Por Maite Galarza
Al llegar al Club Social y Deportivo Columbia se forma un pasillo larguísimo alrededor de mi auto. Los pibes se ponen a jugar a la pelota en medio de la calle, haciendo arquitos con las zapatillas. Los colectivos de la línea 100 y 299 pasan y pisan las zapatillas que forman el arco.
Estacioné sobre Roma 3730, Monte Chingolo, Lanús, donde se ubica el club, e ingresé al lugar. Me recibió la gente del buffet con una increíble atención. Al costado se ve la primera cancha, donde estaban entrenando algunas categorías, y en una de las mesitas del buffet se encuentra un grupo de señores jugando al truco, entre ellos Pedro y Leandro Schmidt, padre e hijo que llevan una vida dentro del Columbia. Con ascendencia italiana, Leandro Schmidt, tesorero suplente, llegó al club a jugar Fútbol por el año 1990, cuando tenía tan solo 4 años. Su “Nono” lo impulsó a realizar el deporte, ya que eran vecinos de la zona y concurren al lugar a diario, tras haber migrado desde Italia siendo muy jóvenes.
El Club Social y Deportivo Columbia fue fundado el 2 de diciembre de 1927 por un grupo de vecinos italianos, en su momento eran colectividades extranjeras que llegaban con el objetivo de crear un club que tuviera fútbol. Con el correr de los años, hicieron la pileta, el gimnasio, entre otras obras. Leandro creció y evolucionó junto al club: “El progreso de Columbia siempre fue sinónimo de familia, por años albergó gente y educó chicos. De aquí salen buenas personas. ¡Columbia es un ejemplo!”, expresó el joven.
Actualmente, Columbia cuenta con dos canchas de cemento, un buffet, un quincho con parrilla, un gimnasio, una pileta que, en verano, alberga una colonia para niños y una pileta climatizada que funciona durante todo el año. Además, se practican deportes como taekwondo, patín y handball. Dentro del Gimnasio hay una tienda que vende artículos para natación, ropa deportiva, entre otras cosas. También está el salón de fiestas que cuenta con una capacidad para 130 personas, que incluye baños, cabina de DJ, catering, luces, pantalla, etc. Este salón está alquilado durante todo el año, generando un ingreso extra para el club.
Por su parte, Pedro Schmidt también forma parte de la comisión directiva, siendo uno de los vocales por su antigüedad y vínculo con el lugar. Paga la cuota social como grupo familiar para 8 personas, que tiene un valor de $4.000 mensuales, ya que sus hijos y nietos forman parte y practican deportes dentro de las instalaciones. Está unido al Columbia desde los 18 años que iba a bailar, allá por los 70s. Así se financió el club en sus comienzos además de la cuota social. Ha pasado sus cumpleaños, los de sus familiares y muchos campeonatos de Fadi ganados por sus hijos en los años 1983 y 1986. Es prácticamente una vida que fomenta a más personas a formar parte: “A las futuras generaciones les pido que no dejen de venir, que sigan frecuentando, inclusive después de finalizar el Fadi a los 13 años. Me encantaría que colaboren con la comisión, el club y su gente”, expresó Pedro.
En sus comienzos, Columbia contaba solo con fútbol; lo siguiente fue la pileta, que tuvo como primer guardavidas en la historia del club a Angel Roberto Bassi, quien comenzó a concurrir por el año 1945, cuando tenía 11 años y practicaba fútbol en canchas que en ese momento eran de tierra, hasta que se convirtió en guardavidas e incluso recuerda haber salvado a un niño de ahogarse en la pileta.
Hoy, Ángel tiene casi 90 años y forma parte de la Comisión Directiva como vocal, el mayor desafío para ellos comienza cuando llegan las boletas de luz, gas, etc.
En Columbia los domingos se realizan bingos y rifas para recaudar más fondos. Ángel concurre todos los días de 18:00 a 21:00 hs. Es como un hogar, y por esa razón siempre está predispuesto a lo que se necesite: “Para mi, en el Columbia esta mi segunda familia. Aquí encontré un hogar y amigos desde los 11 años. Sin dudas, una vida. En mi época jugábamos Pelota- Paleta; ahora ya no existe, pero ver a los niños en un club totalmente nuevo y renovado es muy gratificante”, expresó.
El Club Social y Deportivo Columbia no solo es un lugar de práctica deportiva, sino un pilar fundamental de la comunidad, donde generaciones de familias han forjado lazos inquebrantables. A través de su historia, demostró ser un espacio de inclusión, crecimiento y pertenencia. Los testimonios de Leandro, Pedro y Ángel reflejan la profunda conexión emocional que tienen con el club, evidenciando cómo el deporte trasciende el mero ejercicio físico para convertirse en un vehículo de valores y enseñanzas. A medida que nuevos niños se suman a esta historia, el legado de Columbia perdura, enriqueciendo la vida de quienes lo eligen como su segunda familia. Así, el club es un testimonio de comunidad y tradición, preparado para abrazar a las futuras generaciones en su misión de fomentar el deporte y la camaradería.