lunes, septiembre 15, 2025

Gustavo Costas: la voz del hincha puesta en un director técnico

Por Pedro Longinotti

Dirigir el club del cual sos hincha es uno de los sueños más grandes para cualquier futbolero. Con la satisfacción de haberse criado en el barrio, ser la mascota del equipo, convertirse en ídolo como jugador y posteriormente darle al club un título internacional tras 35 años. Una carrera de ensueño que tiene nombre y apellido: Gustavo Adolfo Costas.

Nacido en Buenos Aires y criado con las raíces de Racing Club de Avellaneda, Costas fue la mascota del famoso equipo de Juan José Pizzuti, que logró la Copa Libertadores y la Intercontinental en 1967. Su filosofía de vida es clara: “Primero soy de Racing y después soy argentino”. Pisó las inferiores del club a los cuatro años, fue creciendo con el paso del tiempo y se convirtió en un referente de la institución. 

Costas supo poner el pecho en los peores momentos. Descendió en 1983, y ahí estuvo, quedándose para devolver a Racing a la máxima categoría. La vida poco a poco lo fue compensando, y logró la Supercopa en 1988 ante Cruzeiro, el tercer título internacional de La Academia.

Tras el pedido de quiebra del presidente Daniel Lalín, 30 mil hinchas de la entidad de Avellaneda se juntaron el 7 de marzo de 1999 en el Cilindro para protestar por aquella decisión y para que el club no desapareciera. Fue la segunda máxima convocatoria de la fecha de entonces, por detrás del clásico rosarino. ¿La particularidad? El cuadro albiceleste no disputó ningún partido ese día. Simplemente un gran número de fanáticos apoyando al club en el peor momento de su historia. Y allí estaba Costas, tomando de la mano a sus hijos. Ya retirado y sin nada que hacer en su casa, se tomó el tiempo de llamar a la máxima cantidad de hinchas para que acudieran al estadio. 

No se puede hablar de Avellaneda sin mencionar a Independiente, clásico rival, y club al que Gustavo mucho no quiere. El entrenador no quiere nada rojo, sea el club que sea. Maximiliano Salas, actual delantero de River, coincidió con él en Palestino y posteriormente en Racing. En un entrenamiento del club chileno, Salas llegó al predio con una remera roja, y Costas le hizo saber que no estaba permitido nada de ese color: “Con esa remera no podés pasar”. Cualquier referencia a Independiente es de molestia para el entrenador de 62 años. Incluso, en un video publicado en las redes de La Academia, el arquero Gabriel Arias le remarcó que había una silla roja en el gimnasio, y el director técnico se enojó: “Saquen eso de acá, nada rojo por favor”. Su locura por Racing hace que no pueda ver un color por estar asociado a su máximo rival. 

Ese mismo 1999, Gustavo Costas asumió como entrenador por primera vez en su vida junto a otra gloria racinguista, Humberto Maschio. Un Racing diezmado, sin jugadores de jerarquía, sin plata, pero con su hinchada reflejada en las populares y en el banco de suplentes. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados y en mayo del 2000 presentó su renuncia. Tuvo su segunda chance el 5 de mayo del 2007; sin embargo, su paso fue peor que el anterior, y se alejó en agosto de ese año. Parecía que su ciclo en Racing se cerraba, pero surgió un llamado a fines de 2023, con una institución totalmente distinta comparada con de la última vez. Un club ordenado económicamente, con jugadores de jerarquía y jugando la Copa Sudamericana, que sería su principal objetivo.

Ídolo como jugador, ídolo como director técnico. Emblema total de La Academia.

Días antes del primer encuentro de La Academia en 2024, Costas formuló un pedido al hincha: “Exijan, tenemos que salir campeones de algo internacional, es el objetivo que tenemos que tener todos juntos”. Tras unos primeros meses complicados, en septiembre el equipo tuvo un punto de inflexión en la victoria ante Boca por dos goles a uno en el Cilindro. El Xeneize se había adelantado con un gol de Milton Giménez, pero Nardoni empató rápidamente. Cuando el partido se terminaba, Roger Martínez conectó un gran cabezazo tras un centro de Juan Fernando Quintero y la Academia concretó la remontada. Fue el primer encuentro en el que Racing dio vuelta un resultado junto a Costas. Meses más tarde, el 23 de noviembre, se pudo sacar la mochila de los 35 años sin conocer un trofeo internacional y se consagró campeón de la Copa Sudamericana por primera vez en su historia. El hincha que dirigía con un estilo alocado y poco ordenado logró espantar los fantasmas del pasado. Costas le dio uno de los títulos más importantes de los últimos tiempos al club que conoce de punta a punta. 

La frutilla del postre fue bailar al campeón de la Copa Libertadores, el Botafogo, en la Recopa Sudamericana. 2-0 en Avellaneda, para luego vencer nuevamente por el mismo resultado en Río de Janeiro, consiguiendo un 4-0 global y su segundo campeonato en 3 meses. 

Gustavo Costas se bancó muchas críticas, y aún más menosprecios: decían que no sabía nada, que su equipo jugaba mal. Pero como en el 83 y en el 99, puso el pecho, trabajó duro y la vida lo recompensó. Hoy es la cabeza del sueño racinguista, y se ilusiona con la Copa Libertadores, en la que, tras una gran campaña, ya se encuentra clasificado a los cuartos de final, y enfrentará a Vélez Sarsfield con la ilusión de pasar a la semifinal del mayor torneo continental por primera vez desde 1997.

Costas con la Sudamericana en brazos. Rompió una sequía de 35 años sin conocer la gloria internacional.

 

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