Por Juan Pablo Ferrero
Desde sus inicios viviendo en Colombia, su debut en San Lorenzo de la mano de Carlos Bilardo a ser un entrenador reconocido en el ascenso del fútbol argentino y muy querido por su paso en Olimpo de Bahia Blanca. Asíí fue la trayectoria como jugador y así es su camino como director técnico de Walter Perazzo.
Mientras Alberto Perazzo, su papá quien también fue futbolista, jugaba en Independiente Santa Fe nacerían tanto él como su hermano. Luego de su retiro en 1963 volverían a Argentina. Y, a pesar de vivir tan solo 18 meses en el país cafetero Walter no olvida sus raíces y contó que siempre está atento a todo lo que pasa en el país, no solo a nivel deportivo sino también a nivel social y político. Más adelante, cuando ya era profesional Walter llegaría a jugar en el mismo equipo que jugó su padre.
“Walter gol” debutaría en primera en 1979, con 17 años, en San Lorenzo y de la mano de Carlos Salvador Bilardo. El delantero, hincha del Ciclón, recordó, al Viejo Gasometro, que fue el estadio en el que debutó y dijo: “Los dos últimos partidos del Viejo Gasometro me toco ir al banco”, y agregó: “A pesar de no tener muchos minutos en cancha pude darme el lujo de ver lo que se siente jugar en ese estadio histórico en el que uno como hincha vivió momentos muy lindos”. Luego reconoció que, para él hubiera sido muy triste haber hecho su carrera y no tener la chance de jugar en ese estadio. El 2 de diciembre de 1979 se jugó el último partido de San Lorenzo en su cancha ante Boca y terminó igualado 0 a 0.
“Haber pasado por las manos de Bilardo me hizo crecer más rápido como futbolista profesional”, exclamó Perazzo recordando a quien también tuvo en Estudiantes en 1982. En el “Pincha” conseguirían el Torneo Metropolitano de ese año. El primer partido que jugó con la camiseta de Estudiantes fue ante Quilmes y Perazzo se fue expulsado a los 30 segundos de ingresar por una patada. Al término del juego Bilardo lo buscó y el delantero se escondió en el baño para no tener que encarar al entrenador. Aunque muchos pensaban que hubo una charla en la semana el jugador dijo que no se habló del tema.
El domingo 15 de diciembre de 1985 ocurría uno de los días más especiales en la carrera de Walter. San Lorenzo, el equipo en el que él jugaba, visito al Argentinos Juniors campeón de la Copa Libertadores y el conjunto azulgrana le ganaría por 2 a 0 con dos goles del delantero, uno de zurda y uno desde lejos con la pierna derecha. “Esa fue una jornada que la tengo grabada muy especial”, aclaró y agregó “Primero por la rivalidad que se había generado por el descenso en el año 81 y después porque ese Argentinos venia de jugar la final del mundo contra la Juventus”. En el año 1981, “El Ciclón” y “El Bicho” se disputaron en la última fecha la permanencia en primera división, Argentinos ganó 1 a 0 y condenó al descenso al equipo de Boedo.
A fines de la década del 80’, Perazzo pasaría a Boca en un “acto de amor” hacia San Lorenzo ya que se le terminaba el contrato y él tenía una oferta, de Europa, para irse libre al terminó de su vínculo con el club, pero prefirió irse al “Xeneize” para dejarle plata al club. “Obviamente al hincha de San Lorenzo le dolió, pero capaz no sabía esta interna” dijo Walter y confesó: “Salió más beneficiado San Lorenzo que yo”.
En Boca jugaría desde 1988 hasta 1990 con un total de 56 partidos disputados, 12 tantos y dos títulos ganados: Supercopa Sudamericana y la Recopa Sudamericana. “Fue una linda experiencia” dijo y replicó: “Se vive distinto, en el día a día, en la calle, en la semana, jugando de local o jugando de visitante”. Además, habló del “Mundo Boca” y reconoció que para él siempre será extraordinario.
“La época de Canadá era un fútbol menos profesional” dijo Perazzo quien también recordó que era un ambiente muy cálido, que no había presión y que era un campeonato muy físico. En territorio canadiense cerró su trayectoria como futbolista profesional jugando para el Toronto de Montreal en 1995. Pero, por otro lado, reconoció que en Corea del Sur los equipos estaban muy trabajados desde lo físico y desde lo táctico y manifestó: “Corea ya era el país más grande de Asia y con una escuela orientada para Alemania”.
Luego del retiro comenzaría su trayectoria como director técnico y en el año 2011 pasaría a la Selección Argentina Sub-20 donde dirigiría desde la camada de 1991 hasta la de 1996. En esos 5 años que estuvo en la Selección entrenó jugadores que en el futuro ganarían todo con el combinado nacional a nivel mayor como Emiliano “Dibu” Martínez, Germán Pezzella, Nicolás Tagliafico y Paulo Dybala, también tuvo, pero de más chicos, a Leandro Paredes, Manuel Lanzini y Erik Lamela estos últimos tres eran los que más le sorprendían por las cualidades técnicas que tenían y dijo: “Paredes teniendo 13 o 14 años ya parecía un jugador profesional” y esto dijo cuando se refirió al actual 10 de River: “Lanzini lo mismo lo tuve con 16 o 17 años y volaba, con una inteligencia que ya parecía un jugador consagrado” exclamó. En Argentina estuvo al mando en 19 partidos, con 12 victorias, 4 empates y 3 derrotas.
En Olimpo dejó una huella imborrable ya que en la temporada 2013-2014 llevaría a un equipo que la campaña anterior estaba en la B Nacional a clasificar a una copa internacional por primera vez en su historia, la Copa Sudamericana. Para él la clave fue no errarle con los líderes: Nereo Champagne, Iván Furios, Damián Musto y Néstor Moiraghi fueron algunos de los principales jugadores que tenía aquel conjunto aurinegro y quienes eran la “columna vertebral” del equipo. Lamentablemente para él y para el grupo, Olimpo no pudo disputar el certamen internacional por un error de AFA. En el club de Bahía Blanca dirigió 121 encuentros con un registro de 38 triunfos, 42 igualdades y 41 caídas.
Hace pocos días dejó de dirigir a Nueva Chicago institución a la que había retornado en 2025, después de haber sido el entrenador entre 2017 y 2019. Anteriormente, había tenido pasos por Almagro, Temperley en dos ocasiones, Güemes de Santiago del Estero y Patronato de Paraná.