Por Tomas Solé y Matías Villar
Cuando se habla del Arsenal, automáticamente aparece el recuerdo de aquella temporada increíble del 2003/04, en la que el equipo dirigido por Arsène Wenger hizo historia en la Premier League al salir campeón invicto, con 26 victorias y 12 empates. Pero más allá del récord, dejó una huella que todavía hoy sigue marcando el camino del club, tanto en su idea de juego como en lo que representa para sus hinchas.
Arsenal ya venía siendo protagonista en Inglaterra por la liga que había ganado en 1998 y en 2002, también bajo el mando del francés Wenger. Pero la campaña de “Los invencibles” fue especial, porque ningún equipo había logrado ganar una liga sin perder partidos en la era moderna de la Premier.
La temporada 2003/2004 comenzó con un plantel muy similar al de la campaña pasada con jugadores como Patrick Vieira, Thierry Henry, Dennis Bergkamp, Robert Pirès y Sol Campbell. Ese plantel había conseguido ganar la FA Cup y después, al año siguiente, la Premier League. El fútbol del Arsenal tenía una identidad muy clara, ya que atacaba siempre, presionaba alto y tenía una base defensiva sólida.
Wenger (foto) fue el gran arquitecto. Revolucionó no solo al Arsenal, sino al fútbol inglés en general. Le dio importancia a la preparación física, la alimentación y a una forma de jugar que combinaba más técnica y velocidad. El Arsenal pasó de ser un club tradicional con un estilo directo y defensivo, a transformarse en un equipo de posesión, toque y transiciones rápidas. Todo eso lo construyó Wenger desde su llegada en la temporada 1996/1997, y tuvo su punto más alto con “Los invencibles” de 2003/2004.
Pero no siempre fue así. Durante las décadas de 1960, 70 y 80, Arsenal no era garantía de nada. Fueron tiempos de muchos altibajos, con un fútbol muy defensivo y sin grandes logros más que éxitos aislados. Nick Hornby, autor del libro Fiebre en las gradas, describe cómo el hincha se había acostumbrado a decepcionarse. Escribió: “El club tenía un talento especial para decepcionarnos justo cuando empezábamos a creer”.
El equipo manejado por Wenger se mantuvo durante varias temporadas en la pelea, pero nunca volvió a alcanzar ese nivel. A partir de 2006, tras mudarse al Emirates Stadium, volvió a entrar en una etapa más complicada, ya que se priorizó la estabilidad económica y apostó por jugadores jóvenes. Pero los títulos no llegaron. Aunque se intentó mantener esa identidad ofensiva, con el paso de los años el Arsenal perdió cierta competitividad frente a clubes como Manchester United, Chelsea y Manchester City.
Con la llegada de Mikel Arteta (foto) como técnico en diciembre de 2019, ese camino empezó a retomarse. El español, que fue jugador del club y conoce su historia, armó un equipo joven con referentes como Martin Ødegaard, Declan Rice y Bukayo Saka. Con una identidad de presión alta, posesión e intensidad. Aunque todavía no se logró el objetivo principal de salir campeón, el proyecto va en esa dirección. Está última temporada quedó segundo en la liga con 74 puntos y el Liverpool que salió campeón obtuvo 84.
Adrià Jiménez Muñoz, autor del libro Los invencibles, dice: “El equipo actual consiguió que el Arsenal vuelva a tener esos estándares de élite qué lo caracterizó por tanto tiempo. Sus principales coincidencias con el equipo de Wenger son la competitividad y el no querer perder nunca”.
Desde su llegada, Arteta declaró varias veces que es muy importante que el plantel actual conozca el pasado exitoso del club e incluso programó reuniones con leyendas del club. Sol Campbell y Thierry Henry son los que más se acercaron a los entrenamientos. El español comentó que hablar con ídolos del club hace que los jugadores encuentren esa solidez mental que necesita un jugador del Arsenal.
Rodrigo Duben, autor del libro The Arsenal Way, destaca: “El equipo actualmente representa los mejores atributos futbolísticos que han distinguido al Arsenal a lo largo de su historia”. Y el hincha lo valora, porque más allá de los títulos, hay una idea de club, una forma de jugar que está ligada al ADN del Arsenal desde aquellos tiempos de “Los invencibles”. El invicto es un recuerdo imborrable, pero también es una vara alta que marca lo que se puede lograr si el Arsenal trabaja con convicción y coherencia.
Hoy, a más de 20 años de aquel logro, el legado de “Los invencibles” sigue muy presente, no solo porque jugadores como Henry o Pirès siguen ligados al club como embajadores, o porque hay una estatua de Wenger en la entrada del estadio Emirates. También porque el hincha del Arsenal sigue soñando con ver a su equipo recuperar esa esencia de un fútbol valiente, de ataque, con una idea clara y con protagonistas que dejen todo en la cancha.