Por David Correa
Cada vez que la bielorrusa pisa una cancha, el público se rinde a sus pies. Bonita, siempre formal con unos “outfits” a la altura de su juego y carismática, los puntos claves de su imagen extra tenística. Inteligente, expresiva, impaciente, alegre y extrovertida, aspectos fundamentales para avivar y mejorar el lazo con el espectador, que, en la mayoría de ocasiones, se siente identificado y toma la decisión de pagar una entrada o prender la televisión para ver uno de sus partidos.
Aryna Serguéievna Sabalenka nació en Minsk, la capital de Bielorrusia. Se desempeña en este deporte desde los 6 años, gracias a su padre Sergey, quien falleció en 2019. Su ausencia siempre le pesó, pero nunca dejó de ser un motivo por el cual dedicar los triunfos y tener presente como rueda de auxilio a la hora de superar los malos momentos.
Cuando conquistó su primer Grand Slam, el Abierto de Australia, en 2023, rompió en llanto, no por la emoción del triunfo, sino porque en su “box” faltaba una persona esencial en su vida.
La número uno del mundo impone con su juego agresivo, variantes y contextura física. Los 1,82 metros de altura, sumado a los brazos largos con gran masa muscular transmiten miedo a las contrincantes. Pocas jugadoras en el circuito sacan tanto provecho con su cuerpo como ella. En el segundo previo a sus golpes, principalmente en el armado del drive y revés, la persona que se encuentra al otro lado de la red sabe lo que se aproxima, un bombazo de 120 kilómetros por hora muy difícil de contrarrestar. Cada impacto es acompañado por un “rugido”, el que incrementará en caso de presentar resistencia por la contrincante y si gana el punto, un grito ensordecedor, fiel a su estilo y personalidad, silenciará el estadio.

A sus 27 años, las vitrinas de Sabalenka están llenas de títulos: posee 4 Grand Slams, dos Australian Open y dos US Open, 9 WTA 1000, 5 WTA 500 y 2 WTA 250. Todas las conquistas están acompañadas de una sonrisa punta a punta, sumado a un video de Tik Tok, red social en la que publica sus bailes, “trends” y provoca miles de risas en sus fanáticos.
Pero, en el camino al éxito, sufrió en lo mental y emocional, a tal punto de llorar en pleno desarrollo de partido por la excesiva cantidad de doble faltas y descargarse en la umpire. “No puedo sacar”, afirmó la bielorrusa en el WTA 250 Adelaida, a principios de 2022. Dentro de la cancha es expresiva, tanto en lo positivo como en lo negativo. Nunca deja de lado su salud mental y no le da importancia a la presencia del público, periodistas,
camarógrafos y transmisiones de televisión abiertas a todo el mundo. En septiembre de 2023, tras perder la final del Abierto de Estados Unidos ante Coco Gauff, la joven local y figura en suelo norteamericano, rompió una raqueta y la tiró en un tacho de basura. Una cámara del establecimiento grabó el episodio, rápidamente se hizo viral en redes y medios y las críticas no tardaron en llegar. A día de hoy, aquella derrota fue la última en Flashing Meadows.
En el tenis siempre es necesario un representante, alguien capaz de atrapar al espectador habitual, a la persona no familiarizada con la disciplina. Es por ello que, a lo largo de los últimos años, Aryna Sabalenka se colocó la corona en la rama femenina con el respaldo de sus títulos, logros y por todo lo que transmite tanto dentro como fuera de la cancha.