jueves, octubre 2, 2025

Luis Scola, el héroe silencioso del básquet argentino

Por Juan Ignacio Osorio Pagola

Luis Scola fue un referente silencioso e invisible, un líder que esperó su turno y que ocupó un lugar en la historia del deporte argentino como uno de los máximos exponentes. Hoy, es recordado por cada uno de sus compañeros en cada convocatoria de La Selección.

La pelota pica y pica sobre el suelo brillante de madera antes de que un escolta intente un tiro de tres. Cuando ocurre, el balón viaja por el aire, superando a varios jugadores y, tras rebotar en el aro, queda suelto.  Ahí, donde bota el balón, hay un hombre que se entregó en silencio, miró atentamente cada detalle y aguardó su oportunidad.

Luis Scola nunca fue el héroe principal de los equipos en los que jugó. En la Generación Dorada ese lugar lo ocupaba Emanuel Ginóbili. Al igual que Patroclo en La Ilíada, Scola entendió que podía aportar desde otro lado significativo: sacrificarse por un objetivo y tratar de conseguirlo con todas sus energías.

“Luifa”, como se lo apodó en sus primeros años en las selecciones juveniles, sabía que formaba parte de un grupo selecto de atletas históricos. Por eso fue elegido como abanderado en los Juegos Olímpicos de Río 2016, aunque siempre intentó quitarle dramatismo. “No me siento cómodo al pensarlo. Yo creo que dentro de 100 años no me van a recordar, así como no nos acordamos de Oscar Furlong”, confesó. Con esa frase dejaba en claro su visión: el mundo sigue, los jugadores pasan y, tarde o temprano, otros ocuparán su lugar. 

Luis Scola | CAB

Su compromiso era algo para destacar, nunca faltó a un torneo en el que debía estar. Pero no era solo su responsabilidad lo que lo hacía resaltar. Cada vez que entraba a la cancha siempre figuraba entre los puntos más altos del equipo.

Hasta sus propios compañeros lo reconocían. “La Selección sin mí es mejor equipo que La Selección sin Scola. No hay un jugador como él, ni en Argentina ni en el mundo”, afirmó Ginóbili en una entrevista. Y así fue como, tras el retiro de Manu, Scola asumió el peso que antes no se le daba: se puso el equipo al hombro y lo llevó a la final del Mundial de la FIBA en 2019, donde por un momento dejó de ser Patroclo y vistió la armadura de Aquiles, transformándose en la máxima figura argentina de la competición.

En la actualidad, Pablo Prigioni dirige la Selección Argentina de Básquet. Ante los “fracasos” en los últimos Mundiales y Juegos Olímpicos, el técnico señaló que ya no hay más Ginóbili ni Scola en La Selección. Sus palabras recuerdan lo que ese par de jugadores lograron con esfuerzo y constancia, remarcando que en el equipo no importa quién brilla más, sino quiénes sostienen al grupo.

La emotiva despedida de Manu Ginóbili a Luis Scola: ¡Aplaudo de pie!

Más allá de sus logros deportivos, Scola también dejó una huella fuera de la cancha. Por eso fue reconocido por otros deportistas como Luciana Aymar, Lionel Messi o Juan Martín Del Potro. Su pasión por el deporte trascendía a su vida personal, cuidando su alimentación, su descanso y el entrenarse con la misma intensidad, así tuviera 20 o 40 años.

En la película “Troya”, que relata los hechos de la Ilíada, hay una parte donde Aquiles dice una mítica frase: “Falta Patroclo”. Y quizás ese es uno de los mayores problemas que enfrenta hoy el básquet argentino. A Luis en los diarios, se tituló como “El atleta casi perfecto”, debido a que en el mundo, la perfección no existe. Sin embargo, ¿qué más le faltó para serlo? 

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