sábado, octubre 4, 2025

La final que marcó el clásico cordobés

Por Agustina Lamenti, Luna Lorenzo y Azul Ramos

Córdoba, 1998. El fútbol cordobés vivió su capítulo más vibrante el 5 de julio de 1998, cuando Talleres y Belgrano se enfrentaron en lo que bautizaron como la “Final del Siglo”. Aquel día, la ciudad se paralizó y quedó dividida entre los colores albiazules y celestes con el ascenso a Primera División en juego. El escenario: el estadio Chateau Carreras (hoy Mario Alberto Kempes), repleto y al borde del colapso emocional.

En aquella temporada 1997/1998, la B Nacional contaba con 32 equipos y estaba dividido en 2 zonas de 16 a partidos de ida y vuelta. Los 8 mejores pasaban a la etapa campeonato y el resto etapa permanencia. Talleres había llegado tras eliminar a Atlético Tucumán, mientras que Belgrano había dejado atrás a All Boys. Pero el morbo no era solo por el ascenso: era el primer clásico oficial en una instancia tan decisiva.

En el partido de ida, jugado el 1 de julio en Alberdi, Talleres se impuso 1-0  con gol de José “Cachi” Zelaya a los 38 minutos del primer tiempo, ante 35 mil personas. La ventaja parecía darle aire a la “T”. En la vuelta, Talleres salió decidido a ponerle fin a la historia. Daniel “Chanchita” Albornós puso en ventaja al local, pero minutos antes del final del partido ”el pirata” cordobés reaccionó y lo dio vuelta 2 a 1, con goles del capitán Luis “Chiche” Sosa y del delantero Cristian Carnero. “En los clásicos hay que dejar todo en la cancha e irse sabiendo que hiciste el mayor de los esfuerzos”, asegura Sosa. 

Con el global igualado 2-2, todo empezaría de cero en los penales. La definición desde los doce pasos fue una montaña rusa de emociones para los hinchas. Cristian Carnero fue el encargado de patear el primer penal para Belgrano, con solidez y frialdad definió al medio del arco, mientras que Mario Cuenca, con su mala intuición, se deslizó por la línea del arco hacia su derecha. Gustavo Lillo, con la 14 en su espalda, empató el marcador al darle un derechazo a la pelota para que vaya al ras del piso y entre a la derecha de Bernardo Ragg. Fernando Clementz erró su penal y le dio por primera vez en los 180 minutos la ventaja al “Pirata”, pero Diego Alarcón no pudo aprovecharlo y tampoco convirtió. Manrique tuvo nuevamente la oportunidad de darle el triunfo a Belgrano, pero el arquero de la “T” puso firme las manos y le dijo no. 

Para cerrar una tanda colmada de emociones hasta el último segundo, las expectativas de los hinchas de la “T” recayeron sobre Roberto “Lute” Oste. El delantero de Talleres y ex jugador de Belgrano, convirtió su penal, consiguió la victoria por 4 a 3 ante el equipo de Alberdi y dejó su firma en la historia del fútbol cordobés. “Nunca pensé que un gol pudiera marcar el resto de mi vida, es como mi segundo cumpleaños”, dice “Lute”.

Oste recuerda haber vivido la final con mucha fe: “Se había formado un grupo muy lindo, sabíamos que no se nos podía escapar”. Así fue como Talleres consiguió el ansiado regreso a Primera, bajo la dirección técnica de Ricardo Gareca. Fue una jornada histórica, no solo por el ascenso, sino por el marco, la tensión, y el significado emocional que representó para toda la provincia. Lo curioso es que, a pesar de no haberse impuesto ante su clásico rival en la Final del Siglo, Belgrano se quedó con el segundo ascenso ese año, tras derrotar a Aldosivi en el reducido.

Actualmente, la T es el único club del mundo que consiguió el ascenso y al año siguiente se consagró campeón de un título internacional (Copa Conmebol 1999). Además, el equipo de Barrio Jardín lleva más de 17 años sin perder un partido oficial ante la B.

 

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