Por Lucas Cuevas
“Papá, mamá, no tengo más ganas de vivir, espero que me puedan perdonar”. Este fue el mensaje que recibió Julio Rodríguez a las 6:15 de la mañana del domingo 9 de octubre de 2022, por parte de su hijo Rodrigo, que en aquel entonces se desempeñaba como lateral derecho titular de la Reserva de Gimnasia y Esgrima La Plata. El joven que por aquel entonces tenía 19 años, se había inyectado insulina. Por una cuestión de minutos en la que tarda en hacer efecto, sus padres pudieron llevarlo al hospital y salvarle la vida. Rodrigo Rodríguez estuvo hospitalizado durante diez días en el Hospital Interzonal General de Agudos “San Roque”.
A partir de su intento de suicidio, Rodrigo sufrió constantes humillaciones por parte del coordinador de las divisiones inferiores de Gimnasia, Gabriel Perrone. “Lo marginaron siempre. Rodrigo juega de 4 y, con tal de sacarlo, ponían al 2 en su lugar. Lo destruyó psicológicamente a mi hijo y también a toda la familia. Hubo momentos que vino llorando y se encerraba sin tener diálogo con nosotros”, relata Julio, su padre.
El cuidado de la salud mental es igual de importante que el físico o el deportivo. Muchas veces, y sobre todo en el fútbol argentino, debido a la cultura que tenemos, este aspecto de la salud puede ser un tema tabú tanto en los clubes como instituciones formadoras, como en los mismos jugadores que conforman un vestuario, ya que se asocia a la persona que muestra cómo se siente y cuenta qué le pasa, a una débil y endeble.
Un vestuario de fútbol puede significar un lugar de competencia en la que muchos jugadores quizá se vean intimidados en abrirse con un psicólogo, ya que se autopercibirían en un grado de inferioridad frente a sus pares y compañeros. Subestimar el cuidado mental puede llegar a desencadenar en distintos tipos de enfermedades como la depresión, la ansiedad y hasta en algunos casos el suicidio.
Según las conclusiones de un estudio del sindicato internacional de futbolistas (FIFPro), los jugadores tienen más probabilidades de sufrir problemas de ansiedad y depresión. El 40% de jugadores activos sufre algún tipo de problema relacionado a la salud mental. El 23% de los jugadores sufre trastornos del sueño, un 10% depresión, y otro 7%, ansiedad.
Juan Manuel Brindisi, psicólogo de selecciones de fútbol nacionales de la AFA, dice que en inferiores, el trabajo en la salud mental de los jugadores es cada vez mejor y que en el fútbol de Primera es casi ignorado el tema. Brindisi agrega que para una mayor evolución hacia este sentido debe haber una decisión política de los dirigentes e instituciones, ya que la mayoría de veces que los planteles cuentan con psicólogos se debe a pedidos exclusivos de directores técnicos.
A pesar de que en inferiores se haya avanzado con el cuidado mental en juveniles, en los últimos cinco años apareció una nueva tendencia que pareciera ser cada vez más recurrente. Cinco casos de suicidios y un intento en jóvenes que habían sido dejados en condición de libres por sus respectivos clubes. Leandro Latorre (2020) y Samuel Rebollo (2022) en Aldosivi de Mar del Plata. Alexis Ferlini (2020) en Colón de Santa Fe. Brian López (2023), había quedado libre en 2020 de Racing y se encontraba jugando en Huracán de Chabás, club que compite en la Liga regional casildense de la provincia de Santa Fe. Fermín Núñez (2024) ex Boca que en 2018 fue figura de la categoría 2004 hasta que perdió el puesto con Valentín Barco y comenzó a alternar con el segundo equipo que juega la liga metropolitana hasta quedar libre en 2019 . A ellos, se le suma el intento de suicidio de Rodrigo Rodríguez (2022) en Gimnasia La Plata.
En un país donde siete de cada diez chicos son pobres, y donde en los últimos 30 años la tasa de suicidios en adolescentes se triplicó según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el sueño de llegar a Primera para salvar económicamente a su familia a veces se ve interrumpido, y chicos que llevan la presión y la ilusión terminan acabando con su vida porque no se les dan las herramientas suficientes para ser acompañados en los distintos procesos de frustraciones y decepciones que atraviesan. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen 800.000 personas en el mundo que se suicidan al año. Argentina se encuentra en el puesto 26 entre los países con índices más altos en el mundo, y tercero en Latinoamérica.
“El quedar libre es un golpe de identidad muy fuerte para el jugador que desde chico entrenó y vivió todos los días de su vida en el mismo lugar. Es por esto que necesita de un tipo de apoyo en el proceso de desenganche del club”, explica Brindisi.
En Argentina, tan solo entre el 1% y el 3% llegan a convertirse en profesionales. A los jóvenes se los tiene que preparar desde chicos para que sepan que es muy posible que no llegarán a convertirse en profesionales. “Se les debe notificar con tiempo que quedarán libres, para que puedan trabajarlo con un psicólogo y para que puedan buscarse un nuevo club. No es un fracaso no llegar y en todo el camino que recorran, van a aprender un montón de valores y principios que los van a ayudar a desarrollarse como personas”, manifiesta el psicólogo de selecciones de fútbol nacionales de la AFA.
Desde chicos se les tiene que enseñar que no van a llegar todos pero que lo realmente importante es intentarlo.
Brindisi recuerda su etapa en las inferiores de Independiente, Arsenal y Deportivo Armenio. Y que luego de quedar libre a sus 20 años, pudo estudiar periodismo deportivo y, más tarde, psicología orientada en el deporte de alto rendimiento. Afirma que toda la experiencia vivida en inferiores lo ayudó para establecerse en su nueva vida laboral.
Juan Sebastián Fraga, ex jugador de la Reserva de Platense, dice que en 2023 durante su segundo año de Cuarta, a tan solo tres meses de que finalizara el campeonato y pudiera firmar su primer contrato, fue bajado de categoría junto a otros compañeros y que nadie le comunicó que se buscara un nuevo club: “A partir de esta acción por parte del club comencé por mi parte la búsqueda de un nuevo destino. Durante este proceso no pude contar con ningún tipo de apoyo profesional o psicólogo. Tuve el apoyo de mis padres y de mi novia, que fue fundamental para que yo pudiera seguir adelante con mi vida”, explica el joven de 21 años.
“Yo llegué a Platense a los 13 años, cuando aún se encontraba en la B Metropolitana; por aquel entonces no contábamos con ningún tipo de asistencia o apoyo psicológico pero a medida que el club fue ascendiendo este tipo de asistencias fue mejorando y una vez estando en Primera, las inferiores disponíamos de charlas sobre nutrición y con un solo psicólogo, al que era opcional ir”, dice Fraga, defensor que jugó de Pre Novena hasta la Reserva en Platense. En su paso por las inferiores de Platense, Fraga fue capitán de su categoría, la 2003, y hasta formó parte de un selectivo de jugadores juveniles que se entrenaba junto a la Primera durante la pandemia del COVID-19.
En la actualidad, Fraga trabaja en la parte administrativa de una inmobiliaria y también estudia marketing deportivo en el Instituto Universitario de River, lo que muestra que la vida continúa después de la pelota: “A pesar de que fue muy doloroso, por suerte pude pasar rápido el momento de dejar el fútbol, algo que venía haciendo hace mucho tiempo y que fue mi sueño desde chico; de algún modo, comencé con una nueva vida”, sostiene el ex defensor de Platense.
Rubén Rossi, campeón juvenil del Mundial Japón 1979 dijo que en el fútbol formativo no están dadas las condiciones ni la infraestructura para contener estos casos de suicidios. “A veces necesitás un preparador físico más y te lo niegan. Imaginate si le decís que necesitás tres psicólogos, dos asistentes sociales, dos psicopedagogos. Y si se traen, siempre es apuntando a maximizar el rendimiento deportivo, no pensando en el chico que circunstancialmente juega al fútbol desde el aspecto humano”, aseguró el ex coordinador de inferiores en una charla con el diario Tiempo Argentino.