Por Matías Huentelaf
Bernardo Romeo, campeón mundial Sub-20 en Malasia 1997 y actual coordinador de Selecciones Juveniles, asumió su cargo en enero de 2020 con una misión clara: reivindicar la imagen y la filosofía de José Pekerman, el hombre que marcó una época dorada en las divisiones inferiores de la AFA al conquistar tres títulos mundiales Sub-20 (1995, 1997 y 2001). Más tarde el legado Pekerman tuvo a Francisco “Pancho” Ferraro (2005) y su ladero Hugo Tocalli (2007) como continuadores y partícipes del proyecto.
Romeo buscó recuperar los valores que Pekerman inculcó a aquella generación: el sentido de pertenencia, la formación integral y la identidad con la camiseta argentina. Para ello, rodeó a las selecciones juveniles de exjugadores del seleccionado nacional, hombres que habían pasado por “la escuela del Profe”.
Hoy, Diego Placente está al frente de las selecciones Sub-17 y Sub-20, mientras que en otros momentos Pablo Aimar también dirigió la Sub-17 y Sub-15. Además, se conformó un departamento de scouting internacional, encabezado por Juan Martín Tassi, con sede en Europa. Su función es seguir de cerca a los llamados “europibes” —como Alejandro Garnacho, Nico Paz o Valentín Carboni— y detectar nuevos talentos argentinos en distintos puntos del mundo.
La nueva gestión trajo una estructura centralizada, con coordinación entre las divisiones menores y la selección mayor, encabezada por Lionel Scaloni. todas las selecciones nacionales trabajan hoy bajo un mismo modelo. Con la creación del Departamento de Metodología de Selecciones Juveniles masculinas y femeninas, que tiene como objetivo mantener una identidad común con la Selección Mayor, adaptable a cada categoría.
Los resultados: señales de un cambio
En el Mundial Sub-17 de 2023, Argentina finalizó en el tercer puesto, igualando su mejor posición histórica en el certamen (Italia 1991, Ecuador 1995 y Finlandia 2003). Un progreso notable si se compara con el pasado reciente: en Brasil 2019, la Albiceleste quedó eliminada en octavos de final; en India 2017, no logró clasificarse; y en Chile 2015, no superó la fase de grupos.
Por su parte, la Selección Sub-20 alcanzó las semifinales de un Mundial por primera vez en 18 años, un logro que refleja el renacer del proyecto juvenil. En el período intermedio, Argentina se despidió dos veces en octavos (2019 y 2023), en cuartos de final en 2011, no clasificó en 2009 y 2013, y se quedó en fase de grupos en 2015 y 2017.
Los números muestran una tendencia clara: el trabajo encabezado por Bernardo Romeo y su equipo empieza a dar frutos. El foco no está únicamente en los títulos, sino en la formación humana y profesional de los futbolistas, con una estructura sólida que apunta al desarrollo integral.
Aunque las coronas todavía no lleguen, el cambio es evidente. Argentina volvió a tener un proyecto de selecciones juveniles con identidad, planificación y un objetivo común: formar jugadores y personas que sientan orgullo de vestir la celeste y blanca.