Por Lautaro Gourovich
Christian “Gomito” Gómez es el ídolo máximo de Nueva Chicago. Enganche talentoso, con una pegada exquisita y una visión impresionante, representa un tipo de futbolista que ya no abunda. Además del Torito, tuvo pasos por Independiente (campeón apertura 2002) y Arsenal. También se aventuró en Estados Unidos: DC United (fue MVP de la liga en 2006 y campeón de la Supporters’ Shield en 2007), Colorado Rapids y Miami FC. Volvió a Chicago en 2011, a sus 36 años, logró 3 ascensos y se retiró a los 44. Se dio el gusto de jugar junto a su hijo Gabriel en el club que lo vio nacer, fue declarado personalidad destacada del deporte en la Ciudad de Buenos Aires en 2014 y, desde 2019, tiene una estatua en el polideportivo del club, ubicado en Lisandro de la Torre y Tandil. Este 7 de noviembre cumplió 51 años y se celebró la navidad en Mataderos.
-Christian, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza cuando escuchas Nueva Chicago?
-Chicago siempre va a estar en mis mejores recuerdos, imagínate que desde mi infancia estoy ligado al club. Arranque a los cinco años, debuté a los 17 y me retiré a los 44. Toda una vida, es mi segunda casa. Pasé momentos muy lindos, felices, otros no tanto, pero el fútbol tiene ese ida y vuelta. Los momentos lindos los tenes que disfrutar mucho, porque son más los malos. Para mí Chicago es todo.
-En tantos años, ¿cuál fue el momento más especial?
-Tengo dos. Cuando nacieron mis mellizos, al día siguiente jugábamos contra Almirante Brown, tuve la suerte de poder hacerles un gol y la verdad fue hermoso (victoria 4-2 en la primera B 1997). También en el 2014 cuando ascendimos con Chicago a primera, le ganamos 1-0 a Gimnasia de Jujuy con gol mío en cancha de Instituto. Volvimos a primera después de tantos años de jugar en Primera B y en la B, volví de Estados Unidos para aportar mi granito de arena y por suerte se me dio todo.
-Tuviste muchos compañeros y recuerdo varias duplas con las que se entendían a la perfección, ¿quién fue el jugador con el que sentiste más conexión?
-Tengo varios, es difícil dejar a uno afuera, ja. En Chicago, Ariel “el mingo” Jesús y Martín Mandra. Yo los miraba y ellos sabían que tenían que picar e ir a buscar al espacio. Me marcaban el pase y se hacía muy fácil. En DC United con Jaime Moreno, boliviano.
-¿Qué estás haciendo ahora? ¿Te interesa ser DT o manager?
-No me gusta la dirección técnica, tengo el curso hecho pero no me llama la atención. De manager si, me veo como el nexo entre plantel, cuerpo técnico y dirigentes. En ese lugar creo que me sentiría más cómodo.
-Habiendo sido enganche clásico tengo que preguntarte, ¿cómo ves la posición hoy en día en un fútbol que es cada vez más táctico y físico?
-El enganche fue desapareciendo. En una época jugaban de doble cinco, al lado de un tapón y el otro se soltaba. Hoy en día el enganche está más de extremo por izquierda, en mi caso yo lo hacía. Jugaba ahí en un 433 pero yo no iba por la raya, me tiraba para la espalda del 5, entonces entre el central y el lateral dudaban, y en esa duda yo sacaba provecho.
-¿Qué jugador sentís que puede tener cosas de tu estilo?
-A mí me gusta Luciano Cabral, de Independiente. Es uno de los últimos enganches, intenta jugar, poner pases de gol, en los mano a mano trata de colocar la pelota y no pegarle fuerte. Tiene buena visión, me gusta mucho.
-Saliendo de Chicago, entre 2004 y 2010 estuviste en la MLS, fuiste campeón y MVP. ¿Cómo viviste esa etapa y cómo ves la liga ahora con la llegada de Messi?
-La etapa que viví en el DC United fue hermosa, me trataron espectacular, fue una linda experiencia, por suerte me tocó andar bien, ja. En mi época ya se veía que iba a ser una liga muy fuerte, porque llegaban jugadores importantes como David Beckham, Guillermo Barros Schelotto, Cuauhtémoc Blanco, Marcelo Gallardo, Piojo López. Hoy en día, más allá de que el periodismo de acá no le da tanta importancia, es una liga fuerte. Antes los equipos mexicanos le ganaban siempre a los de la MLS y ahora ya no es así. La llegada de Leo también impulsa a que se le dé más bola y lleguen muchos jugadores buenos que además son jóvenes, como Federico Redondo.
-Volviendo a Chicago, ¿cómo ves el presente y qué crees que le falta para volver a primera?
-Este año no pudo entrar en el reducido, hay que barajar y dar de vuelta. El año pasado estuvo muy cerca, llegó a las semis y por muy poco no se dio. Hay que darle más bola a las inferiores, Chicago tiene que sacar ventaja ahí. Es difícil comprar jugadores y se tiene que hacer fuerte con lo que tiene, de esa forma el club va a crecer y va a mejorar en lo social además de lo deportivo.
-Para cerrar, sos leyenda en Mataderos, ¿qué significa para vos?
-Para mí es un orgullo inmenso que los hinchas de Chicago me hayan hecho una estatua. Con mi familia y mis amigos disfrutamos mucho cuando la presentaron, que fue el día de mi cumpleaños en 2019. Quiere decir que hice las cosas bien no solo en lo deportivo, que capaz es lo más difícil. Es mi segunda casa. Es un halago el reconocimiento que me tiene la gente, cada vez que me cruzo hinchas me saludan y me agradecen. Recuerdan mucho mi vuelta en 2011, cuando Chicago estaba en la tercera categoría y yo me vine de Estados Unidos. Quería darle una mano al club y viendo cómo salió todo más que feliz, fueron momentos inolvidables y logramos todos los objetivos.



