Por Beltrán González
-Si tuvieras que describir tu experiencia del Sudamericano Sub-17 en una frase, ¿Cuál sería?
-Un viaje para toda la vida.
Un metro setenta y cinco de altura, flaco, vergonzoso, humilde y de escuetas palabras al responder. No cumple con ninguna característica con la que se suele ver en este tipo de personajes, no tiene tatuajes, ni colores raros en el pelo. Su vestimenta es hasta un tanto aburrida, demasiado simple en comparación a la que uno cree que tendría que tener un jugador de fútbol.
Oriundo de la provincia de Buenos Aires, más precisamente en Beccar, San Isidro, es donde se encuentra viviendo actualmente Juan Ignacio “Checho” Baigorria, nacido el 11 de mayo de 2007, junto a sus padres, y sus tres hermanos, dos menores que él.
“Checho”, también conocido como “Baigo” entre sus compañeros, además de pasar completamente desapercibido por su apariencia y su forma de ser, cuenta con la particularidad de jugar en la Primera división del Club Social y Deportivo Glorias Argentinas y, a la vez, de formar parte de la sexta división del Club Atlético Tigre, en cancha de 11.
Sus inicios con la pelota comenzaron desde temprana edad en sociedades de fomento cerca de su barrio, desarrollando así sus primeros pasos dentro de una cancha de baby. Luego, en 2018, llegó al equipo de futsal, que le dio el paso para que al año siguiente, por medio de un amigo, tuviera una prueba en la que terminó quedando en el “Matador”.
Su desempeño en ambas instituciones fue avanzando y sin ningún problema entre los clubes, hasta que en el año 2024 recibió un llamado de atención tras convertir su primer gol en el debut con el primer equipo de Glorias, que no tardaría en llegar a manos del coordinador de Tigre. Gracias a su buen rendimiento con la Primera, recibió la convocatoria al seleccionado argentino de futsal, dirigido por Santiago Basile, que se preparaba para participar de la Conmebol Sudamericana Sub-17. Mientras tanto, en el fútbol de césped siempre que obtenía resultados eran obstruidos constantemente por sus inasistencias y preferencias al fútbol sala, ofreciendo más dedicación y empeño, por ver un futuro más prometedor en esa disciplina. Baigorria terminó viajando con la Selección para disputar el campeonato en Luque, Paraguay, que le ocasionó otro llamado de atención por parte de la coordinación juvenil del “Matador”, donde saldría campeón, siendo una pieza clave en todos los encuentros y convirtiendo el gol que sentenciaba la victoria en la final frente a Brasil.
“Checho” volvió luego de la consagración y su futuro en el fútbol es, hasta hoy en día, una incógnita.