Por Esteban Bravo
Lucas Gabriel Scarnato es un jugador de fútbol profesional que se encuentra en actividad desde el 2006, cuando debutó en el club San Miguel, en una época donde la quiebra que duró 16 años (2006 hasta 2022) recién comenzaba. “Al plantel en el que debute se le debían varios meses de salario, todo se hacía por amor a la profesión. Los entrenamientos se hacían en los lugares que se podía y con lo que se podía”, respondió al ser consultado de cómo fue debutar en primera en una situación de crisis.
Jugó toda su vida en el ascenso argentino, entre la C y la B Metropolitana. Además del Trueno Verde tuvo pasos por cuatro clubes más: Luján, Laferrere, Atlas y Deportivo Armenio, su equipo actual. Al preguntarle cómo es el día a día de un futbolista de las categorías de ascenso del fútbol local declaró lo siguiente: “Es como otro trabajo, el fútbol fue evolucionando. Cuando yo arranque era muy difícil vivir de jugar al fútbol, de ser futbolista. A raíz de la cultura familiar y los consejos que me daban mis viejos siempre tuve las intenciones de trabajar y de estudiar. Sin duda es un trabajo muy sacrificado ya que implica mucho tiempo de involucrar tu cuerpo y la cabeza”. El deporte que él practica fue evolucionando con el pasar de los años, ahora en los cuerpos técnicos existen figuras como el psicólogo deportivo y el analista de video. La C se profesionalizó, hay muchos más recursos.
En el segundo semestre de su cesión a Luján en 2011, fue dirigido por Adrián del Río que tenía como costumbre tras finalizar los entrenamientos contar una anécdota, un cuento o una moraleja, lo cual le llegó y le llamó la atención al oriundo de San Miguel. Además de ser jugador, también tiene el título de entrenador y su primera y hasta el día de hoy única experiencia en ese cargo fue dirigiendo al plantel femenino del Lujanero, adoptando la idea de contar cuentos en las arengas previas a un partido.
Su momento más recordado y anecdótico como DT del fútbol femenino del club del oeste fue cuando Diego Armando Maradona lo visitó en el vestuario debido a que Rocío Oliva, la última pareja del Diez, formaba parte del plantel. “Fue uno de los momentos más lindos de mi carrera y de mi vida. La posibilidad de conocer a mi ídolo, sin duda el máximo exponente que yo tengo. Tuve la posibilidad de sentar a mi nena a upa, son momentos que no se pueden explicar con palabras. El vivirlo fue el máximo recuerdo que tengo”, recordó el delantero.
Sin duda la institución que más lo representa es la misma que lleva el nombre del municipio donde él vive: San Miguel. La mitad de su carrera la vivió en el Trueno Verde, en su casa se pueden observar tres cuadros con las camisetas conmemorativas que marcan la cantidad de encuentros que tiene en el club de Polvorines: 100, 200 y 271 partidos. Al preguntarle qué significa San Miguel en su vida respondió que es su segunda casa, donde no solamente jugó al fútbol si no también al básquet, cuando se preparó para ser profesor de educación física, practico natación en la pileta del club. Si bien él no nació siendo hincha del Trueno Verde, con el tiempo aprendió a quererlo.
Mucha gente lo ubica como el máximo ídolo del Verde, incluso su cara está pintada en una bandera de la agrupación “San Miguel Crece” junto a los rostros de distintos jugadores representativos de la historia del Trueno. Al preguntarle sobre este tema respondió: “Es muy difícil asimilar eso de ser ídolo. Entender que hay gente que te valora, que te quiere, que te respeta y que siempre te tiene presente, es una forma de darle identidad a esto de ser ídolo. En esa bandera hay jugadores que los ha elegido la gente por distintas temporadas. He salido elegido entre tantos jugadores buenos que han pasado por el club. Siempre que hay algo para aportar siempre estoy presente”.
En la anteúltima jornada de la temporada regular de la B metropolitana 2023, en un encuentro ante Villa San Carlos, Scarnato se lesionó lo que le impidió disputar las finales contra Talleres de Remedio de Escalada y Douglas Haig, en la que el equipo del Noroeste del Gran Buenos Aires logró el ascenso al Nacional B. Fue un momento duro para el delantero tanto físicamente como mentalmente pero sus compañeros lo hicieron sentir parte de ese logro, lo que hizo más llevadero su recuperación.
Al consultarle qué tiene pensado para su futuro aseguró que quiere seguir jugando y que espera hacerlo por cuatro años más. Cuando se le preguntó qué pasará después de colgar los botines expresó su deseo de ser entrenador: “Sin duda después de retirarme quiero ser director técnico, me estoy preparando para cuando me toque, ser el mejor. Quiero ser el mejor técnico, quizás del ascenso”.