Por Geraldine Novello
Roxana Iannello, de Mataderos, tiene 52 años y es sagitariana. Perdió la visión de un ojo cuando tenía un año y solo podía ver el contorno de las cosas y algunos colores. Leía únicamente letras grandes. Hoy su vista es nula.
Su categoría es ACS (Rosas del Plata), una asociación sin fines de lucro de mujeres sobrevivientes de cáncer de mama. En marzo de 2020 fue diagnosticada sin tener antecedentes. Tras la enfermedad, comenzó a realizar actividad física y encontró el remo en botes dragón en 2024.
Inició con la práctica de ciclismo en bicicletas dobles (tándem). Fue a través de esta actividad que se enteró de un programa de vela adaptada de la Armada para personas con discapacidad. Después de completar un curso de timonel, una amiga le habló sobre la existencia de su actual club.
La técnica de remo en bote dragón, con las dos manos en la pala (una abajo y otra arriba) y en forma de círculo, ayuda a drenar el brazo operado de cáncer de mama, previniendo el linfedema. Esta técnica fue descubierta hace más de 30 años por el Doctor McKenzie, un médico canadiense deportólogo y oncólogo, que ayudaba a las mujeres con cáncer de mama tanto física como psicológicamente.
El primer día le explicaron la técnica verbalmente, en vez de usar imágenes como el resto de los principiantes. Los botes estaban preparados para incluir a personas no videntes. La capitana del equipo había conocido a un ciego que remaba, lo que la animó. En el bote dragón, un “drummer” (tamborilero) marca el ritmo de la remada, lo que le ayuda a coordinar con las demás palistas.
No tuvo miedo al empezar a remar, ya que le gustan los desafíos y es inquieta. Le gusta la concientización sobre el cáncer de mama y la medicina pero no pudo estudiar porque hay materias que requieren utilizar la visión.
Antes de dedicarse al remo, estudió música y clarinete. Ganó un concurso y trabajó como primer clarinete en la sinfónica desde 1994 hasta 2020, tocó en conciertos con artistas conocidos como Patricia Sosa.
Su familia, su marido y sus dos hijas, siempre la apoyan. No ven su discapacidad como un impedimento, sino como una condición más, ya que están acostumbrados a que ella realice todas las actividades de una madre.
Lleva más de un año en el equipo y en octubre viajará a Chile para representar a Argentina siendo la única palista ciega, en un encuentro internacional del Festival del Bote de Dragón organizado por el Instituto Confucio Santo Tomás, junto al equipo Fortale-Senos Chile y la Embajada de China.
Está ansiosa y emocionada por el viaje a Chile, espera compartir experiencias y dar aliento a otras mujeres. Ha participado en pocas carreras, como en el Año Nuevo Chino y en Quilmes, pero nunca en una competencia internacional. La asociación IBCPC, que agrupa a los equipos rosas del mundo, ha comunicado oficialmente que ella es la única palista ciega, e invita a otros equipos a incorporar a mujeres que deseen hacerlo.
La competencia en Chile le genera ansiedad sobre cómo concentrarse en el tambor de su bote y no en el de los otros. Para ella, no importa si llegan primeras o últimas, porque “la carrera de la vida ya la ganamos”.
El deporte del remo necesita ayuda del Estado. Roxana creó su perfil de Instagram “Mira la cieguita”, para buscar patrocinadores, ya que al ser una asociación sin fines de lucro y un deporte amateur, cada una debe costearse todo. Ha hecho rifas y vendido cosas para financiar sus gastos. Le gustaría ir al próximo encuentro en Barcelona, que es muy importante y reúne a mucha gente, pero los costos son elevados.
Su diagnóstico de cáncer de mama fue durante un control anual. Le detectaron un nódulo maligno, fue operada, recibió quimioterapia y radioterapia, y actualmente toma medicación.
A las mujeres recién operadas, les aconseja que, una vez dadas de alta, realicen actividad física. Desmiente el mito de que el brazo operado no debe moverse, ya que ahora se sabe que es mejor movilizarlo. Las invita a remar con ellas o a buscar cualquier actividad física, especialmente al aire libre, para mejorar la calidad de vida y el bienestar psicológico.
Roxana ve su ceguera como algo cotidiano y le gusta romper barreras. En los lugares a los que va, suele ser la única persona ciega. Pide a los profesores y médicos que no la encasillen por su discapacidad, sino que la valoren como persona.
Para entrenarse, se reúnen en Nordelta en un lugar prestado por Puerto Canoas. Las que no tienen coche se organizan en “pools” con las que sí tienen, y desde allí van a Tigre y Nordelta. La actividad tiene un costo mínimo de cuota social.
Le gusta remar y no encuentra razones para dejarlo, disfruta de la paz y tranquilidad del entorno. Su filosofía es transformar el “¿por qué a mí?” en “¿para qué a mí?”, viendo los obstáculos como oportunidades para crecer. Su “para qué” actual es difundir que se puede, concientizar sobre el cáncer y que las personas con discapacidad sean vistas como personas, no como “pobrecitos”.
Se la puede seguir en Instagram en @miralacieguita, donde comparte contenido educativo sobre discapacidad, sus actividades diarias y el remo, con el objetivo de enseñar a “mirar sin ver”.