Por Valentina Martín
Lola Inghiotti se destaca por dos cuestiones: es una de las únicas mujeres del país que compite en un auto de carreras y de las pocas personas que atesoran el recuerdo de haber compartido pista con Franco Colapinto. Y no solo pista, podio también. Pero para que Lola haya llegado a esa pista y a ese podio, su historia se remonta varias generaciones atrás.
Desde el living con luz cálida de su casa en la ciudad de Quilmes, la lujanense hace el recuento de las generaciones de su familia que estuvieron vinculadas a los autos: es nieta de Raul Erbiti, periodista dedicado al automovilismo nacional y creador de la revista Tuerquitas; hija de Lorena, cronometrista y fotógrafa para la revista de su padre, y de Roberto, también cronometrista y piloto esporádico. Lola heredó, entonces, el gen dominante y creció entre carreras, talleres y cronómetros, y eso le dio un enorme deseo de manejar, pilotar, correr, o todo lo que tenga que ver con ese arte que involucra velocidad y precisión.
“Cuando fuimos a probar por primera vez en karting iba a girar mi hermana mayor Vale. Se subió, dio una vuelta, se asustó, siguió de largo y no quería saber más nada”, recuerda Lola entre risas. “Y yo tenía unas ganas… y le insistí tanto a mi papá que me dejó. Salí así nomás y anduve re bien porque nunca me había subido”, recuerda.
Desde entonces, con 12 años, los volantes se convirtieron en su terapia y la condujeron a competiciones en las que nunca creyó competir: “Peleé en la Mecánica Nacional A, que fue en 2015 y terminé segunda en el campeonato, pero otro paso grande fueron los Juegos Olímpicos de la Juventud, que fue la vez que compartí con Franco Colapinto y se me abrieron muchas puertas”.
-¿Cómo fue que te seleccionaron para competir en los Juegos Olímpicos de la Juventud?
-A mí me llamaron desde la CDA (Comisión Deportiva Automovilística), me dijeron que estaban buscando mujeres y fui la encargada no solo de ir yo, sino de convocar a las demás, porque somos tan pocas que ni ellos sabían a quién llamar. Se dio un evento súper lindo, no solo por lo importante que fue, sino porque en ese momento Franco era uno más de nosotros.
En esa carrera, que se trató del primer deporte mixto en un evento organizado por el Comité Olímpico Internacional, Lola llamó la atención desde la clasificación: fue la única mujer que quedó en la fila de los hombres porque hizo mejor tiempo que su compañero y largó dos puestos por detrás de Colapinto, que ya demostraba sus dotes, picaba en punta y se había asegurado el primer lugar. Más tarde, también se llevaría la medalla dorada.
“Fue muy especial y hoy tengo el recuerdo y puedo decir que compartí pista con un piloto que está en Fórmula 1”, rememora con tono de orgullo la única corredora mujer en la categoría de Turismo Pista, aunque su instinto de competitividad saca a relucir que, si bien quedó en el tercer escalón del podio “veníamos ganando con mi compañero, pero a mí me chocó una rezagada y terminaron primeros ellos”.
De alguna manera, Lola, de 26 años, ve en la carrera deportiva del pilarense todo lo que no le sucedió a ella: luego de la participación internacional, la llamaron desde una carpa los dueños de la marca de chasis Birel. “Querían que me vaya a correr afuera con ellos, me decían, ‘te pagamos todo, lo único que vos tenés que pagar es el pasaje y la estadía’, pero era un montón. Estábamos con mi papá encerrados en esa carpa y yo hablando inglés. Cuando le conté, nos volvimos con una mezcla de sensaciones de felicidad y tristeza de saber que podríamos haber hecho algo grande, pero no podíamos en ese momento”.
Al recordar esta anécdota, cobró total sentido el motivo por el que sus padres no querían que corriera y que se convirtió casi en un refrán para ella: “El automovilismo es muy ingrato”. Por eso, cree que Colapinto, a quien lo llama “Franquito”, estuvo en el momento y en el lugar ideal. “Se recontra merece estar donde está. Compartí entrenamientos con él, siempre fue una persona muy dedicada en lo que hacía, siempre estaba entrenando para seguir adelante… carismático”, describe y dice que siente lo que deben sentir las personas que conocen a Messi. “Es increíble lo que logró, porque es muy difícil… yo te digo que me cuesta correr en un zonal, imaginate la plata que conlleva llegar a la Fórmula 1”.
Y es que ese fue el gran y eterno rival de Lola: no fueron ni sus contrincantes, ni los tiempos, ni otros motores. Fue el presupuesto. En su carrera de 11 años, sólo pudo completar dos. En el resto de las ocasiones tuvo que desistir y abandonar la temporada. Cierta desmotivación transforma su rostro y explica que ese fue el motivo por el que este año sólo consiguió correr una carrera: la de los trescientos pilotos en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez.
-¿La dificultad para conseguir sponsors es, actualmente, el principal obstáculo para la proyección de pilotos?
-Sí, sin dudas. A mí me cansó eso de ir a lugares a pedir plata y sufrir porque llego con lo justo. Y además sufrí mucho el hecho de chocar el auto, porque tenés que desembolsar mucho dinero. Es un deporte en el que ese riesgo está siempre y eso juega muy en contra psicológicamente, por ahí se te tiran a pasar y por no romper el auto perdés la posición. En un momento mi cabeza dijo ‘no, esto no está bien’, porque vas pensando en otra cosa en vez de ir concentrada en la carrera.
La última vez que corrió, Inghiotti fue la única mujer entre 299 hombres. Al revés de lo que debería suceder, asegura que cada vez ve menos presencia femenina en el automovilismo. Ni en el área mecánica, ni en la pista: “Las mujeres que hoy no llegan es por presupuesto. En realidad, una mujer tiene que tener un montón de cosas. Tiene que tener plata, tiene que tener condiciones, tiene que tener una familia que la banque para poder seguir y es muy difícil que se dé todo eso”.
Hoy, como administrativa en la empresa VH Transporte, no se pierde ninguna carrera de Fórmula 1 del piloto contra el que una vez compitió. Sin titubeos, ni en su voz ni en su rostro, da fe de que el segundo piloto de Alpine continuará en la máxima categoría “no solo por lo que está demostrando sino por los sponsors que está generando”. “A veces es raro, como que por ahí caigo y digo ‘¡mirá, dónde está este chabón!’ y nosotros en cualquier autódromo desde acá… pero está en otra liga completamente”, dice con una sonrisa de oreja a oreja.