Por Lucía Luque
Sobre unas calles llenas de árboles, silenciosas y poco concurridas, dependiendo del horario, se encuentra el club “El Chasqui”, pero ¿por qué dependiendo del horario son solitarias?, bueno porque a la vuelta se ubica uno de los colegios más conocidos de General Pacheco, que es el “Guiñazú”, por lo que a las 7:00, 12:00 y 17:00 horas esas calles solitarias se tornan un caos, ya que hay autos por toda la cuadra, niños que corren de un lado al otro y adolescentes que salen hacía la ruta para volver a sus casas, pero cuando la hora pico finalizá las cuadras de los alrededores vuelven a la normalidad, se parecen a un pueblo del interior a la hora de la siesta, donde todos duermen y no hay ni un perro en la calle.
Se dice que el club está ubicado en un lugar privilegiado de Pacheco, pero te diría que está en una zona que se podría considerar patrimonio histórico, porque a la vuelta se encuentra la iglesia Purísima Concepción, y por detrás de las hectáreas se localiza el castillo del General Pacheco, que fue construido en 1882. Lo curioso es que hay una leyenda, que cualquiera que haya pisado los suelos de esta localidad escuchó, que dice que entre la iglesia y el castillo habría un túnel que los conecta, y además en ese camino subterráneo estaría la cripta de la familia Pacheco. Toda esta historia se suele escuchar por las tardes en club, cuando los chicos que recién están empezando la secundaria, van a hacer educación física y se dicen entre ellos: “Estás parado sobre el General Pacheco”, porque el famoso túnel de la leyenda pasaría por encima del verde césped del Chasqui. Para llegar a la gramilla, primero hay que atravesar la barrera de la entrada, caminar por las piedritas que se encuentran en el camino, mientras la tierra que vuela, por el viento, te acaricia la cara.
Al lugar lo frecuenta la gente joven, ya que de lunes a viernes las escuelas de la zona utilizan las instalaciones del club para hacer actividad física, con respecto a la clase social que se encuentra es variada, debido a que te podes cruzar con alumnos del Guiñazú y del Mariano Moreno, colegio de chetos dicen las malas lenguas, con sus respectivos uniformes, mochilas jansport de último modelo y en sus manos suelen sostener el teléfono de la manzanita, a su vez hay alumnos de algunas escuelas públicas de la zona, que visten la ropa más barata de alguna feria, sus mochilas con los cierres rotos, muy desteñidas y sus celulares suelen ser los heredados de algún familiar, así que el ancho pasillo de la entrada suele estar lleno de miradas prejuiciosas. Miradas de por qué algunos tienen tanto, y a su vez sentir la actitud de los nenes bien creyéndose sumamente superiores.
Al club se lo puede dividir en dos sectores en la parte de adelante y la parte de atrás. En la de adelante transcurren las actividades deportivas más comunes, ya que se encuentran las canchas de vóley, hockey y fútbol, aquí los niños suelen pasar sus últimas horas escolares.
A las 17:00 comienzan a llegar los chicos chetos del plantel de fútbol, con sus botineros y camiseta del club. Estos mismos son los que representan al club en el torneo de AIFA. Lo novedoso es que entre esos cogotudos vas a encontrar al hijo de Juan Román Riquelme, Agustín Riquelme, que juega para “el verde”, también lo podes cruzar en la zona limítrofe, entre la parte de adelante y de atrás, esa zona es el gimnasio del club, un espacio super pequeño, pero con demasiada concurrencia. Después de las 18:00 hay gente más grande, que va luego de la jornada laboral y ese cansancio se puede notar en sus caras serias que lo único que quieren es terminar la rutina del gym, para poder ir a descansar. Todo lo contrario a lo que sucede de 14:00 a 17:00 cuando ese espacio es ocupado por quinceañeros que salen de la escuela y van al club del barrio a levantar algunas pesas para poder marcar sus músculos. En esa franja horaria el lugar se carga de mucha más euforia, charlas y risas.
La parte de atrás es mucho más tranquila al igual que el deporte que se practica en ese sector, que requiere mucha concentración, como lo es el tenis. En esa zona se encuentran las canchas de polvo de ladrillo, muy bien mantenidas, con un color naranja en el suelo bien latente y a su alrededor mucha tranquilidad. Lo que separa la parte delantera con la de atrás son unas bajitas y lindas ligustrinas.