sábado, octubre 18, 2025

Justin Gatlin: la utopía sirve para correr

Por Franco Curione

Justin Gatlin es un corredor de la vida. Corrió para huir de los estigmas, para que lo vieran y para que lo perdonaran. Corrió cuando lo querían y lo aplaudían y corrió cuando lo silbaban y no querían saber más nada de él. Y, como si fuera poco, corrió más rápido que casi todos los humanos que alguna vez pisaron su Estados Unidos natal y la Tierra.

“No tenía préstamos estudiantiles… así que corrí tan fuerte y rápido como pude para asegurarme una beca completa”

Gatlin nació en 1982 en Brooklyn, y aterrizó en la Universidad de Tennessee en el otoño del 2000 sin becas prometidas. El objetivo estaba claro: el atletismo iba a ser la salida. Dicho y hecho, ganó seis títulos consecutivos de la Asociación Nacional Deportiva Universitaria (NCAA) y así fue como comenzó a hacerse de un nombre propio.

“De hecho, fijo mis metas con uno o dos años de anticipación”

Se obsesionó con el proceso. En 2003, pudo romper la barrera de los 10 segundos por primera vez en su carrera y decidió saltarse la temporada bajo techo del año siguiente para enfocarse en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Los resultados llegaron: con solo 22 años, se colgó la medalla de oro en los 100 metros. En 2005, fue campeón de los 100 en el Mundial de Helsinki. En 2006, igualó el récord del mundo con 9,77 segundos. Todo parecía ir acorde a lo planeado.

“No sabés lo que le está pasando a tu cuerpo… no sabés qué te están aplicando en el cuerpo”

El 22 de agosto de 2006, Gatlin fue suspendido por dopaje con ocho años de inhabilitación por parte de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos por haber dado positivo por testosterona. El chico bueno de la pista pasaba a ser el villano. En silencio y lejos del foco, logró que fuera reducida a solo cuatro años por colaborar con la justicia proporcionando información que pudiera ayudar en la lucha contra el dopaje. Sin embargo, el costo fue demasiado alto: le tuvo que decir adiós al récord mundial que había obtenido y tuvo que ponerse a reconstruir su imagen pública.

“Podés demostrarlo mejor de lo que podés explicarlo”

No habló, pero volvió mejor que nunca. De cara a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, ganó las clasificatorias de su país con la mejor marca de su vida. Cuando arribó a las Islas en agosto, se llevó el bronce, incluso mejorando el tiempo que había logrado meses atrás. También ganó la plata en los relevos 4×100 con récord nacional. Mas no alcanzaba, no llegaba primero. El tenía nombre y apellido: Usain Bolt. Mientras Gatlin esperaba en las sombras, Jamaica había dado a luz al nuevo rey de la pista.

En 2013, a los 31 años, corrió en la final del Mundial de Moscú 2013. ¿El resultado? Segundo lugar, detrás de Bolt. En 2015, volvió a mejorar su personal best, bajando a 9,74 segundos, pero cuando llegó a la final del Campeonato del Mundo, volvió a caer ante El Rey de la pista. Los Juegos de Río 2016 estaban entre ceja y ceja. Sin embargo, cuando ambos se midieron en la carrera “por los puntos”, el hombre de Sherwood Content volvió a arrebatarle la presea dorada. Simplemente no podía ganarle. 

“Hermano, ¿cuándo vas a venir al programa?”

El muchacho de Brooklyn se había convertido en el antagonista de la era de Lightning Bolt. Jamaica contra Estados Unidos. Carisma contra silencio. En 2017, con 35 años, el estadio entero lo abucheó en el Mundial de Londres. Era la última de Usain. Silencioso, cruzó la meta primero. Lo derrotó. Pero no gritó ni lo provocó, ni a él ni a la gente. Solo inclinó la cabeza en señal de respeto. En el fondo, los grandes se reconocen entre ellos. Años más tarde, invitó a su podcast Ready, Set, Go al jamaiquino, donde dialogaron durante casi dos horas del atletismo y todas sus batallas.

“Se convirtió en una pasión, un impulso, una obsesión…” 

Recuerda sobre su primer equipo olímpico. Y sí que fueron fuertes su pasión y su obsesión. Justin acabó participando no de uno ni dos Juegos, sino que de tres. Desde los 22 hasta los 34. En 2021, Gatlin intentó convertirse en el hombre de mayor edad en ganar una medalla en los 100 metros y podría hacer si se metía en Tokio 2021, a la edad de 39 años. Durante la final de los clasificatorios, sufrió una lesión en el tendón de la corva y cruzó la línea de meta cojeando en último lugar, poniendo fin a sus posibilidades.

“Deben estar atentos a las personas… que rodean a su hijo”

Escribió Del polvo a la gloria: la historia de Justin Gatlin, donde les habla a sus padres, tiene un podcast que sirve como plataforma para otros atletas y da charlas a lo largo y a lo ancho de su país para contarle su historia a los más jóvenes y hasta a empresarios del mundo corporativo. Una inspiración que trasciende campos.

En su despedida, el día en que cumplió 40, escribió le a la pista: “Mi vida cambió en el momento en que supe tu nombre. (…) Me has dado coraje, sabiduría, paz; y una forma de inspirar a otros a ser la mejor versión de sí mismos. La antorcha se pasa, pero el amor nunca se desvanecerá”.

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