Por Martina Tagliapietra
Argentina, un país lleno de fútbol. En la mayoría de las casas hay una pelota de fútbol. En todas las ciudades hay al menos un club de fútbol, un club de barrio, un club de amigos. En estos establecimientos la redonda siempre rueda. Argentina, un país con mucha historia.
River, Boca, Maradona, Messi, tres veces campeones del mundo. Argentina, el tercer país con más clubes de fútbol en el mundo, con aproximadamente 3.300 instituciones.
Independiente, Racing, Riquelme. “El fútbol es argentino”, dirían algunos. Argentina. Estudiantes, San Lorenzo, Kempes, la Bombonera, el Monumental.
Entre todas esas páginas que guardan la historia del espectacular fútbol argentino aparece el protagonista de esta crónica: Puerto Comercial. Su paso por Primera División fue muy breve. Apenas 18 partidos le bastaron a este club de Ingeniero White, Bahía Blanca, para inscribirse en esas extensas páginas.
Se fundó el 1° de agosto de 1915 y rápidamente se consolidó como el conjunto más ganador de la Liga del Sur, relegando a rivales históricos como Olimpo y Liniers. Para alcanzar la Primera División tuvo que atravesar el Regional Bonaerense, en el que superó a Santamarina de Tandil, Atlético Paraná de San Nicolás y, en la final, a Newbery de Junín.
En 1974 llegó el tan anhelado ascenso al Torneo Nacional. En este formaron parte del grupo A, junto con Boca, Rosario Central, Desamparados de San Juan, Banfield, Estudiantes, All Boys, Belgrano y Central Norte de Salta. Argentina y sus 3.300 clubes de fútbol.
Seguramente ese número sea un aproximado, si en cada ciudad hay un club de barrio. La redonda siempre rueda en las calles de Argentina. En Bahía Blanca operan al menos 35 clubes de fútbol afiliados a la Liga del Sur, la principal organización de fútbol de la ciudad.
El 6 de octubre de 1974, Puerto Comercial visitó a Banfield en el estadio Florencio Solá. Ese día se cumplían 34 años de su inauguración y sería recordado como la tarde de la mayor goleada en la historia del fútbol argentino. Banfield, Lanús, Talleres de Escalada, Maradona, Messi, el “Nene” Guidi. La redonda siempre rueda a través de las páginas de la historia argentina.
En Lomas de Zamora, la redonda eligió a su amo: Juan Alberto Taverna. El delantero de Banfield se adueñó de la pelota y fue uno de los protagonistas de esa tarde. Argentina, la 9 de Julio, Caminito, los vinos de Mendoza, la Cordillera de los Andes, la Quebrada de Humahuaca. La redonda siempre rueda por las calles de Argentina.
“En el entretiempo perdíamos 7 a 0. No sabíamos qué decir ni cómo motivarnos. En el segundo tiempo siguió la misma sintonía. Banfield no bajó el ritmo y nosotros no pudimos recuperarnos. Taverna nos hizo siete, pero podría haber metido más”, comentó años después el guardameta del equipo bahiense, Juan Tolú, otro de los personajes principales de esta historia. La historia del fútbol argentino.
Argentina. Messi, Maradona, “Segurola y Habana”, “la pelota no se mancha”. En las calles de Argentina la redonda siempre rueda. Noventa minutos se jugaron en Peña y Arenales. Un partido inolvidable para el goleador, Taverna. En apenas un tiempo ya había alcanzado a leyendas como Arsenio Erico, Jaime Sarlanga y Rafael Domingo Moreno, todos autores de seis goles en un solo partido. Pero él no se conformó con igualarlos: a los 87 minutos convirtió su sexto tanto y quebró la marca. Y todavía quedaba más. En el descuento, el árbitro Roberto Goicoechea cobró penal y Taverna lo transformó en gol, firmando su séptima conquista y convirtiéndose en el jugador con más goles en un mismo partido en la historia del fútbol argentino.
Argentina. El folclore, el tango, el asado, las empanadas. La redonda siempre rueda en las calles de Argentina. Nacido en 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires, en 1948, debutó en Estudiantes, ganó tres Copas Libertadores de América, jugó en Boca, Gimnasia y Esgrima La Plata y Banfield, donde hizo las últimas gambetas y goles antes de retirarse. Él fue el antagonista perfecto para la breve historia de Puerto Comercial en la primera categoría.
“No sé si éste es un premio, pero para mí estos momentos que vivo me dicen que obré bien cuando descarté muchas cosas para retornar a Banfield. Cuando dejé a un lado ofertas muy importantes a cambio de poder estar de nuevo junto a estos muchachos que, para mí, son tan importantes como mi familia”, confesó al día siguiente del encuentro el 10 del Taladro, y concluyó: “Por eso pienso que toda mi trayectoria desde el club Sportivo, de 25 de Mayo, mi pueblo natal, las inferiores de Estudiantes, el debut en Primera contra Atlanta en el 68, mi pase al Veracruz de México, mi vuelta al país en Banfield y el período que pasé en el Real Murcia, de España, no fueron más que etapas para que adquiriera más experiencia y volviera convencido de que es en Banfield donde me encuentro como en mi casa. Que es aquí donde yo soy yo. Por eso mi alegría. Por eso, aunque estoy muerto, estoy contento”. Con un nuevo récord en su vitrina, en 1981, Taverna colgó los botines.
Argentina. Bandera celeste y blanca. Tierra del trabajo, del esfuerzo y del fútbol. La redonda siempre rueda en las calles argentinas. Puerto Comercial presentó un equipo casi amateur para el aplastante 13 a 1 final. El goleador de la tarde mencionó eso un día después del partido: “Me puse a pensar en los muchachos bahienses que trabajan toda la semana y los domingos tienen que jugar. Comprendo que así conceden mucha ventaja a los equipos profesionales, cuyos jugadores se dedican exclusivamente al fútbol”.
Juan Tolú; César Colman, Raúl Lugones, Osvaldo Baley y Núñez; Mario Rachi, Enrique Dekker y Solís; Jalil, Juan Carlos Nani y Diego Romero fueron los jugadores que defendieron la camiseta del conjunto bahiense, dirigido por Rufino Bugarini. Las mil quinientas personas presentes en la cancha de Banfield cuentan que la diferencia entre los planteles fue abismal. Esa tarde, en cancha, sólo hubo un equipo.
“Fue el momento más doloroso de toda mi carrera”, recordó años después el arquero Juan Tolú, quien en el segundo tiempo padeció otras seis caídas en su arco. José Romero y Eduardo Pipastrelli también dejaron su huella en el tanteador, mientras que Lanza y Roselli aportaron un gol cada uno. Mario Domingo Rachi descontó para el conjunto visitante, y Taverna, tras un primer tiempo soñado, coronó la jornada con dos festejos más que lo consagraron con marcas históricas.
Argentina, Messi, Maradona. Tierra del tango, de los pibes y de las mejores palabras del mundo. El equipo del puerto bahiense tuvo un paso fugaz y difícil por la máxima categoría. El plantel, con un promedio de edad de 23 años, quedó marcado por aquella campaña. Ingeniero White, su ciudad, es conocida como “La Boca de Bahía Blanca” por las casas de chapa y su vida ligada al puerto y al polo petroquímico. Hoy el club, con unos 800 socios, mantiene disciplinas como fútbol, básquet, patín, boxeo, futsal, jazz, atletismo y bowling.
A lo largo de los años rechazó participar en el Torneo Federal por los altos costos que pondrían en riesgo su frágil economía, y está lejos de los tiempos en que su nombre entró en los libros del fútbol argentino.
Puerto Comercial fue uno de los protagonistas de un récord que, hasta el momento, sigue intacto en la historia del deporte más argentino de todos. Argentina. El fútbol, los hinchas, las banderas, la pasión y la redonda. Ojalá la redonda nunca se canse de rodar por las calles argentinas.