Por Marco Tripodi
“Es el único equipo campeón del fútbol argentino que no tiene estadio propio”, dice Osvaldo Rodríguez, hincha y socio de Sportivo Barracas desde los diez años, actualmente de 81, mientras su club vence a Defensores de Cambaceres 1 a 0 por la fecha 21 del Torneo Apertura de Primera C 2024.
El Arrabalero, que disputa la cuarta categoría del fútbol argentino, fue fundado en 1913 en el barrio porteño de Barracas. Tuvo su estadio que fue utilizado para encuentros internacionales de clubes, el campeonato sudamericano de selecciones en 1921, hoy llamada Copa América, en donde la Argentina se quedó con el título al ganarle a Brasil. También recibió la presencia de equipos europeos como el Real Madrid, Barcelona, Genoa.
Un club de élite en su momento, que hoy se encuentra en los últimos puestos de la tabla general del ascenso argentino. Fue campeón en 1921, durante el amateurismo, de la Copa Competencia Jockey Club ante un rival con historia, Nueva Chicago.
Entre la década del 20 y el 30 el club atravesó los mejores momentos de su historia, al conseguir sus dos únicos títulos: en 1921 de la mencionada Copa Competencia Jockey Club y en 1932 del campeonato amateur.
Así como pasó por su mejor época, Sportivo Barracas atravesó por situaciones que cambiaron a futuro, entre ellas la pérdida de su estadio y la desafiliación de categoría.
Tuvo su estadio hasta 1937, debido a su desafiliación y al no participar en los torneos de AFA, lo perdió y no pudo recuperar su identidad. Pasaron 87 años y aún no hay proyectos para volver al barrio que lo vió crecer.
Osvaldo Rodríguez, atento al partido y haciendo los famosos cuernitos al rival, con un tono de tristeza, analiza la falta de hinchas. Uno de los motivos fue el gerenciamiento del club, a través del periodista Enrique Sacco, al llevarlo a Bolívar, provincia de Buenos Aires, en 2003, para dar a conocer al fútbol de AFA en el pueblo y denominarlo Barracas Bolívar. Tras la rescisión del contrato en 2010, el nuevo hincha asociado al club, dejó de seguirlo.
Rodríguez sabe que es posible que no vuelva a ver a su equipo con un campo de juego propio, y que esto afecta a la psicología del jugador y a las lesiones ligamentarias en la categoría debido al mal estado en las canchas.
“Ya estoy acostumbrado, es difícil jugar en otra cancha que no sea la nuestra, pero es lo que tenemos”, construye la frase uno de los históricos jugadores del Arrabalero, Mauro Romay, quien tuvo su etapa entre 2013 y 2015, y en la temporada 2024 volvió al club de sus amores para defender al equipo con sede en Capital Federal. Además de Sportivo Barracas, existen otros clubes con la complejidad de no tener estadio propio.
Fénix nació en el barrio porteño de Colegiales, a no más de 30 minutos de distancia de Barracas. Los resultados acompañan pero el hincha, debido a los sucesivos cambios de localía, le es muy difícil acompañar al equipo.
Fénix fue castigado por perder dos estadios, y tercero con el 90% terminado en la localidad de Moreno. En marzo de este año las autoridades municipales decidieron “que no haya barras en la localidad” y la resolución fue no autorizar la apertura del que parecía ser el definitivo. Ante la negativa, un destino posible sería Marcos Paz.
En la actualidad el equipo blanquinegro cambia de localía semana tras semana: Berazategui, Argentino de Merlo, Almagro, Juventud Unida y Yupanqui son los campos donde jugó como local en 2024. Tuvo su sentido de pertenencia e identificación en Colegiales. Su estadio lo utilizó desde 1960 hasta 1978, cuando finalizaron los encuentros en su propio terreno.
En 1978 el país atravesaba su última dictadura militar y el Intendente de la Ciudad de Buenos Aires, Osvaldo Cacciatore dió la orden de desalojo y expropiación del terreno de su estadio para el desarrollo de una autopista en la zona.
Fue recién en 2004 que Fénix pudo volver a ejercer su localía nada más ni nada menos que en Pilar, a 46 kilómetros de su barrio y de la sede. Parecía que sería ya el lugar definitivo para recibir a sus rivales.
Diez años después tuvieron que dejar su cancha, si bien era propiedad de la Municipalidad de Pilar, los colores blanquinegros ya eran parte del estadio. Por diferencias dirigenciales no se logró continuar en el lugar elegido.
Enrique Fernández, vocero segundo de Fénix, mientras analiza, observa y mete un insulto al árbitro por un fallo en contra de su equipo frente a Laferrere por la primera fecha del Clausura de Primera B, entiende que deben volver a comenzar para tener un campo propio, sin descartar posibilidades de que se autorice su estadio en Moreno.
“Tuvimos que vender la sede social para comprar los terrenos en Moreno, y ya con un 90% terminado que no nos habiliten es un descaro de la Municipalidad, porque las municipalidades a los clubes siempre les brindan una ayuda, y a nosotros parece que no nos quieren”, sintetiza Fernández, con su bronca por la cancha y por el equipo que no juega bien ante Laferrere. Es una situación delicada para Fénix y para el hincha, que hace lo posible por acompañar ante la difícil situación económica que atraviesa el país y que afecta al club.
“Cada vez van quedando menos socios. Nos faltarán tres estadios de Buenos Aires para terminar de ejercer la localía, y al hincha se le hace imposible estar en cada partido. Hay veces que por el operativo policial debemos jugar a puertas cerradas porque es demasiado dinero para el club”, remarca Fernández.
La Primera B va en aumento en cuanto a la cantidad de equipos que la disputan, 22 en total, seis fueron los ascendidos desde la C en 2023.
El blanquinegro, a pesar de las dificultades desde lo institucional, se encuentra sin chances de ingresar al reducido por el segundo ascenso a la segunda categoría. “Tenemos un grupo de jugadores que es increíble; el no tener estadio nos cuesta. Yupanqui es un estadio al que nos acostumbramos y sería positivo seguir jugando en esta cancha”, Gonzalo Dell´ Aquila, con total naturalidad y un tanto acostumbrado a jugar en diferentes estadios desde su llegada en febrero de 2023.
Sportivo Barracas y Fénix no son los únicos clubes en no tener cancha propia. En la zona oeste del Gran Buenos Aires, en el barrio de Villa Sarmiento, perteneciente al partido de Morón, se encuentra Centro Español. El conjunto de franjas azules y blancas fue el campeón del Torneo de la Primera D en 2023, ante Sportivo Barracas.
El Gallego, que milita en Primera C, hizo este año de local en Atlas, Deportivo Merlo y Midland, con una asistencia promedio de 500 hinchas por encuentro. Desde su origen en 1934 nunca tuvo terrenos, siempre fue local en estadios ajenos: Berazategui, Ituzaingó, Argentino y Deportivo Merlo y Estudiantes de Caseros, donde en 2015, debido a los malos resultados, fue desafiliado por seis meses.
Hay un proyecto para la construcción de un estadio en El Palomar, cerca de la sede social. Hubo un importante avance a nivel institucional. Desde el mes de abril el equipo se entrena en el predio de El Palomar. Anteriormente alquilaban en el centro de entrenamiento de Huracán de San Justo, institución que no se desempeña en el fútbol de AFA, sino que lo hace en el baby fútbol.
El hincha, no muy cómodo con la situación debido a los distintos traslados, siempre está presente en los encuentros de local, a pesar de los 16 kilómetros que separa Villa Sarmiento y el Estadio Ciudad de Libertad, casa del Club Midland, donde ejercen su localía.
“Tenemos fe de que se pueda empezar con las obras del estadio. El único objetivo que debe tener el club es ese; después se puede hablar de conseguir un posible ascenso”, comenta expectante Leandro Sanchez, hincha que sigue al equipo hace más de 20 años.
Pablo Apesteguia, vicepresidente de Centro Español, reconoce que si bien la institución necesita un estadio propio, el terreno actual donde se presentan como locales, es una opción positiva ya que al ser de césped sintético se puede jugar en todo momento.
Mientras que Centro Español juega en la Primera C y tiene como objetivo lograr su estadio, Muñiz, que participa en la misma categoría, no demuestra por parte de la dirigencia conseguir su sitio.
El club, como lo dice el nombre, tiene su sede en Muñiz, partido de San Miguel. Hoy sobrevive a través de sus socios, quienes concurren a practicar las actividades que el club pone a disposición, entre ellas futsal, basquet, voley, gimnasia.
Su vieja cancha estaba ubicada en José C. Paz, escenario de grandes partidos ante clubes fuertes de la categoría del momento como Defensa y Justicia, hoy en primera división, Midland y Excursionistas.
Hasta 1991 Muñiz tuvo su estadio. Uno de los primeros en tener cabinas de prensa, tribunas de cemento y vestuarios. Debido a la venta de sus terrenos hacia una compañía de colectivos, la cuál quebró, el club no pudo utilizar su espacio que hoy están ocupados por vecinos de la zona.
“Tristeza es no volver a tener algo nuestro, un lugar donde podamos entrenar, y dudo que se pueda comenzar con un proyecto para tener la cancha”, analiza Hector Lescano, hincha del Rayo Rojo, ante el lente de su cámara que fotografía jugador por jugador, un hobby que lo realiza cuando hacen de local en Atlas de General Rodríguez.
Fénix, Muñiz, Sportivo Barracas y Centro Español comparten una misma realidad pero con diferentes particularidades: Barracas con la ilusión de volver a su barrio de origen, Fénix lucha por una habilitación que quizá no llegue, Centro Español con un proyecto en carpeta, y Muñiz con cero intención de recuperar el espacio de juego perdido.