Por Julieta Silva Idiart
Mientras miles de decanos se llenaban la boca con el grito del gol de Mauro Amato, la remera que el delantero llevaba debajo de su camiseta exclamaba algo que, con el pasar de los años, dejaría en segundo plano a lo futbolístico: “¡Aguanten las madres!”.
Ese partido por el Campeonato de Primera B Nacional 1999 en el que Atlético Tucumán derrotó por 3 a 1 a Godoy Cruz tal vez pase inadvertido en la memoria de sus hinchas, sin embargo, el festejo del tanto que marcó esa noche el 10 de los de 25 de Mayo y Chile pretendía que en la memoria de la gente se grabe el lema que escondían los bastones celestes y blancos, el cual pedía, al igual que las mujeres que perdieron a sus hijos durante la última dictadura cívico-militar, por la verdad y la justicia.
Con la misma sonrisa que acompaña la calidez de sus abrazos y la amabilidad que lo caracteriza, Amato cuenta que lo que impulsó estas celebraciones fue la literatura.
-“Nunca Más” cambió tu manera de pensar, ¿qué libro le recomendarías a quien quiera empezar a informarse sobre esta causa?
-No tengo tanto conocimiento de un iniciador, pero yo siento que debe ser un libro que te conecte. Creo que los libros te encuentran a vos en el momento en el que los tenes que leer.
-¿Y cómo te encontró a vos este libro?
-Estaba en la biblioteca de casa, pero no sé cómo llegó ahí. Me agarró en el medio de Tucumán, en el momento justo, es como que todo el universo me unió a ese contexto, a (Antonio) Bussi y a todo lo que se generó.
-Es un decir bastante futbolero el del “aguante”
-Si, es una combinación de fútbol y de derechos humanos. Tiene un montón de aristas el aguante. Era mi forma de expresarme y eso me impulsó a que cada vez que hacía un gol decir algo, hacer tomar conciencia a la gente y de causar algo que impactara.
-¿Hubo hinchas que se acercaron a vos para expresarte que estaban de acuerdo o en desacuerdo con tu festejo?
-No, no hubo nada (y mientras recordaba esto, se borró del rostro de Mauro la expresión alegre que lleva a todos lados). El hincha estaba más contento por el gol que por el mensaje. En la provincia había tensión, era como una tensa calma, es lo que yo sentí en el año y medio que estuve.
-¿Esto puede haber tenido que ver con que la prensa no publicó la foto?
-Totalmente, la tapó y no hubo comentarios, es como que Tucumán estaba muda. La foto sale porque mi ex mujer era fotógrafa y pudo ver la luz en una nota que me hicieron tiempo después, cuando ya no estaba en ese club. Por eso esta movida de la remera fue tomando trascendencia a través de los años, no se pudo mostrar ni bien la saqué.
-¿Qué generó en el vestuario la celebración? ¿Te preguntaban tus compañeros por lo que significaba?
-No, no se interesaban. Para mí no es algo raro mostrar una remera, ahora es muy común, el tema estaba en lo que decía el mensaje y a partir de eso un dirigente me dijo que tenga cuidado con las cosas que mostraba, quiso parar esos festejos y las cosas que expresaba. Ahí es donde uno es rebelde y va por más. Después hice una en conmemoración a Jose Luis Cabezas, o sea que seguía tirando mensajes que eran potentes para la reacción de la gente, eso quería lograr, que tengan conciencia social.
-Tenías 24 años cuando jugabas en Atlético y te revelabas en tu entorno. La gente suele asociar la rebeldía a la juventud, pero pasaron los años y tu esencia no cambió, ¿por qué esto es así? ¿Tiene que ver con el entorno?
-El rebelde va a ser siempre rebelde. Ahora, me fuí construyendo a través de la literatura, eso formó a un Mauro con más conciencia social y más sensible a lo que pasaba en el afuera. Mi entorno era mudo, ciego y no escuchaba.
-Entonces tu entorno terminaron siendo los libros.
-Exactamente, ¿por qué tengo que pensar de una determinada manera si tengo un pensamiento propio?. Fue también cuando comencé a hacer terapia, por algo futbolístico, que se me partió la cabeza para ver las cosas de otra manera. Yo tenía inseguridad dentro de la cancha y buscaba saber el por qué, a partir de ahí encontré todo un mundo.
-Hoy está menos estigmatizada, pero en el contexto del año 99, ¿estaba mal vista?
-En el fútbol me veían como un raro, pero yo hacía terapia porque descubrí que me hacía bien. En ese momento lo busqué de manera particular, no había un psicólogo en el club.
-Cuando La Renga estuvo en Tucumán, Chizzo te dio una remera de la banda. ¿El rock acompañó a las ideas que vos estabas forjando en ese momento?
-Totalmente, fue un hermoso encuentro. Me fui del hotel donde estábamos concentrando con Atlético con una remera del club así que la intercambié por una de él. Era la del álbum Despedazado Por Mil Partes, le dije que fue este el disco que me vinculó hacia la banda ya que me siento totalmente identificado, esa charla tuvimos, de todas las cosas que hacen a la libertad, de encontrar lo que vos querés hacer y tus sueños, fue alucinante.
-Volvés a jugar a Tucumán, hacés un gol, te levantás la camiseta y tenes una remera con un lema, ¿qué dice?
-Algo de los jubilados, aguanten los jubilados tal vez es muy trillado, pero sería en referencia a ellos.
A casi 26 años de los goles que celebró Amato en el norte del país, el delantero llega a la conclusión de que el objetivo de las leyendas que llevaba debajo de su uniforme se sigue cumpliendo a medida que pasa el tiempo.
-Mirá hasta dónde llegó. Los 24 de marzo de cada año siempre hay notas, mantienen viva a la memoria y a la remera de los pañuelos blancos.