Por Delfina Gatti
Un día como hoy, pero en 1922, nació en Arrecifes José Froilán González, uno de los nombres más grandes del automovilismo argentino. Fue figura clave de la Fórmula 1 en sus primeros años y pasó a la eternidad cuando le dio a Ferrari su primera victoria en la máxima categoría, el 14 de julio de 1951 en el circuito inglés de Silverstone.
Con su estilo aguerrido y técnico, Froilán dominó aquel Gran Premio con la Ferrari 375 y venció nada menos que a su compatriota y amigo Juan Manuel Fangio, que competía para Alfa Romeo. A partir de ese día, el Cavallino Rampante se empezó a consolidar como una potencia mundial y el nombre del argentino quedó ligado para siempre en la historia del automovilismo.
En sus inicios, con pocos recursos pero mucho ingenio, comenzó a competir en las legendarias carreras de Turismo Carretera y en pruebas regionales de ruta abierta, donde rápidamente llamó la atención por su habilidad al volante y su instinto competitivo.
Su primer gran salto llegó en 1947, cuando se midió con los mejores del país en competencias de larga distancia. Al poco tiempo cruzó al otro lado del Atlántico junto a otros pioneros argentinos para correr en Europa, aventura reservada para muy pocos en aquellos años. Allí conoció a Fangio, con quien entabló una amistad y rivalidad que marcaría una era.
A lo largo de su trayectoria en la Fórmula 1, el Cabezón disputó 26 Grandes Premios en los que consiguió 2 victorias, 7 podios y 6 vueltas rápidas. Más allá de los números, fue un embajador del talento argentino en el mundo, reconocido por su humildad y pasión por los autos.
Ya de vuelta en la Argentina, su nombre volvió a destacar con las victorias en las 500 Millas de Rafaela en 1958 y 1959. También brilló en un certamen triangular de Fuerza Limitada disputado entre Brasil, Uruguay y Argentina, donde se consagró campeón en 1959 y 1960. Más adelante, desde su rol de director deportivo, fue protagonista de una transformación histórica: impulsó la llegada del Chevitú al Turismo Carretera, un modelo que marcó un antes y un después en la categoría.
González falleció el 15 de junio de 2013, a los 90 años, pero su legado sigue vivo en cada homenaje de Ferrari y en su Arrecifes natal, donde el automovilismo es casi una religión.