martes, septiembre 16, 2025

Martyn Clarke: This is Boca

Por Lautaro García Dietze, Juan Ignacio Silva y Juan Cruz Tomazco

Muchas cosas pasaron tras la madrugada del viernes 2 de abril de 1982. En Argentina, puede detenerse la economía, la producción, la paz social e incluso, la democracia. Pero existe algo que resiste en la identidad nacional sin importar el contexto: el deporte. Ese mismo día, cuando la fecha del campeonato de Primera División solía jugarse casi enteramente los domingos, hubo un adelanto de la fecha nueve. En un campeonato de 32 equipos divididos en cuatro grupos, Racing de Córdoba venció por 3 a 1 a Deportivo Roca y San Lorenzo de Mar del Plata empató en 2 contra Unión San Vicente. Caída la noche, en el club Atenas, en La Plata, un tal Juan Martín “Látigo” Coggi, debutaba en el ring profesional venciendo a Horacio Valdez. Posteriormente sería campeón mundial en tres ocasiones. El sábado, por la séptima fecha del campeonato de la Primera B, San Lorenzo y Lanús empataron sin goles en el Monumental. Las banderas argentinas no escasearon. Los jugadores de ambos equipos se juntaron antes del inicio para cantar el himno nacional y posteriormente Oscar Ros y José Felipe Perassi, capitanes del Ciclón y el Granate respectivamente, izaron la bandera frente a 45.000 personas que todavía estaban eufóricas.

A la par, en Sudáfrica, un seleccionado sudamericano de rugby con mayoría de Pumas y con la poca creativa denominación de Sudamérica XV, venció a los Springboks por 21 a 12. La razón del nombre se debe a que en plena época del apartheid los bloqueos internacionales impedían la participación de una representación deportiva. La imagen de Hugo Porta con los colores blanco y celeste apareció en la revista El Gráfico. También era parte de ese equipo Alejandro Puccio, wing del CASI y quien, dos meses después, sería pieza fundamental en el secuestro de su amigo Ricardo Manoukian. Si subimos hasta Europa, a Birmingham, Inglaterra para ser más precisos, en las semifinales de la FA Cup del fútbol británico, el Tottenham Hotspur venció al Leicester City por 2 a 0. Duro partido para Osvaldo Ardiles y Ricardo Villa, ambos campeones del mundo con Argentina en 1978 y referentes del mediocampo del Tottenham, quienes fueron abucheados por la hinchada rival cada vez que tocaron la pelota. Su público los defendió al grito de “¡Argentina! ¡Argentina!”. Algo normal ¿O no?

El domingo 4 de abril se terminó de jugar la novena fecha del campeonato de fútbol de Primera División. Un total de 13 partidos de los que se destaca un empate 3 a 3 entre Huracán y Boca en Parque Patricios y una victoria de Newell’s por 8 a 0 frente a Independiente Rivadavia de Mendoza. Ese fue el fin de semana deportivo luego de la madrugada del viernes 2 de abril de 1982, el día en que las tropas argentinas desembarcaron en Malvinas a causa de la “Operación Rosario” y recuperaron la soberanía nacional en las Islas. Fue la primera vez que se izó la bandera argentina en ese territorio en casi 150 años. También, fue el inicio de una cruenta guerra. Una que duró dos meses y 12 días. Una que dejó 904 muertos en batalla sumado a una gran cantidad de suicidios posteriores de quienes participaron en ella (entre 350 y 454 argentinos, 264 británicos). El deporte nunca se detuvo. Ni siquiera después del inicio del combate el primero de mayo. La victoria británica, consolidada el 14 de junio cuando las fuerzas argentinas se rindieron, dejará una espina imborrable en la memoria nacional. Tanto, que la relación de los argentinos con quienes viven en las islas será, cuanto menos, tensa, extraña. Con el tiempo, el vínculo entre ambos variará, pero uno de sus puntos de mayor cercanía irá de la mano, una vez más, con el deporte. Porque mientras el conflicto se iniciaba, un niño de Malvinas estaba a tan solo unos días de cumplir dos años. Su nombre: Martyn Clarke.

 

Fútbol, Malvinas y Martyn Clarke

Nacido el 27 de abril de 1980, Martyn Clarke era el hijo de Robert, un Royal Marine y veterano del conflicto bélico de 1982, y de Julie, dueña de The Globe Tavern, un conocido pub inglés de las Islas y uno de los pocos entretenimientos que tienen los que las habitan. La poca infraestructura de la zona, hizo que sus padres decidieran que nazca en Plymouth, Inglaterra, para luego regresar y crecer en Malvinas. Con el tiempo, Julie y Robert se separaron. Este último regresó a Europa y ella se quedó a cuidar de Martyn y su hermano mayor, Dustin. Apenas pasando la mayoría de edad, el más joven de los Clarke, trabajaba como empleado de mantenimiento en el ayuntamiento de Puerto Argentino, zona ubicada en el noreste de las Islas.

Por fuera de su labor, mantenía dos pasiones: la música y el fútbol. Por el lado del arte, tenía una guitarra y una banda llamada The Strutters, un modesto trío que hacía covers de bandas grunge (Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden), tan populares en los años 90. Por el lado del deporte, jugaba para, justamente, The Globe Tavern, el equipo del bar de su madre. En ese momento, la liga de fútbol de Malvinas, formada en 1947, contaba con cinco equipos sin ascensos ni descensos y sólo se podía jugar durante cinco meses del año debido a las duras condiciones de la zona. Todos los partidos se disputaban (y aún lo hacen) en el Estadio Stanley, con capacidad para 5.000 espectadores y donde hace de local el seleccionado de las Islas.

El otro acontecimiento deportivo en el que compiten los malvinenses son los Juegos de las Islas, un evento multideportivo en el que participan diversos equipos y deportistas de distintos archipiélagos. Con su primera edición en 1985 y organizado por la Asociación Internacional de los Juegos de las Islas, la selección de fútbol compitió en seis ediciones, la primera recién en 2001. Pero con la camiseta de The Globe y en aquel modesto estadio, que contaba con la particularidad de tener el mar demasiado cerca, con un viento que mueve la pelota, donde el control es un acto de técnica admirable y donde un tiro desmedido puede terminar en una pelota que se va con el agua, Martyn deslumbraba a quienes lo veían. Gracias a él, habían ganado el torneo en varias ocasiones.

 

Esteban Cichello Hubner

“Yo, como varios argentinos, sufría de algo llamado Malvinitis. Una obsesión, a veces enfermiza, con las Islas Malvinas. Eso como consecuencia de la guerra”.

Esteban Cichello nació en La Falda, Córdoba. Actualmente es lingüista y profesor en la Universidad de Oxford en Inglaterra. Gracias a su relación con Maradona y Claudia Villafañe, es el responsable de aquella famosa visita de Diego a la escuela en 1995, ya con la raya amarilla en el pelo y donde, por ser Diego Armando Maradona, vestido de traje y con zapatos se puso a hacer jueguitos con una pelota de golf. Luego de la guerra, Cichello desarrolló un odio muy grande hacia los ingleses: “celebraba cada muerte británica y lloraba cada argentina. Incluso cuando recién comenzaba a afeitarme a los 15 años me fijaba si las afeitadoras no eran del Reino Unido. Un odio muy grande a todo lo que representase a Inglaterra”.

Esta manía por las Islas llevó a Esteban a querer conocerlas. En ese momento, estaba prohibido para los ciudadanos argentinos por lo que Cichello debió utilizar su segundo pasaporte, el italiano. En marzo de 1999 fue hasta Punta Arenas, una ciudad de Chile, ubicada a 3.090 km al sur de Santiago, el único lugar donde se podía viajar a las Islas en un vuelo comercial. Esteban arribó con la intención de quedarse una semana, hospedándose en un hotel y preparado económicamente para ello. El problema surgió cuando en el transcurso de esos siete días, el gobierno chileno cortó la única conexión semanal que existía para ir a Malvinas, debido a la detención de Augusto Pinochet en Gran Bretaña en octubre de 1998 cuando este, ya no como “presidente”, sino como senador vitalicio, viajó a Europa junto a su nieto para someterse a una operación de la hernia discal lumbar.

En ese tiempo, la justicia inglesa aún decidía qué hacer con la solicitud de extradición que llegaba desde España la cual más tarde aprobaría aunque, finalmente, Pinochet regresaría a Chile en marzo del 2000. Por este motivo, Cichello se encontró varado en Malvinas. La semana se transformó en 105 días. “Yo ya estaba harto de las Islas. Cuando iba al único supermercado que había escuchaba a la gente hablar entre ellos y se preguntaban de dónde había salido. It´s an Argie, respondían”. El término “Argie” es la forma despectiva que tienen los malvinenses de mencionar a los argentinos. Es su versión del Kelper que utilizamos para referirnos a ellos.

La situación de Cichello se complicaba cada vez más. Si bien ingresó con el pasaporte italiano, en el mismo decía que había nacido en Córdoba. Es decir, todos sabían que era argentino. Con la semana inicial llegando a su fin, el dinero se le acababa. Tenía que hacer algo, y un día paseando se encontró con una niña junto a su perro y esta le preguntó de dónde era. Ante la pregunta Esteban respondió: “I’m an Argie” (soy un Argie). La chica solo le dio palabras de consuelo. Decir eso era como identificarse a sí mismo como un monstruo. Por esta razón, Cichello decide escribir un artículo con ese título: Where are you from sir? I’m an Argie (¿De dónde es usted señor? Soy un Argie).

En las Islas existen pocos medios de comunicación y entre ellos se destaca el Penguin News, fundado en 1979, donde se publica todos los viernes y es el único periódico que se edita allá. Causó cierto revuelo en 2012 cuando dijo que la presidenta de la Nación de ese momento, Cristina Fernández de Kirchner, era una “bitch” (puta). En ese mismo medio, Esteban publicó su artículo. “Simplemente toqué la puerta y se los entregué. Ni siquiera les dije una palabra, todo el mundo se conoce allá y todo el mundo sabía quién era yo”, aclara.

En el texto, criticaba la dificultad para llegar a Malvinas comparado con Inglaterra, donde podía ir sin necesidad de Visa. Consideraba las medidas de “hipócritas”, ya que aún entrando con pasaporte italiano, era un argentino más, con las mismas costumbres y pensamientos. Pero algo de ese mismo texto cambió el panorama para Esteban. En el mismo, expresaba su arrepentimiento por haber festejado las muertes británicas durante el conflicto: “decía que cualquier muerte era horrible, que era terrible que cualquier persona celebre la muerte de otra”.

Para su sorpresa, publicaron el artículo en la tapa del Penguin News y fue un antes y un después para el cordobés de 29 años. Los malvinenses comenzaron a alojarlo en sus casas: “me invitaban a desayunar, cenar, a construir en sus casas y a su vez, recibía desinvitaciones. Me llegaban cartas diciéndome que bajo ningún punto de vista me iban a hospedar. Terminé estando con 400 personas de una población de más o menos 2.000”. Entre todos ellas, lo recibió una mujer con sus dos hijos llamada Julie Clarke, la madre de Martyn. Esteban conoció bien a la familia del malvinense de 19 años y fue la madre quien dio la idea de ayudarlo a llegar a un equipo profesional, un equipo argentino. Por el momento, era una idea, un sueño. Tras los 105 días, el lingüista, pudo regresar a su patria no sin antes vivir otra travesía. Le “suplicó” al gobernador de las Islas, Richard Ralph, subir a un vuelo militar que iba a la Isla Ascensión, ubicada en el centro del océano Atlántico a medio camino entre América y Europa y en control de los británicos. De ahí, voló a Oxford (donde actualmente enseña y vive) y luego, por fin, a Buenos Aires. “Más de 30 horas de vuelo en un viaje que dura cuatro”, agrega.

A su regreso, se juntó con Diego y Claudia y les comentó la situación del chico de Malvinas. “¿Lo ayudamos?”, preguntó.

“Mirá Esteban, el único club que se me ocurre es Boca, pero yo con Macri no hablo”, dijo Diego.

Macri es, por supuesto, Mauricio. En el último año de su primera presidencia en Boca, meses antes de su reelección, años antes de que se renueve, una vez más, su mandato y más de una década previa a ser elegido como presidente de la Nación. En 2001 se llevaría a cabo el fichaje de Naohiro Takahara, delantero japonés del Júbilo Iwata, con la idea de aumentar las ventas en el mercado asiático. Es imposible no relacionar el caso con el “experimento” llevado a cabo con Clarke. Fuera quien fuera, Maradona no hablaría con él, aunque aclaró que sí hablaría con Silvia, secretaria privada de Macri. Y fue a través de ella, que le dijeron a Cichello que lo lleve a Casa Amarilla, predio de entrenamiento del club.

Martyn Clarke aterrizó en Buenos Aires el domingo 8 de agosto de 1999. En un inicio vivió con Cichello en su departamento ubicado en Avenida de Mayo. El propio Macri contrató a la compañía Berlitz para que aprenda español. El mismo día en que llegó, conoció a Maradona: “habíamos ido a la casa del jarrón de Coppola. Guillermo me había dicho que vayamos porque tal vez iba a ir Diego. De pronto se apareció en una camioneta con otros dos chicos ingleses de la edad de Martyn que no sé de dónde eran. Después fuimos todos a La Bombonera”, dice Cichello. Fueron al famoso palco de Diego para ver al local vencer 3 a 0 al Independiente de Menotti con un doblete de Martín Palermo (Scoponi le atajó un penal), quien era el jugador favorito del isleño, y uno de Diego Cagna. El 10, vestido de negro, alternaba entre acompañar los cantos de la hinchada y algunos comentarios y risas con Cichello que hacía de traductor de Martyn. Posteriormente, terminaron en una pizzería. Esteban no recuerda exactamente dónde. Cree que una en Palermo, de nombre Romario. Ahí, el ex Nápoli le cedió su teléfono al joven de 19 años y este habló con su madre: “Charlaron mucho entre los dos. Después Martyn habló con su mamá por unos 30 minutos y al final Diego la saludó”. Fue el final de una noche que recordaría por siempre.

Su primer entrenamiento en Casa Amarilla se dio el martes 10 de agosto. “El fútbol, tantas veces acusado de fomentar nacionalismos absurdos, ayer obró de manera inversa. Martyn Clarke, un malvinense de 19 años, practicó por la tarde con la reserva de Boca, fue muy bien recibido por el resto de los futbolistas y será probado durante 25 días en el club”, escribió Clarín en su crónica del día siguiente. Se levantó a las siete de la mañana, desayunó tostadas con jugo de naranja y té, y tuvo un entrenamiento físico de dos horas con sus compañeros de reserva. Ducha, almuerzo y siesta. Por la tarde, el presidente del fútbol amateur de Boca, Gregorio Zidar, le regaló la camiseta especial del club por el reciente bicampeonato y después vio un amistoso entre el Xeneize y el Barcelona de España con victoria de los argentinos por 3 a 2.

En el centro y de amarillo, Martyn Clarke, junto a juveniles del Boca de Bianchi como La Paglia, Pinto y Marchant, en 1999

Matías Marchesini nació en Gualeguaychú, Entre Ríos. Aunque se formó en River, pasó a Boca antes de debutar en Primera. En el año 99 estaba en la reserva del Xeneize y fue compañero de Martyn: “Me acuerdo la primera vez que le dimos de probar mate, algo que siempre hacemos con los que vienen de afuera y no están acostumbrados. Al principio no le gustaba, se quemaba, pero después le puso más onda, comenzó a ser más constante y fue entendiendo de qué se trataba. Yo no sé si lo hizo porque realmente le gustaba o porque quería agradar, quedar bien”. Cerró la jornada con una entrevista con Alejandro Fantino para Súper 80 Deportivo en Radio Mitre. “Hace mucho no entrenaba, estoy muy cansado”, declaró en su momento.

Las entrevistas y preguntas no tardaron en llegar. El día siguiente a su primer entrenamiento el diario Olé publica el siguiente cuestionario:

-¿Qué sabías de Boca antes de venir?

-No mucho. Los había visto por el cable, sabía que era un equipo importante.

-Lo viste jugar a Palermo el domingo, ¿qué te pareció?

-Me gustó, es un excelente jugador.

-¿Por qué pensás que erró tantos penales?

-Hasta los mejores jugadores del mundo pueden errar un penal. De todas formas, cuando Martín meta uno va a meter todos.

-¿Vos pateás penales?

-Sí, muchos.

-¿Cómo se patea un penal?

-Hay que saber dónde vas a meter la pelota ni bien escuchás el silbato. Nunca hay que cambiar el plan en el último minuto.

-Jugás en la misma posición que Palermo, ¿es un referente para vos?

-El usa mucho su cuerpo, como yo. También es bueno con la cabeza. Y cuando remata es letal. Ojalá alguna vez yo llegue a tener su estatura futbolística.

-¿Tenías miedo de venir a Argentina?

-Sí, un poco. Hubo una guerra de por medio.

-¿Estás de acuerdo con que los argentinos visiten las Islas?

-Claro, me parece bárbaro que puedan visitar a los seres queridos que murieron allá.

-¿Viste Argentina-Inglaterra en el Mundial de México?

-Sí y me volví loco con ese gol de Maradona con la mano, me dejó caliente. Pero, la verdad es que si alguien hace un gol de esa forma en mi equipo y después ganamos está todo bien. El segundo gol fue increíble.

-¿Y el del Mundial de Francia lo viste?

-Sí. Y quedé muy mal. Creo q Beckham estuvo muy estúpido cuando se hizo expulsar. Por eso perdimos.

Ante la inevitable pregunta por la guerra, dijo que “tenía dos años cuando inició” y que trataba de “no enroscarse en ese tema”. Por último, destacó que en Casa Amarilla lo trataban “realmente bien” y calificó de “increíble” a la hinchada de Boca. “Muy pasional”, cerró.

Ese primer entrenamiento con la reserva fue realmente exitoso para Martyn. Convirtió dos goles jugando como centrodelantero, asistido en ambos casos por Silvio “Tweety” Carrario. Con una altura de 1.87m y capacidad goleadora, el mismo se había reconocido con características similares a Palermo. “Me veo parecido. Sólo un poco, nada más. No soy tan bueno como él, pero soy fuerte, uso bien el cuerpo y tengo un buen cabezazo. Todos los días sueño con jugar en la Bombonera”, decía frente a la prensa. Pero la práctica comenzaría a flaquear para el joven. Se notaba que físicamente no estaba apto. Además de jugar toda su vida en una liga amateur, estuvo inactivo durante cinco meses, sumado al regular consumo de alcohol que se vive en las Islas. El propio Lucio Bernasconi, dirigente del club y coordinador de inferiores en ese momento dijo: “Tiene más posibilidades de no jugar en Boca que de jugar. Su capacidad deportiva es menor a la que tenemos, pero hay que ver si es una cuestión de talento o de estado físico”.

Martyn Clarke en su primer entrenamiento con Boca Juniors

Con el paso del tiempo no le fue mejor. Le era muy difícil alcanzar el ritmo de sus compañeros. Además era complejo derribar la barrera del idioma. Marchesini incluso declaró que era de quienes más lo ayudaban: “Le dábamos una mano. Estaba Mauro Astrada que se manejaba mejor con el inglés. Tratábamos de ayudarlo”.

En esa época, la reserva de Boca era entrenada por Jorge Griffa. Pieza fundamental en las juveniles desde que llegó al club en 1995. Principalmente como buscador de talentos. Luego de su retiro como futbolista, estuvo a cargo de las divisiones más jóvenes de Newell´s. Allí promovió a jugadores a la Primera como Valdano, Américo Gallego, Giusti y Batistuta. Macri lo contrata buscando desarrollar unas inferiores que flaqueaban hace años en el club y también cumplió. Éver Banega, Sebastián Battaglia, Fernando Gago, Carlos Tévez, Neri Cardozo, José María Calvo, Nicolás Burdisso, Pablo Ledesma, entre otros más. Jorge continuó trabajando en las inferiores de varios clubes a lo largo de los años. Promovió también a Esequiel Barco para Independiente décadas más tarde. Falleció en enero de 2024 a los 88 años. Y también fue quién entrenó a Martyn en las dos semanas que estuvo en el club en 1999. “Mi padre tenía los mejores recuerdos de él. Me acuerdo que me comentó que le habían traído un jugador de Malvinas que era bravísimo”, dice Diego, su hijo.

Si bien Martyn se destacaba en las islas, competía con jugadores de mucho nivel. Así lo dice Griffa: “seguramente en otro fútbol hubiese jugado tranquilamente. Lo que pasa es que había un nivel muy exigente. En otro club o en un fútbol menos severo seguramente hubiese jugado”. Por su parte Marchesini agrega: “El tenía muchas ganas pero el futbolista argentino es un competidor por naturaleza y sus condiciones para el fútbol que había en las Islas era bueno pero acá había chicos con más virtudes”.

Finalmente, el golpe a su ilusión llegó tras una lesión. Cuando se discutía si iban a darle más tiempo de prueba, el nacido en Plymouth sufrió una distensión en su pierna derecha. Les pidió que lo esperaran hasta su recuperación, pero la directiva, tras siete semanas de prueba, le comunicó que no lo iban a tener en cuenta. “No me pareció justo en ese momento. Solo quería que me den el tiempo para recuperarme y mostrarles el jugador que soy”, dijo tiempo después.

Probó suerte en El Porvenir y posteriormente en Defensores de Belgrano. Luego su carrera se mudó a los Estados Unidos, donde formó parte del Connecticut Wolves, club desaparecido que jugaba en la segunda división del país. Su último intento de hacer despegar su carrera fue en Inglaterra. Jugó dos temporadas para el Brentwood Town, del condado de Essex, que disputaba la Liga Regional de Isthmian League. Finalmente regresó a casa, a Malvinas.

The Beladies fue un grupo musical argentino el único en tocar en Malvinas, que realizaba covers de Los Beatles conformado por cuatro mujeres. Creado por Lucrecia López Sanz a comienzos de los 2000, es la primera banda Beatle íntegramente femenina. Tras ser invitadas por Julie, la madre de Martyn, en marzo de 2001 dio tres recitales en The Globe Tavern, el pub de los Clarke. Allí se presentarían junto a otras dos bandas, una de ellas era The Strutters, la banda de Martyn. “Estuvimos una semana allá y lo veíamos todos los días. Era muy amable, cuando podía nos hablaba en español. De hecho, recuerdo que una vez me preguntó si me gustaban las Malvinas, no las Falklands. Era muy gentil”. Tras recorrer distintas zonas donde se dio el conflicto y una visita al cementerio de Darwin, finalmente, las Beladies tocaron a sala llena en las tres funciones que dieron. Posteriormente, recibieron un llamado del ex canciller de la Nación, Guido Di Tella, para felicitarlas: “Nos dijo que lo que estábamos haciendo era histórico”.

Unos meses antes, en diciembre del 2000, Martyn llevó a su novia argentina de ese momento, Clara García Lanza. Se habían conocido seis meses antes por medio de amigos en común. Frecuentaban el bar irlandés The Shamrock, un lugar especial para el malvinense ya que era costumbre encontrar a extranjeros anglohablantes. En esos tiempos conoció a James Peck, otro malvinense que vino a Buenos Aires a presentar su ciclo de arte. Al igual que Martyn, James también estaba relacionado con una argentina y compartía la pasión por Boca. Forjaron una gran relación. A tal punto que Peck todavía considera a Martyn como su mejor amigo.

La pareja se comunicaba en inglés ya que Clara lo había aprendido en el colegio. Ella estuvo dos meses de vacaciones en Malvinas. Un artículo de La Nación de esa época titulado “Otra forma de seducir a los malvinenses”, se destaca. La palabra “seducir” se debe una vez más al ex canciller Di Tella, quien en esa época promulgaba una idea de acercamiento nacional diplomático a las Islas.

Finalmente, Martyn regresó a Malvinas. No está claro si en su vuelta recibió un trato hostil por parte de los kelpers. Lo que sí sabemos con seguridad es que luego se dedicó a una empresa de logística y que iba y venía entre Puerto Argentino e Inglaterra. Continuó jugando con el seleccionado de las Islas y hasta fue parte de la mejor campaña de publicidad luego de su participación en los Juegos de las Islas en 2013, cuando terminaron terceros. En 2022 un periodista de la Agencia Noticias Argentinas se comunicó con Martyn. Este le dijo: “Me gustaría hablar, pero necesito tiempo para poder darte una entrevista verdadera y profunda, que es lo que necesito para mi propia tranquilidad. Tendrás suerte porque nadie sabe la verdad sobre todas mis experiencias con el fútbol y en las Islas, y siento que debo contar mi punto de vista”. Posteriormente, los problemas de comunicación con el archipiélago imposibilitaron la comunicación.

Hasta que: “Hola, soy Dustin, el hermano de Martyn. Hemos tenido un momento muy difícil este último mes: Martyn falleció el mes pasado. Crecimos juntos en las Falklands (Islas Malvinas) y yo estaba allí cuando se fue a Argentina. Todos estamos con el corazón roto”. Martyn Clarke se suicidó en diciembre de 2022. Había ingerido una mezcla de drogas y alcohol antes. La causa de muerte indicada por el patólogo fue asfixia. Se dice que el trato que recibió Martyn por parte de los kelpers cuando volvió fue un detonante. Se dice que fue tildado de traidor. Es difícil decirlo. Según Cichello, esto no es así: “Martyn no se mató por el trato que le dieron. En las Islas existe una doble moral. Dicen una cosa públicamente y después actúan de otra forma. Pero Martyn fue muy importante porque permitió un acercamiento entre argentinos y malvinenses. Fue la primera vez que mucha gente vio a alguien de Malvinas cara a cara”. La verdad exacta nunca la sabremos. Pero en la memoria está aquel chico que, por su sueño de jugar al fútbol, representó una de las conexiones más grandes que hayamos tenido con aquel territorio.

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