Por Victoria Fernández Manisera
En la vida hay que pensar en grande, pensar que vas a poder llegar a tu logro más alto, pensar que el camino es largo pero todo tiene recompensa, pensar que pequeñas cosas son las que te fortalecen y las que te impiden desviarte de tu gran objetivo, pensar que hasta los que vemos más fuertes caen, pensar que hay victorias, que hay derrotas, pensar, pensar, pensar…soñar.
Sentados bajo la luz cálida de su living me contaba de qué manera el judo llegó a su vida, ¿por qué había decidido un arte marcial?. “Tenía 5 años, mi papá me probó en varios deportes y ninguno me terminaba de gustar, hasta que llegué a un club donde vi gente que vestía un uniforme que quería usar, yo quería ese uniforme, tanto lo quería que lo visto hasta el día hoy”. Con 18 años relataba con orgullo la historia de niño, que entró al club “José Hernández” de Mataderos, que con solo 5 años logró despertar a un judoca, que se puso el “Judogi” y se ajustó el cinturón blanco, el amarillo, el naranja, el verde, el azul, el marron y, por ultimo, su actual cinturón negro. A los 11 años partió del club de su infancia para comenzar a competir en el “Cef 123 de Caseros” donde salió por primera vez campeón argentino. Hoy en día su actual centro de entrenamiento es en el “Club Atlético Victoriano Arenas (CAVA)”, ubicado en Lanús, y el CeNARD donde concentra con la selección nacional.
Junto al sillón del living donde estábamos sentados, en una mesa ratona se encontraban todas las medallas de su vida y en las paredes que nos rodeaban colgaban fotos de él con su familia. “Mi papá siempre fue mi principal sostén durante todo este camino. El fue quien de chico me hizo conocer este amor, me banco económicamente en todo lo que necesitaba y emocionalmente fue mi cable a tierra, el que me hizo pensar que nadie era más que yo y que todo rival por más bueno que sea cae, que las derrotas son aprendizajes y que siempre hay que seguir”.
Entre mates casi llegando al final de la charla le pregunté “¿cuál es tu sueño?”; a lo que rápidamente y con seguridad contestó: “Llegar a un juego olímpico, obtener el primer puesto y ser el primer hombre argentino en ganar una medalla de oro en esta disciplina”.
Los sueños se cumplen, algunos con más sacrificio que otros, quizá dejando cosas de lado, como, por ejemplo, en su caso el viaje de egresados, saber controlarse a la hora de hacer planes con amigos, entrenar y nunca desviar el objetivo principal del camino.
– ¿Creés que lo vas a lograr?
– Los sueños siempre tienen que ser a lo grande, y con lo cabeza dura que soy, lo voy a cumplir
Pocos días después de realizar esta nota, Thiago Aldape tuvo una magnífica actuación en el Open Panamericano y Sudamericano, Asunción 2024. Representó al país, alcanzando el séptimo lugar en la copa Panamericana y alzó la medalla de bronce en el Sudamericano. “Me llevo una linda experiencia y un gran aprendizaje; tengo mucho que mejorar”, finalizó Aldape.