Por Luca Giorno
Los gerenciamientos, las inyecciones de dinero por parte de sponsors y la inclusión de las sociedades anónimas deportivas en Argentina son tema de la agenda futbolera. Casos como el de Deportivo Riestra, Defensa y Justicia o Godoy Cruz son los más conocidos en el país, los cuales llegaron a la máxima categoría de nuestro fútbol. Pero no todos tienen el mismo final. Almirante Brown de Arrecifes es uno donde prometía llegar a Primera División pero terminó olvidado jugando en la liga regional.
A principios de la década del noventa, Brown se encontraba jugando la liga local y Luis Enrique Menéndez, dueño de La Primera Alborada S.A, empresa de capitalización y ahorro para fines determinados, arribó al club con el sueño de ponerlo en la A lo antes posible. En un principio parecía posible porque desde 1992 hasta 1998 ganó todos los títulos de la Liga de Arrecifes. Sumado a esto, para la temporada 1995/96 comenzó a disputar el Argentino B, categoría creada ese mismo año. En esa misma logró el primero de los tres ascensos deseados. Lo consiguió de manera casi perfecta luego de ganar 17 partidos, empatar tres y perder únicamente uno en las tres rondas que debía superar para llegar al Argentino A.
Ya en el torneo de 1996/97 siguió con el camino hacia la gloria. Volvió a conseguir uno de los cupos que otorgaba la categoría para el Nacional B. Fue otro periodo casi perfecto, de los 32 partidos jugados solo no ganó en seis ocasiones, producto de tres empates e igual número de derrotas. La doble promoción de categoría era algo impensado, Walter Chazarreta, jugador histórico y presente en esos acontecimientos, recuerda: “Cuando llegó Menendez lo que proponía era algo impensado. Fueron pasando los años, los refuerzos fueron dando sus frutos y la esperanza por llegar a la A se veía posible.” De esta manera el sueño estaba a punto de efectivizarse, solo faltaba el último paso, tal vez el más difícil.
Llegó la tan ansiada segunda categoría. “La esperanza de los hinchas era mucha”, cuenta Ramiro Pérez, vocal titular de la institución. Sumado a eso las incorporaciones del arquero Pablo Del Vecchio, proveniente de Instituto o la de Oscar Arevalo, defensor con pasado en San Lorenzo, generaban una gran expectativa. Las inversiones realizadas por el grupo gerenciador daban resultados.
En la primera temporada el conjunto logró posicionarse en la sexta posición de la Zona Interior, dándole la posibilidad de jugar la zona campeonato. Allí en los 14 partidos que disputó en la Zona B, únicamente cosechó 12 unidades dejándolo en el fondo de la tabla y sin posibilidad de ascenso. Luego en las cinco temporadas restantes obtuvo la posibilidad de disputar el reducido en dos (1997/98 y 2000/01). Fue en la temporada 2000/01 en la que más lejos llegó, a cuartos de final, donde fue eliminado por San Martin de Tucuman por ventaja deportiva tras haber igualado 3 a 3 en el global. Esa fue la última temporada buena para el club, quien en las dos siguientes merodeó los últimos puestos. De esta forma, debido a los malos resultados, descendió al Argentino A por los promedios.
¿Por qué es que se dió el descenso a la tercera categoría? En el año 2001 el país sufrió una gran crisis económica, lo que llevó a muchas empresas a quebrar, endeudarse o irse del país. El problema afectó directamente al verdinegro porque la empresa decidió irse del club y fue Raúl Delgado, ex vocero de Carlos Menen, quien tomó las riendas con tan solo 8500 pesos. A partir de ahí el club entró en una caída abrupta. Pérez, el actual vocal titular, relata: “Raúl Delgado vino a llevarse a los chicos para beneficio propio, no para hacerle bien a Brown.” La estancia del político duró poco ya que no le pudo sacar el rendimiento deseado y dejó a la sociedad civil al borde de la quiebra, tanto que la sede estuvo a nada de rematarse para solventar las deudas. Esto lo condenó a descender tres categorías de forma continua, del Nacional B a la Liga Regional. En su corta estadía en el Argentino A y B no logró ganar ningún partido de los 40 disputados, solo empató dos y el resto los perdió, llegando también a no presentarse en tres ocasiones. Este no fue el único caso donde el político adquiere las acciones de un club de fútbol. Actualmente preside Unión San Felipe de Chile, que milita la segunda categoría y lucha por no descender. Sumado a eso estuvo involucrado en el pase de Jonathan Bottinelli desde San Lorenzo a River porque el jugador llegó a figurar como parte del elenco chileno únicamente para evadir impuestos, por esto mismo el futbolista junto a los clubes fueron investigados por la AFIP.
Retornando al club del norte de la Provincia de Buenos Aires, volvió a manos de los socios en 2005 y con un proyecto serio y organizado retornó a un torneo nacional en 2009 (Argentino C), luego de ganar la liga local. Actualmente el equipo está muy lejos de volver a aquellos años de gloria, donde únicamente disputa la Liga de Arrecifes, pero muy lejos de que vuelva a estar gerenciado. A su vez no solo se sostiene a base del fútbol sino que también es un club social y esa es la esencia de los clubes, no que un tercero se apropie por un tiempo determinado para únicamente sacarle ganancias y si no lo logra dejarlo en ruinas.