el mejor Boca, tenía algunos temitas económicos, pero Heller era sincero y cobrábamos siempre. Fui muy feliz, disfruté mucho la liguilla que le ganamos a Newells y nos permitió jugar la Libertadores”, relata con cariño. Después de 83 partidos, 6 goles y ser capitán, emigró a Francia, para jugar en Stade Brestois 29.

Instalado en Brest, disfrutó de no tener la presión que abarca el mundo Boca y de no concentrar. Llegó el llamado de Cesar Luis Menotti, quién ya lo había dirigido en Boca, y se interrumpió la tranquilidad europea. “A River voy por Menotti. Cuando lo tuve en Boca creía que por el tema de la técnica no iba a jugar, junto a Hrabina. Pero nos ganamos el lugar y me mantuvo la capitanía. A César le tengo un cariño muy especial”, asegura.

Si bien no cruzó la vereda de manera directa, había cierto resquemor por parte de los hinchas millonarios: “Me decían que me tenía que desinfectar por haber jugado en Boca”. El Pipa lo disipó en la cancha, con cuatro años de rendimientos sólidos, dos títulos y ganándose la capitanía. “Me siento mucho más representado por River, pero jamás le falté el respeto a la gente de Boca. Nunca hablé mal de ningún equipo, no me sentiría bien yo”, reconoce.

En el Millonario, no solo consiguió títulos y el reconocimiento de la gente. También fue parte de un momento que quedará en la memoria de muchos. “Le cagué el gol 100 a Daniel Passarella en un superclásico. Una cosa de locos”, dijo mientras se reía. En el torneo de 1988/89, el Kaiser metía un tiro libre al ángulo, pero el gol iba a ser anulado, por fuera de juego. ¿De quién? De Jorge Higuaín. “El loco ese no sabes como le pegaba, y yo era un caradura. Iba corriendo al rebote, a ver qué pasaba. El árbitro, Juan Bava, me cobró offside a mí y dijo que le obstruía la visión al arquero, ¡nada que ver!”, recordó. Por suerte para Bava y para River, terminaron siendo vencedores por penales. Además, agregó que tiempo más tarde se lo cruzaron en un aeropuerto y les pidió perdón por el horror.

Hoy, con la experiencia de haber vestido las dos camisetas, es palabra autorizada para opinar de la situación institucional de ambos. Higuaín cree que hay una diferencia muy marcada: “River es el club más importante del país hoy en día. Voy permanentemente y todos los días hay una obra nueva. No para de crecer. En Boca es noticia que reforman una entrada, en River que agrandan el estadio para que entren doce mil personas más, van a entrar 100 mil en el Monumental. Los socios de Boca no merecen quedarse afuera, la dirigencia tiene que tomar una decisión para agrandar el estadio”.

Sin dudas, el mayor orgullo del Pipa es que la gente que lo reconoce en la calle le demuestra cariño, independientemente del club, que pueden ser Chicago, San Lorenzo, Boca o River y eso, en el fútbol argentino, no pasa seguido.

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