Por Alen Franco
Durante el Mundial Qatar 2022 la Selección Argentina fue noticia por una razón algo peculiar, el Washington Post había publicado un artículo en el que intentaba explicar con diferentes teorías por qué la Albiceleste no contaba con ningún deportista negro. Las razones que explican en el artículo, la falta de afrodescendientes no eran descabelladas, daban sentido a la actualidad de una selección de fútbol y una nación que predomina blanca en todo el país. Sin embargo, hay algunas excepciones fuera del fútbol que generan la pregunta “¿por qué acá sí, y en el fútbol no?”
Manuel Armoa, jugador de voleibol que representa la celeste y blanca a nivel internacional, es afrodescendiente. Su padre biológico es cubano y de ahí heredó su aspecto físico. En el vóley esto pasa desapercibido, es un jugador más, o quizás no tanto ya que es un punta receptor talentoso que de a poco se gana su lugar en el equipo nacional. Por el lado femenino también tenemos un caso que mencionar: Erika Mercado juega de opuesto, nació en Ecuador y en 2008 llegó a Argentina para jugar al vóley profesionalmente. En 2018 consiguió la nacionalidad y desde los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 forma parte de Las Panteras. En esa competencia fue la máxima artillera del seleccionado y desde entonces forma parte de las jugadoras fijas del plantel.

En básquet podemos nombrar a Lee Aaliya, jugador que debutó en la Selección en 2023. Es hijo de Musambe Tutu, el ex luchador ghanés que hizo su fama en la televisión argentina. Formó parte de las juveniles de la selección, tanto sub-17, como sub-18 y sub-19. El ala-pívot ya es parte de la nueva generación del básquet argentino desde su primera convocatoria.

A pesar de ser uno de los deportes más practicados en las escuelas secundarias de la provincia de Buenos Aires, el handball no tiene una fama muy grande a nivel nacional. Por lo que poca gente sabe que en los Juegos Panamericanos 2023 Argentina se llevó el oro en el masculino con James Parker en el plantel. El Gladiador, que convirtió dos goles en la final contra Brasil, es hijo de un ex basquetbolista estadounidense a pesar de nacer en San Nicolás de los Arroyos. Y nuevamente tenemos un episodio similar en la rama femenina del deporte: Joana Bolling. Hija de Elnes Bolling, también ex basquetbolista estadounidense que en los 90´ vino a jugar a Argentina y terminó sentando cabeza aquí. La extrema izquierda forma parte del plantel nacional desde 2015.

Todos estos casos solo abren la puerta lentamente a la población negra en el país a poder representar la bandera argentina. Sin embargo, si ya hay varios ejemplos, ¿por qué no surge un ejemplo del deporte argentino por excelencia? A lo largo de los años varios futbolistas africanos vistieron camisetas de clubes del fútbol argentino, ninguno se consolidó ni pudo dar su mejor versión. Uno de los que más tiempo jugó en Argentina fue Félix Orode, con paso en San Lorenzo, Nueva Chicago, Independiente, Excursionistas, Comunicaciones, Luján, Sportivo Barracas y DEPRO. En todos sus años siempre expresó el racismo que recibía todos los fines de semana por parte de rivales, hinchas y mismo compañeros que lo afectaban. “Es habitual que me griten ‘negro de mierda’ o ‘mono”, declaró el nigeriano en 2023, una triste realidad con la que tuvo que convivir en sus casi 15 años de carrera en Argentina. Y es que con estas experiencias en el fútbol es difícil que afrodescendientes apunten a desarrollarse en él, saben que es un ambiente completamente hostil para ellos.

En 2011 llegó un refugiado ghanés de la tribu Kusazi a Flores, hizo una prueba para jugar de lateral en Boca y quedó. En 2012 jugaba en la cuarta y ya la gente lo notaba como algo de otro mundo. Bayan Mahmud soñaba con ser el primer negro en representar a la Argentina, tenía mucho potencial y confianza en sí mismo. Lamentablemente, nunca llegó a debutar en el club Xeneize, poco a poco se fue perdiendo el potencial que veían en él. En 2015 se quedó libre y se fue del país a jugar en categorías menores de Francia. Estas historias de africanos o afrodescendientes que hacen inferiores en algún club pero que no llegan ni a debutar se repiten constantemente. El racismo en el fútbol se está trabajando hace años, en Argentina ahora habrá una nueva prueba para demostrar que tanto se ha avanzado. Jonathan Spiff Asuzu es un delantero que forma parte de las inferiores de River Plate desde 2014, tiene raíces nigerianas y con 18 años juega en la Reserva del club. Si tiene la habilidad suficiente para haber atravesado más de 10 años en las categorías inferiores de uno de los clubes más grandes del país, debería tener la capacidad de llegar a Primera y poder jugar en cualquier club de Argentina. Ahora toca ver si el entorno del fútbol se ha desarrollado de mejor manera como para que no venza desde lo psicológico el sueño de un joven futbolista.




