sábado, octubre 18, 2025

Andrés Ducatenzeiler: el hombre que quiso pelearle a Macri y perdió contra todos

Por Lisandro Cabello Herrera

Hay dirigentes que quedan en la historia por sus títulos, otros por sus escándalos. Andrés Ducatenzeiler quedó en una zona ambigua: fue el presidente más joven en la historia de Independiente —asumió en 2002, con apenas 32 años— y se fue por la puerta chica, en medio de acusaciones de mala administración, peleas internas y una soledad política que él mismo alimentó. Su breve paso por Avellaneda dejó una frase de culto: “Prefiero ver a Independiente en la B antes de privatizarlo”. Se lo dijo en 2002 a Página12, plantándole cara a Mauricio Macri, que por entonces ya mostraba su plan de transformar a Boca en un modelo de gestión empresarial.

Ducatenzeiler se construyó como antagonista. Su relato siempre se centró en esa resistencia heroica contra la privatización de los clubes sociales. “Macri me dijo que no tenía futuro si no entregaba Independiente a un gerenciamiento. Yo le respondí que jamás”, insistió años después en Infobae. Su cruzada anti-SAD lo enfrentó no solo con Macri, sino también con Julio Grondona, el patrón de la AFA. Pero la realidad le pasó por arriba: su club estaba devastado económicamente, con un pasivo que, según la auditoría de la Comisión Directiva posterior, rozaba los 25 millones de dólares. No supo o no pudo frenarlo.

“Era muy joven, sin estructura y rodeado de pícaros”, lo describió Fernando Niembro en La Nación. El periodista deportivo, crítico de sus manejos, resumió su problema: “Quiso dar una pelea ideológica sin tener espalda política ni controles internos. Y en Independiente, si sos un dirigente débil, te devoran”.

El episodio que lo marcó para siempre fue el escándalo de las barras. “Yo fui parte de la barra, eso lo sabe todo el mundo. La Guardia Imperial me bancaba, pero después me soltaron”, dijo él mismo en 2019 en su canal de YouTube. Esa relación carnal con la tribuna terminó volviéndose en su contra: durante su gestión se multiplicaron las denuncias de reventa de entradas y aprietes a jugadores. El ex jugador Daniel Garnero, en Clarín, contó que “era muy difícil jugar sabiendo que la barra tenía línea directa con la dirigencia. Siempre se decía que les daban plata, entradas, viajes”.

Ducatenzeiler se defiende diciendo que heredó un club fundido y traicionado por los mismos que se sentaban a su lado. “Los dirigentes de la vieja guardia me dejaron solo cuando les toqué sus negocios”, dijo en una entrevista con Alejandro Fantino para Animales Sueltos. Pero el saldo final es inapelable: durante su mandato, Independiente vendió a Andrés Guglielminpietro, Lucas Pusineri y otros referentes por montos que jamás cerraron del todo en los balances. Y cuando se fue en 2005, el club estaba igual o peor que antes.

“Lo que más le critico es la falta de transparencia”, declaró Rubén Vázquez, ex secretario general del club, en una nota de Olé. “Nos decía que enfrentaba a los poderosos, pero internamente no rendía cuentas de nada. Y la barra se le fue de las manos”.

Incluso algunos hinchas que rescatan su resistencia contra Macri admiten que su discurso épico era una forma de tapar carencias de gestión. “Nunca supe si era Robin Hood o un gran improvisado”, dijo Ricardo Bochini en una entrevista con Radio La Red. El Bocha, leyenda viva del club, fue de los pocos ídolos que lo defendieron en público: “Me acuerdo que no vendió el predio de Villa Domínico como querían otros. Eso se lo reconozco”.

Hoy, casi veinte años después de aquel mandato convulsionado, Ducatenzeiler es una figura periférica que encontró en los streams y en las redes un nuevo escenario. Allí dispara contra Grondona, Macri y cualquier dirigente que considere parte de “la mafia del fútbol argentino”, como repite en cada transmisión de su canal. En Perros de la Calle (Urbana Play), recordó: “Me equivoqué en confiar en todos. Hoy no confío en nadie. Me fui con una mano atrás y otra adelante, pero sin haber privatizado a Independiente”.

No hay épica que oculte su final político. Fue expulsado de la Comisión Directiva y procesado por administración fraudulenta, aunque luego la causa quedó archivada por falta de pruebas sólidas. Para muchos, un símbolo de cómo la buena voluntad puede hundirse sin controles ni alianzas firmes. Para otros, un mártir de un ideal que nadie más se animó a sostener.

En la historia de Independiente, Andrés Ducatenzeiler sigue siendo una pregunta incómoda: ¿qué hubiera pasado si no se creía inmune al fuego amigo? ¿Fue realmente un visionario adelantado a la resistencia contra las SAD o solo un dirigente sin cintura para jugar en las grandes ligas? Lo cierto es que cada tanto reaparece en Twitch, como un fantasma del pasado, para recordarles a todos que la pelea contra la privatización, ganada o perdida, aún no terminó.

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