Por Lautaro Gourovich
Felipe Gourovich tiene 16 años, es de Bariloche y desde muy chico vive rodeado de nieve. Hace ya nueve años que se dedica al esquí de estilo libre en el Ski Club local, el mismo en el que empezó a dar sus primeros pasos. En enero, su carrera dio un salto importante: viajó a Suiza e Italia para entrenarse en pistas de primer nivel. Su rendimiento no pasó desapercibido y llamó la atención de la selección argentina de esquí.
Empezó a esquiar a los tres años y, antes de volcarse al freestyle, competía en carreras de descenso alpino, una modalidad de alta velocidad. Con el tiempo, sin embargo, encontró su lugar en el aire: “Me di cuenta de que prefería los saltos”, cuenta.
El esquí estilo libre es una disciplina en la que los deportistas descienden una pista con el objetivo de realizar trucos en el aire desde rampas. Los jueces, entre tres y seis por competencia, califican cada salto del 1 al 100 teniendo en cuenta la dificultad, la ejecución y la técnica. Dentro de esta modalidad se destacan dos pruebas principales: Slopestyle, un circuito que combina barandas y saltos, y Big Air, un único salto desde una rampa de gran altura.
Felipe reconoce que no es un deporte fácil, sobre todo en lo mental. “El miedo está presente, es bastante psicológico. Yo soy muy miedoso y me cuesta soltarme antes de un truco o un salto, pero lo pude superar hablando con mis entrenadores y también con mi psicólogo deportivo”, confiesa. Y agrega: “Con el tiempo vas perdiendo el miedo. Para mí, algo fundamental es estar bien físicamente: eso me permite confiar en mi cuerpo”.
Por eso sus entrenamientos son exigentes. En verano realiza una intensa pretemporada en el gimnasio, enfocada en fortalecer piernas, zona media y espalda baja. También incorpora natación, skate y ciclismo para mejorar equilibrio y coordinación.
¿Cómo es un día de entrenamiento en la montaña? “Me levanto a las siete, me baño, desayuno, agarro mis cosas y mi mamá me lleva al cerro. En el club, con mis compañeros y mi entrenador, charlamos sobre los objetivos del día y nos cambiamos. Tomamos la ‘séxtuple’, que es la silla que nos sube a la pista. Lo primero que hacemos es elongar y activar los músculos para evitar lesiones. También hacemos un pequeño ritual para desearnos un buen día”, cuenta. Las prácticas incluyen giros de eje de 360, 720 o 1080 grados y mucha repetición técnica para perfeccionar los trucos.
Gracias al esfuerzo familiar, Felipe pudo viajar este año a Suiza e Italia, una experiencia que lo marcó. “En Suiza estuvimos en Leysin, un pueblito al que fuimos porque tiene un airbag: una rampa que termina en un colchón gigante, ideal para practicar. Además, tiene uno de los mejores parques del mundo. En Italia estuvimos en Livigno, donde se van a hacer los Juegos Olímpicos de 2026 y donde se hizo una fecha de la Copa del Mundo. Fue increíble”, relata. Además, tuvo la oportunidad de entrenar al lado de algunos de los mejores esquiadores del mundo, como Miro y Flora Tababanelli, y Luca Harrington.
Felipe sueña con vestir la celeste y blanca en competencias internacionales bajo la órbita de la Federación Argentina de Ski, Snowboard y Andinismo (FASA). “Es un objetivo muy grande y un sueño que tengo desde que arranqué. Sé que existe la posibilidad, pero también que es un camino largo y que tengo que seguir esforzándome”, dice, con la madurez de alguien que sabe lo que quiere.
Con talento, constancia y el apoyo de su familia, Felipe sigue sumando experiencia. Todavía tiene mucho por recorrer, pero paso a paso construye su camino en un deporte que, aunque poco difundido en Argentina, lo apasiona desde chico y le “cambió la vida”. Ese ya es, para él, un buen motivo para seguir entrenando todos los días.
Argentina y los antecedentes del esquí estilo libre
Argentina ha tenido representación en esquí freestyle en varias ediciones de los Juegos Olímpicos de Invierno. Ignacio Bustamante, también de Bariloche, compitió en 1992 en Albertville, Francia, donde terminó 30º en moguls. Clyde Getty, argentino-estadounidense, fue olímpico en Salt Lake City 2002 y Turín 2006, y compitió en aerials con 44 años, siendo el más veterano de su disciplina.
En el plano nacional, Iván Kuray logró el primer puesto en Big Air en el Cerro Catedral (2017) y en Slopestyle en el Cerro Castor (2018). Además, en 2014 participó en la Copa del Mundo en Silvaplana, Suiza, donde se ubicó 31°.
Hoy, el máximo exponente argentino es Cristóbal Colombo, de 19 años, nacido en Lake Tahoe, Estados Unidos, pero radicado en Bariloche. Formado en el Club Argentino de Freeski (CAF), se especializa en Slopestyle y Big Air. Durante la temporada 2024/2025 fue cuarto en una competencia en el Cerro Catedral con 69.20 puntos, y logró el 17° lugar en la Copa del Mundo en Klagenfurt, Austria, consolidándose como uno de los referentes argentinos del deporte a nivel internacional.