Por Nicolás Halupka
Shirin Gerami es la atleta iraní que soñó con representar a su país, lleno de restricciones y pensamientos machistas, y que lo consiguió después de muchos obstáculos que se le pusieron en el camino, aunque la repercusión de sus logros no fueron difundidos por el mundo.
Todo comenzó cuando la nacida en 1988 se mudó hacia Gran Bretaña para terminar el secundario y, posteriormente, ir a la Universidad de Durham, tercera más longeva de Inglaterra solo por detrás de Oxford y Cambridge, en donde se graduó en política, economía y filosofía (PPE) en 2012. Ella hacía natación, salía a correr y andaba en bici, pero todo como un pasatiempo, hasta que un amigo del campus le propuso la idea de participar en un triatlón para representar a su país natal. A partir de ahí todo fue cuesta arriba. Llamó a la federación iraní para plantear esta oportunidad, pero le cortaron el teléfono y pasó varios días llorando en su cama, indignada, sin ninguna alternativa y sin ideas perspicaces. Aun así, no bajó los brazos. Varias semanas después, viajó a su país de origen para poder hablar con alguien del personal y plantearle seriamente la chance de representarlos, bajo cualquier régimen islámico que tenga que hacer. Las condiciones eran claras: Tenía que usar un velo que le tape la cabeza (hiyab) y una prenda especial que le tape todo el cuerpo (burka). Seguían pasando los meses, la federación no daba la aprobación y la fecha del torneo se acercaba. El hecho hizo mucho ruido en la religión musulmana y marcas deportivas como ROKA y BSR se comprometieron en ayudarla con la causa.
A comienzos de septiembre de 2013, a una semana del inicio de la Gran Final del Campeonato Mundial de Triatlón en Londres, le llegó un correo electrónico con la autorización desde su país para poder competir, con la advertencia de respetar todos los códigos de vestimenta. Finalmente, pudo completar la competencia, contó con la logística necesaria para poder cambiar su vestuario sin que nadie la vea, con un estilo de cambiador privado que se podía mover, y quedó en el puesto 76 de 87. Al terminar la competición, dijo: “Quería demostrar que lo que la gente considera imposible es en realidad posible, y esta regla universal se aplica a todos los países y a todas las personas”.
Además, en 2016 participó del Campeonato Mundial IronMan, campeonato de triatlón más importante a nivel internacional, que también completó, después de más de 13 horas. Ese mismo año estuvo en el top 100 de mujeres más destacadas, según la BBC, encuesta que realiza cada año. En 2017, Irán creó el primer equipo femenino de triatlón, impulsado por ella. En la actualidad tiene un sitio web donde impulsa a las mujeres a superar barreras culturales y participar en actividades deportivas como el ciclismo y el triatlón, llamado Roads Less Cycled. Uno de sus últimos logros fue conseguir la visa para una de sus alumnas, Mercedeh Chegini, para que pueda participar del UCI WorldTour, máxima categoría de ciclismo en ruta.
Si bien sus resultados no fueron los mejores, eso no fue lo más importante. Su historia de superación quedará en la historia de una religión.