Por Luna Leylen Lorenzo, Agustina Lamenti y Gerónimo Micheltorena
Existen vínculos eternos entre clubes del fútbol argentino y los animales, en particular con los perros. Hoy te vamos a contar la historia de Boneco, Grana y Diesel.
En la década del 70, cuando Independiente brillaba, nació un fuerte vínculo con un perro llamado Boneco y aquel Independiente que brillaba.
Los años 70 fueron la época más gloriosa para Independiente: ganó 4 copas Libertadores (1972, 1973, 1974 y 1975), 3 interamericanas (1973, 1974 y 1976), 1 intercontinental (1973) , 2 metropolitanos (1970 y 1971) y 2 nacionales (1977 y 1978).
Ese equipo lleno de ídolos como Ricardo Enrique Bochini y Ricardo “Chivo” Pavoni también tuvo un héroe inesperado: Boneco, un perro que se transformó en cábala. Su dueño, Juan Carlos “Lolo” Musladin Alumá, un periodista que contrajo una gangrena en la pierna, aseguraba que el animal lo había curado lamiéndole las heridas durante tres años. Lolo y Boneco se hicieron conocidos en televisión hasta que un día conocieron al plantel del rojo. Desde entonces, Boneco se convirtió en un integrante más: viajaba en avión con el equipo, entraba a la cancha en cada partido y era considerado un talismán. Su muerte, a principios de los años 80 junto con la de Lolo, selló para siempre una historia de lealtad y afecto que todavía recuerdan los hinchas y ex jugadores como Pavoni. Boneco no solo acompañó títulos: conquistó el corazón de todos en Avellaneda.
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Durante la pandemia en 2020, otro club del conurbano bonaerense apostó por un vínculo distinto con los animales. Lanús decidió incorporar a Grana, una perra rescatada de la calle, para acompañar en la vida cotidiana a los juveniles que viven en la pensión lejos de sus familias. La perrita se volvió una compañera emocional para los chicos, la alimentan y la cuidan. “Cuando te sentís mal está Grana para acompañarte, a veces viene a dormir a la habitación con nosotros”, contó Mateo Peralta, jugador de la categoría 2007. Para Diego Aguirre, coordinador de la pensión, la llegada de la perra ayudó a dar contención y responsabilidad a los jóvenes.
En la actualidad, los clubes encontraron otro formato para vincularse con los animales: asociarlos de manera oficial. Plataformas como SportyFanPet permiten que hinchas asocien a sus perros y gatos a las instituciones deportivas con carnet, número de socio y beneficios.
Así nació en 2020 la historia de Diesel, el perro de Alan Cressi, secretario de administración e hincha de Temperley. “En muchas familias, los perros son un integrante más, así que la propuesta me pareció súper original e innovadora”, explica Cressi. El mejor regalo que pudo percibir fue que Diesel conociera la cancha. A partir de esto Cressi bautizó a su perro como el “gasolero”, apodo que recibe el Temperley.
Desde Boneco en la época dorada de Independiente, hasta Grana en el presente de Lanús y Diesel como socio simbólico de Temperley, los animales pasaron a ser un integrante más. Como cábala, compañía emocional o socio formal, su presencia confirma que el fútbol, además de ser un juego, es afecto, pertenencia y que se generan vínculos que trascienden la lógica del resultado.